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Candela

Cruzando los límites

Candela es una empresa social que produce y vende insumos de limpieza. Lo curioso de este emprendimiento es que los productos son elaborados por personas con discapacidad intelectual que forman parte de la Fundación Arranco. Se trata, sin duda, de una de las experiencias de inclusión más extraordinarias de nuestro país.

Según datos preliminares del Censo Nacional de Población y Vivienda, el 7,5 % de la población en Paraguay cuenta con algún tipo de discapacidad. Esto equivale a 500.000 personas, aproximadamente, de las cuales 300.000 se encuentran en edad económicamente activa.

En 2017, la ONU presentó un informe enfocado en la situación de las personas con discapacidad en Paraguay mostrando los puntos en los cuales son excluidos: en la educación, la salud, la comunicación y la falta de políticas públicas. Inclusive sostuvieron que son muchas las personas que no están inscritas en el Registro Civil y carecen de cédulas de identidad, lo que les impide beneficiarse de pensiones y otros programas sociales. “Con un grupo de emprendedores, decidimos comenzar a dar respuesta a una de estas problemáticas, que podría ser una de las principales: el trabajo”, cuenta orgulloso el director y fundador de Candela.

Trabajador de la empresa social Candela.

Si bien existe la Ley Nº 2479, que exige a las entidades públicas que no menos del 2 % de su recurso humano sean personas con discapacidad, y que en la Constitución Nacional se los menciona en los artículos 6 (calidad de vida), 58 (derechos de las personas excepcionales) y 88 (no discriminación), los fundadores de Candela piensan que en muchos espacios hay una subvaloración de sus habilidades.

Por eso decidieron crear esta empresa social que partió dentro del programa de desarrollo de habilidades de la Fundación Arranco. Desde el día uno, su motivación fue creer firmemente que las personas con discapacidad intelectual tienen todo el potencial para desarrollarse y ser productivos en la sociedad. “Buscamos generar espacios laborales donde puedan desarrollar sus habilidades y, a la par, puedan evolucionar de una manera personal de forma integral”, añade Sosa, quien considera a Candela como un laboratorio de inclusión y desarrollo humano que trabaja con, por y para las personas.

“Trabajamos la motricidad fina a través del fraccionamiento de los productos, el tapado o etiquetado. Por otro lado, la motricidad gruesa la desarrollamos ordenando los productos en los diferentes estantes, por ejemplo”.

Rodrigo Sosa

Y es ahí donde radica la importancia de este proyecto, en el desarrollo integral y personal de cada uno de los trabajadores. No se reduce solamente a la producción, sino que se proyecta en el crecimiento y el aprendizaje. “Trabajamos la motricidad fina a través del fraccionamiento de los productos, el tapado o etiquetado. Por otro lado, la motricidad gruesa la desarrollamos ordenando los productos en los diferentes estantes, por ejemplo. También trabajamos en las habilidades blandas: la disciplina, a saludar al llegar, a dejar de trabajar cuando verdaderamente se cumplen las metas”, cuenta el director. La retribución que tienen es a nivel personal y económico de acuerdo a las horas que trabajan.

Enfrentando barreras

La empresa también tuvo que superar varios obstáculos en sus inicios. En los comienzos, las mayores trabas fueron los desafíos legales, los costos que estos implican y el tiempo que conllevan. “A nivel financiero también encontramos muchas dificultades. No hay capital emprendedor de fácil acceso y sin que las tasas de interés lastimen mucho. Queremos que nuestros productos se comercialicen en la góndola, para que pueda servir de vidriera como un producto de alto impacto, de alta calidad y nacional, pero los plazos de pagos de las cadenas golpean muchísimo al emprendedor, prácticamente lo hace inviable”,  afirma Rodrigo.

Sin embargo, la motivación de llevar adelante un emprendimiento diferente les da fuerza día a día y sus metas y logros se miden de acuerdo al impacto que van generando. “Seguir creciendo en espacios laborales de calidad para personas con discapacidad, es nuestra mayor meta”, añade el director, enfatizando que también es importante crecer en empresas aliadas, en puntos de ventas y niveles de producción, porque desean que su proyecto sea sustentable y sostenible en el tiempo. Para el efecto, Candela cuenta con un equipo de profesionales multidisciplinarios quienes hacen todo el acompañamiento técnico.

Trabajador de la empresa social Candela.

Trabajando y desarrollando

El equipo de Candela está conformado por 18 personas, de las cuales 13 tienen discapacidad intelectual. Eso significa que el 72,2 % del recurso humano de Candela tiene discapacidad intelectual y se sienten orgullosos por ello. “Esto nos posiciona como la primera empresa a nivel nacional, y dentro de las pocas a nivel local donde su core business es el desarrollo integral de personas con discapacidad intelectual”, cuenta.

Candela está demostrando que no existen límites, que las personas con discapacidad también pueden ser productivas y contribuir con el desarrollo social. Rodrigo sostiene que el hecho de que las personas con discapacidad hoy no puedan trabajar en cualquier empresa, es un tema de la sociedad. “No es un problema de ellos. Los límites, la mayoría de las veces, ponemos las personas sin discapacidad. La idea es que en algún momento dejemos de hablar de empresas inclusivas y lleguemos a hablar de empresas, como espacio de desarrollo de personas”, acota.

No obstante todavía hay un largo camino por recorrer, porque nuestro país se caracteriza por tener leyes muy buenas pero que en la realidad no se aplican. De allí la importancia de la labor educativa que viene desarrollando Candela, como experiencia exitosa de inclusión. “Las leyes son un camino, pero antes, como sociedad nos toca ser mucho más empáticos, respetuosos e inclusivos, para poder lograr que la sociedad sea un espacio de desarrollo para todas las personas”, sostiene Rodrigo.

Actualmente, los productos de candela reciben una gran aceptación por parte de los consumidores que no solamente están satisfechos por la calidad y la presentación de los mismos, sino que saben que a través de su compra ayudan a un emprendimiento bastante importante para nuestro desarrollo como sociedad.

Entre los productos elaborados por Candela se encuentran: desodorantes de ambientes de lavanda, flores, tutti frutti, agua marina o naranja; detergentes de limón, frutilla y manzana verde; lavandinas;  jabones líquidos y suavizantes para ropas con aroma a flores; limpiavidrios; alcohol en gel de coco o melón; jabones líquidos de pera o mburukuja; desengrasantes, perfumes para telas y hasta alcohol rectificado. Estos pueden ser encontrados en las cadenas de Casa Rica, Salemma y Biggie. Pero, además, trabajan como aliados de las empresas, fábricas e instituciones cooperativas donde llegan al colaborador de una forma más directa. Si estás interesado, podés comunicarte con Rodrigo Sosa al (0982) 511-334, o ingresando a la página web de la empresa, www.somoscandela.com.

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