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Los 50 años de Jean Paul Gaultier

El adiós del enfant terrible de la moda francesa

“50 años, ¡el momento de cambiar!”, con estas palabras empieza la carta que escribió el diseñador y que fue entregada al público la noche del miércoles 22 de enero en el Théâtre du Châtelet de París. High Class fue invitada como medio exclusivo de Paraguay para ser testigo de esta histórica velada, que reunió a más de 1200 asistentes y aproximadamente 200 looks en pasarela para celebrar el legado de un grande de la industria de la moda. Emoción, nostalgia y algarabía se unieron para hacer de este un show verdaderamente inolvidable.

Fotografías: Anna Palermo y gentilezas

Con un frío que los sudamericanos raramente experimentamos, e inundada por el entusiasmo de participar de la Semana de la Moda de la Alta Costura de París, llegué a la explanada del imponente Théâtre du Châtelet (sede también de los Premios César, considerados los Oscars de Francia) en compañía de editores de moda e influencers de Latinoamérica.

La fiesta por los 50 años de trayectoria de Jean Paul Gaultier —y su último desfile en este circuito— convocó a medios de todo el mundo, nada menos que unos 1200 invitados se dieron cita para un show que no decepcionó.

Ya el año pasado, Gaultier anunció que esta sería su última colección de alta costura, pero no fue hasta hace unas semanas que la realidad se hizo tangible.

El interior del teatro es un imponente espacio que fue modificado para dar lugar a una orquesta sinfónica y a la gran pasarela montada en el piso inferior. En el front row encontramos a los infaltables Anna Wintour, Suzy Menkes y Edward Enninful, pero también a un gran número de espectadores franceses.

Es que Gaultier siempre diseñó para Francia, especialmente para los artistas y bohemios, quienes no quisieron perderse la oportunidad de dar la ovación final. Grandes nombres de la industria, como Nicolas Ghesquière (exinterno de Gaultier), Viktor Horsting y Rolf Snoeren (como en Viktor & Rolf), Christian Louboutin, Christian Lacroix e incluso Martin Margiela estuvieron presentes.

Nadie sabía qué esperar de este evento que, inusualmente, se realizó de noche (generalmente, los shows del fashion week son de mañana y tarde). Las especulaciones surgieron en las redes sociales, y aunque la reacción general por la despedida de Gaultier fue de tristeza, la palabra que realmente define el sentimiento que reinaba esa noche es alegría.

La sala se oscureció para la proyección de un fashion shorfilm con glamorosas mujeres que asistían a un funeral. Luego, el telón subió para revelar a figuras vestidas de negro, arlequines y pierrots inmóviles, como parte del funeral; y en el centro, una figura que se movía al compás de la orquesta.

Un reflector iluminó a Boy George en el centro de las figuras, quien hizo un espectacular cover de Back to Black, de Amy Winehouse, a medida que las figuras entraban en movimiento. El momento más emocionante de la apertura fue el ingreso de un ataúd llevado por los arlequines, del cual emergió una modelo para dar inicio al anticipado desfile.

Desfilaron más de 200 trajes, divididos en 16 microcolecciones que sirvieron de repaso por el estilo del diseñador.

El show

Desfilaron más de 200 trajes, divididos en 16 microcolecciones que sirvieron de repaso por el estilo del diseñador, una estética muchas veces disruptiva y escandalosa que siempre apeló al arte a través de infinitas texturas.

“Para esta colección que marca mis 50 años en la moda, he querido ser fiel a los temas que siempre han sido mis obsesiones —los vaqueros, los corsés, los marineros, la androginia— yendo incluso más lejos, extrapolándolas, dejándome llevar más que nunca. Es la celebración de ayer, de hoy y, sobre todo, de mañana”, continúa la carta de Gaultier.

Fiel a sus palabras, vimos a modelos y celebridades como Gigi y Bella Hadid, Karlie Kloss, Winnie Harlow, Irina Shayk, Coco Rocha, Cindy Bruna, Laïs Ribeiro, Jourdan Dunn, Joan Smalls, Paris Jackson, Yasmin Le Bon, Farida Khelfa, Erin O’Connor, Dita Von Teese y Rossy de Palma desfilar con piezas reminiscentes a los 80 y 90, pero con el toque de contemporaneidad necesario para hacerlas deseables al público moderno.

Cuando era pequeño, mi madre me contaba cómo ella retrabajaba los pantalones estropeados de mi padre para hacerse unas faldas. Esto me marcó. Una prenda puede volver a gustarnos si la transformamos.

Jean Paul Gaultier

Pero la pasarela fue más que un quién-es-quién en el escenario actual de la moda; fue una oda a la diversidad que forma parte del ADN de Jean Paul Gaultier como marca. Cuando la contaminación era un tema tabú y la conversación sobre el reciclaje quedaba relegada a un segundo plano, él reutilizaba prendas viejas. “Pienso que la moda tiene que cambiar. Hay demasiadas prendas y demasiadas prendas que no sirven para nada. ¡No las tiren, recíclenlas! Una prenda bonita es una prenda que tiene vida. Cuando era pequeño, mi madre me contaba cómo ella retrabajaba los pantalones estropeados de mi padre para hacerse unas faldas. Esto me marcó. Una prenda puede volver a gustarnos si la transformamos. Es lo que voy haciendo desde mi primer desfile, sobre todo con los vaqueros”, dice en su carta. Y la noche del 22 de enero, el denim volvió a salir a pasarela, con un patchwork que instantáneamente nos recuerdan a la primera parte de la década del 2000.

Podemos reconocer en la obra de Gaultier la verdadera vanguardia: fue uno de los primeros en vestir hombres con faldas, en normalizar la fluidez de géneros tanto en la ropa como en la selección de modelos, y en vestir cuerpos de todos los tamaños y formas con diseños que los empoderan. Los temas que dictarán las conversaciones de 2020 ya fueron explorados por él a principios de los 80.

“Es lo que más me gusta: ¡mezclar! Sobre todo las cosas que no se supone que puedan ir juntas. Me encanta el mestizaje de los materiales, de las personas, de las clases sociales, de los géneros… y divertirse con esto. Cuando uno sabe mirar, hay belleza en todos lados. Y no es única, es múltiple”, dijo Gaultier en su carta. Y ese es el verdadero mensaje detrás de este adieu a la alta costura, una declaración optimista para los diseñadores que vendrán y para la industria que, más que nunca, siente las brisas del huracanado cambio que se viene en el futuro cercano.

A lo largo de unos 50 minutos, hombres, mujeres y no binarios de todas las edades y etnicidades desfilaron, bailaron y rieron en la pasarela. El show culminó con la reaparición de Boy George y la desaparición de un telón más, para dejarnos ver el caótico mundo detrás de escena. De allí emergió Jean Paul Gaultier para dar un beso a Boy George y caminar hasta el final de la pasarela, recibir sus merecidos aplausos y saludar al público de la Semana de la Moda de París por última vez.

Las microcolecciones de Gaultier

Las prendas de esta temporada se dividieron en 16 colecciones que nos llevan a recorrer la trayectoria del diseñador. A continuación, la casa Gaultier ofrece una breve descripción de cada una.

  • La viuda alegre: las siluetas couture son back to black en los upcycled [upcycle es el acto de reutilizar algo para crear un producto de mayor valor] archivos Gaultier, y entierran cierta idea de la moda. Pero no lloremos, la vida y la moda siguen.
  • Puede servir: nada se pierde, todo se transforma en la haute couture: baby dolls, guantes, abanicos chinos, corbatas… Nada va a la basura.
  • Desnúdame: lo escondido sale a la superficie y se revela ante la luz de la couture.
  • A sangre y fuego: la haute couture se aprieta el cinturón, y parece que le gusta.
  • French accent (show me your coq): el azul-blanco en delirios couture que se pegan en la marinera.
  • Live and let dye: turbulencias de reciclaje creativo de vaqueros couture. Las salidas de emergencia están adelante, en el medio y también detrás.
  • No es mi género: asimetría de los cortes y de los géneros, los clásicos couture mixtos.
  • Satyre icons: decadencia de prótesis couture en los clásicos revisitados.
  • Fashion pack: los viejos amigos siempre lo llevan mejor.
  • Peace on me: camouflages couture para que el enemigo nos vea y la guerra acabe.
  • Irish coffee: movimientos célticos con una amiga que nos quiere en Dublín.
  • Print: vuelta couture de motivos emotivos con fulares de Hermès y Gaultier, bolsos perlados de la abuela, cueros abollados como César, delirios entrelazados y otros hallazgos.
  • La bordadora se vuelve loca: centenares de horas de dibujos bordados para pocos segundos de belleza.
  • Naranjas heladas: cartas de amor para las caritas con pecas, como couture manda.
  • Ropa de trabajo: horas extras, pero con ropa couture. Reciclada, claro está.
  • Esto no se acaba: tejidos de mentiras.

Me encanta el mestizaje de los materiales, de las personas, de las clases sociales, de los géneros… y divertirse con esto. Cuando uno sabe mirar, hay belleza en todos lados. Y no es única, es múltiple.

Jean Paul Gaultier
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