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Raúl Villalba

Transformar la mirada en arte

Además de ser un profesional muy reconocido en el rubro de la fotografía, Raúl Villalba también es uno de los responsables de formar a la siguiente generación de artistas tras la lente. Y es que en la sala de clases, invita a sus alumnos a desarrollar un pensamiento crítico y estético, y a desafiar lo establecido, tal y como él lo hizo en sus inicios. En estas líneas, el eterno observador nos habla de sus vivencias, sus obras y próximos proyectos.

A muchas personas les cuesta definirse y, en este caso, Raúl Villalba no se considera la excepción. Como muchos otros, él es el resultado de las situaciones que atravesó en su vida; y la mejor manera que encuentra para compartir su historia es mediante esos momentos de revelación, en los que, en mayor o menor medida, la fotografía estuvo presente.

Aprendió desde muy joven a apreciar el arte en todas sus manifestaciones, y aunque deseaba formar parte de ese mundo, no encontró un espacio en el que se sintiera cómodo. Con una sólida formación como economista y toda una carrera en el sector bancario, con los años se dio cuenta de que esa vida no era la que quería y, por recomendación de su terapeuta, decidió estudiar fotografía. Año y medio después, renunció a su empleo full time y se dedicó de lleno a trabajar con la cámara, una herramienta con la cual descubrió que, más allá de lo que las personas quieren mostrar al mundo, lo que está detrás de esa fachada es aún más maravilloso de lo que se atreven a creer.

Viajó a Argentina, Brasil y España para asistir a otros cursos y ampliar su espectro. “Se me abrió la mente al entender, por ejemplo, cómo la manera en la que ubico el horizonte en una fotografía puede referirse a mi estado de ánimo y cuál es la mirada que tengo sobre el tema en el que estoy trabajando. Eso me pareció absolutamente fascinante y, a partir de allí, comencé a creer que la fotografía es un medio de sanación”, nos comenta. Raúl mismo lo experimentó en carne propia e incluso lo vio en otras personas.

En lo que respecta al trabajo de campo, por decirlo de algún modo, su primer acercamiento fue con la moda. Precisamente en el Asunción Fashion Week, donde empezó como segunda cámara y, luego, quedó como fotógrafo oficial de todos los eventos del grupo EMG por casi una década. Esta fue la puerta de entrada a la fotografía editorial y, con la suma de oportunidades, incursionó en la publicidad, en los eventos sociales y hasta en la enseñanza de esta rama del arte. Raúl Villalba es uno de los profesionales más versátiles que hay en nuestro medio.

La moda fue la puerta de entrada a la fotografía editorial y, con la suma de oportunidades, incursionó en la publicidad, en los eventos sociales y hasta en la enseñanza de esta rama del arte

Lo suyo con la enseñanza fue algo fortuito pero definitivo. “Descubrí que me gusta enseñar, compartir y participar en la formación de las personas. Mi visión de la docencia en fotografía no está únicamente apoyada en la parte técnica, sino también en lo humano, en el lenguaje y la composición. Definitivamente, cualquier persona que haya estudiado este arte sabe que la composición y el lenguaje terminan hablando más del autor de la obra que la obra en sí”, relata.

Influenciado por sus estudios en el extranjero y sus años de experiencia, notó que la educación en este rubro necesitaba un nuevo norte, ya que por mucho tiempo fue una cuestión mecánica y de repetición. “Lo que un determinado profesional realizó se seguía replicando sin siquiera preguntarse si aquello era correcto o no. Con el tiempo aparecieron nuevos enfoques que instaban a cuestionar y analizar la obra. En ese afán de encontrar respuestas es donde uno va entendiendo que la fotografía sobrepasa la materia”, explica.

EL FARO EDUKA

Esta visión lo llevó, en 2018 y con un grupo de colegas convencidos del mismo ideal, a sentar las bases de lo que hoy es El Faro Eduka, un espacio donde se enseña la teoría clásica pero, a la vez, se invita al alumno a cuestionarla, para así generar un pensamiento crítico y estético. “De hecho, este espacio se crea con el deseo de renovar la mirada y acercarnos más a una fotografía contemporánea. Hay muchas personas que se dedicaron a esta área sin pasar por una academia, lo cual no le resta valor, pero muchos de esos colegas llegaron a un resultado sin entender cómo ni por qué. Lo que nosotros buscamos es que ese proceso sea lógico, natural, estético y actual”, detalla el maestro.

Es muy difícil precisar la cantidad de alumnos que pasaron por las aulas de Raúl, ya que en años previos también conformó otros espacios de educación. Aun así, puede afirmar con solvencia que muchos de los profesionales que hoy marcan la pauta en calidad fotográfica y audiovisual fueron sus alumnos.

Retrato.

Como equipo, la vara la mantienen bien arriba, puesto que se esfuerzan por actualizarse lo máximo posible sobre las nuevas tendencias y tecnologías a través de filiales y colegas en el exterior. Es bastante recurrente que El Faro Eduka invite a profesionales extranjeros a dictar cursos y workshops en nuestro país. “Si bien en Paraguay hay especialistas excelentes, con esto buscamos acercar otros puntos de vista de modo a promover la diversidad estética”, argumenta.

EL VALOR DE UNA IMAGEN

De vez en cuando, uno puede escuchar a Raúl decir que, a pesar de ser fotógrafo desde hace mucho tiempo, nunca tuvo la posibilidad de hacer una foto de su familia completa. “Solo las personas que han perdido a alguien entienden el verdadero valor de la imagen”, reflexiona, ya que considera que se le presta muy poca atención a la cotidianidad, hasta que llega un momento en el que los recuerdos se vuelven borrosos: “Pero si existe una imagen, esta impide que los olvidemos”.

Además de su capacidad para sanar y su poder de atesorar los recuerdos, lo que más le apasiona de la fotografía son las historias detrás; y es que, en su manera de entender este universo de posibilidades, el fotógrafo debe relacionarse con la otra persona, hablar y compartir situaciones de la vida para generar una interacción bonita y de familiaridad, que resulta en la naturalidad ante la lente.

Retrato.

Trabajar este aspecto fue primordial en su transición de fotógrafo a artista, una nueva denominación que él aceptó cuando le dieron el espacio como tal. En este punto nos remontamos a las exposiciones individuales que Raúl considera más importantes. La primera fue Tu silencio, que se dio en el año 2010 mediante una invitación del Centro Cultural de España Juan de Salazar. La serie ilustró en imágenes la historia de un amor que no fue, ya que no existe un silencio más grande que aquel que se representa por la ausencia de gestos, miradas, sonrisas y complicidad.

Otra muestra significativa en su carrera fue presentada en el marco del 34.° aniversario del Centro de Artes Visuales/Museo del Barro. En mis venas fue un homenaje póstumo a su padre, que se manifestó como un viaje íntimo, onírico y profundo. Esta lista la completó la foto-instalación desarrollada en el Centro Cultural del Citibank en el 2017. Habitación 401, como fue nombrada, materializó ese espacio virtual en nuestro interior donde “se forman los retratos no mostrados de nosotros mismos, provenientes de todos aquellos hechos, eventos y situaciones que nos suceden en la vida y que no hemos superado”, explica el artista.

Actualmente Raúl se encuentra en pleno proceso de una próxima exposición, que verá la luz el siguiente año y que tiene que ver con lo trémulo del espíritu humano. De esta manera, reafirma que el motivo de su obra, mayormente, busca capturar aquello que nos interpela y que, de una u otra manera, nos aleja de lo que podemos considerar felicidad.

En el 2023 también tiene en mente editar un libro para celebrar una década de desarrollo de desnudos masculinos en Paraguay, una temática que inició con la serie Nadie conoce el secreto detrás de la foto y, aunque es consciente de que no fue pionero en esta expresión, sí considera que su trabajo es el que tuvo más visibilidad en los últimos tiempos. “A lo largo de estos 10 años se puede apreciar cómo la mirada fue evolucionando y cómo las personas se transformaron. Si bien el desnudo forma parte de las expresiones típicas del arte, quienes participaron de la serie fueron muy valientes al exhibir su cuerpo de una manera considerada como algo malo o negativo”.

Si bien el desnudo forma parte de las expresiones típicas del arte, quienes participaron de la serie fueron muy valientes al exhibir su cuerpo de una manera considerada como algo malo o negativo

El análisis de Raúl va más allá del culto al físico, ya que hoy en día el cuerpo ha perdido esa intimidad, pero los sentimientos son más complicados de expresar. “Anteriormente era muy difícil que una persona pudiera desnudar su cuerpo, pero era mucho más fácil que te mostrara su alma. Ahora esto se da a la inversa, y no es un hecho mejor. Aunque no creo en el absolutismo, considero que esto se debe a que se juzga de una manera más cruel la debilidad”, nos comparte.

Al final del día, Raúl considera que su verdadero trabajo con las personas, además de fotografiarlas, “es ayudarlas a procesar ese pesar, a transitarlo y a gestionarlo”, pues para ser un buen fotógrafo —además de tener todos conocimientos técnicos y estéticos— también hay que conocerse bien a uno mismo. “Porque solo así uno puede dar a los otros. La fotografía es un servicio a los demás”, finaliza.

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