Carlos Burró

Esta es una generación que desea inmediatez y novedad constantemente. La respuesta de Carlos Burró a esta demanda se dio en los últimos meses de 2020 con la creación de su primera colección prêt-à-porter y el lanzamiento de su página de e-commerce. Al consultarle cómo incidió el confinamiento en esto, nos relata que “cuando empezó la pandemia fui al campo y estuve varios meses allá. Hace mucho ya pensaba hacer una línea prêt-à-porter y todo ese periodo que pasé lejos sin trabajar –porque el rubro quedó bastante afectado por el confinamiento–, en vez de estar ocioso, lo ocupé en algo que siempre quise y nunca pude”. 

En la vorágine del día a día, la alta costura le dejaba muy poco margen para desarrollar otras propuestas. “Todas tus horas se las dedicás a tus clientas. Entonces, la idea era generar esta línea, ese era el momento. Me dije: ‘Tengo el tiempo y por más que todo es muy incierto, voy a apostar porque esta situación en algún momento va a cambiar’”. Carlos inició con la colección de verano, la anterior, y esta ya es la segunda serie, que vio la luz durante la última semana de junio en Nino Hotel Boutique, en un evento íntimo que duró varios días y reunió a invitadas muy especiales. 

El e-commerce se volvió una herramienta supervaliosa, y a la par de todos los beneficios que trae consigo, para Burró también representa una oportunidad de crecer hacia fuera. “Para el año próximo queremos tener proyección internacional en ventas, ya que exposición siempre hubo. Como me dedicaba enteramente a los diseños a medida, era difícil traducir eso comercialmente porque de Paraguay no me quiero mudar. Esta es mi casa, esta es mi tierra. Quiero vivir y producir acá y el prêt-àporter me da la posibilidad de acceder a esa ventana al mundo”, confiesa. 

Si bien las prendas ready to wear tienen otro proceso de fabricación, mantendrá la calidad de sus creaciones de alta costura en materiales, diseño, confección y acabados artesanales, pero desea llevarlas a una escala de talles y hacerlas un poco más a escala industrial, sin abandonar el proceso manual que distingue a la firma.

Yo no me guío por lo que está en tendencia y nunca uso el color de moda. Siempre hago lo que me gusta y mis prendas perduran, son piezas que las sumás hoy a tu placar y las vas a poder usar durante 20 años.

Carlos Burró logra mantener su propio estilo entre ambas propuestas por que son un reflejo suyo. Sobre este punto, comenta que “hay una línea estética que se sigue siempre en todas las colecciones y conservo eso porque es lo que me gusta, ver a las mujeres vestidas de esa manera. También busco que una misma pieza le funcione tanto a la abuela y a la madre, como a la hija y a la nieta, porque el buen diseño, el diseño clásico, te da esa versatilidad según cómo lookees lo que tenés puesto. Mis creaciones pueden vestirlas una mujer de 70 años y una de 25”. 

¿Pero qué es lo que caracteriza a Carlos Burró como marca? Nos cuenta que es una palabra en inglés que le gusta mucho: endurance, cuyo significado es resistencia o permanencia. “Creo que mis prendas resisten en el tiempo. Yo no me guío por lo que está en tendencia y nunca uso el color de moda. Siempre hago lo que me gusta. Son piezas que perduran, que las sumás hoy a tu placar y las vas a poder usar durante 20 años sin que pasen de moda”, detalla. No olvida destacar que sus diseños siempre tienen un twist y no quedan enmarcados en el clasicismo aburrido: “Quizás porque soy capricorniano y siempre pienso en lo que va a durar. No creo en las cosas desechables, y la ropa tampoco debería serlo”.

Si bien esto podría adherirse a una línea de pensamiento actual como lo es el consumo responsable y sostenible, nuestro entrevistado nos recuerda que es un concepto que ya se manejaba en el pasado. Él rememora a las mujeres y los hombres de su familia, que cada vez que iban a adquirir algo, pensaban en la calidad y cuánto iba a durar. “Porque hacer una inversión, es una inversión. Entonces uno tiene que saber cuál es el retorno de lo que compra. Las cosas son baratas o caras según cuánto las vas a usar”, afirma.

La primera colección de su línea prêt-à-porter fue presentada el verano pasado y estaba compuesta de líneas más simples pensadas para el día. Esta, en cambio, está dedicada a la noche, algo que responde a la demanda de su clientela; quienes la eligen, lo hacen porque desean crear un impacto en los eventos a los que acuden. 

En cuanto a los géneros que predominan, nos menciona a la seda natural, la lana de merino y la española, y el cashmere. “Es una colección bastante lujosa de materiales, muy táctil. Para mí, el lujo en realidad es como se siente la tela en la piel”, declara. En el 90% de los casos, Carlos busca trabajar solamente con tejidos naturales, pues el cuerpo respira diferente, porque se biodegradan y vuelven a la tierra sin crear contaminación innecesaria: “Por eso creo que la moda eco friendly es un concepto viejísimo. Anteriormente solo existían los tejidos naturales y las cosas de calidad. Este ideal de años anteriores debemos adaptarlo nuevamente a nuestro modo de vivir hoy y en el futuro”. 

Fall 2021 consta de 47 piezas, y una de las preferidas del diseñador es un caftán hecho a la mitad, como para usarlo encima de un vestido largo o un mono, conjuntos de pantalón y camisa, con jeans y hasta con shorts. “Me gusta cómo queda con todo y cuando ves una prenda tan versátil, que le va a todas las figuras, a todos los cuerpos y a mujeres de distintas edades según como lo combinen, creo que estoy en el camino correcto”, comenta.

Hay piezas que ya rondan en la mente de Burró por varios años hasta que da con el tejido correcto y puede materializar su idea. Igualmente, considera que esta colección la armó muy rápido ya que estuvo lista en dos meses. “La inspiración es muy ingrata. A mí generalmente me llega cuando estoy por dormir. Una noche me desvelé bocetando y ahí empezamos”. 

Van Gogh tiene sus girasoles; Chanel, las camelias, y a Carlos Burró le inspiran las orquídeas. Otra sorpresa que trae consigo este lanzamiento es la línea de accesorios inspirada en sus flores favoritas. “La razón va mucho con el discurso del que hablaba antes. La orquídea es una flor que no se desecha, la planta queda y después vuelve a florecer”, dice. 

Sus dos abuelas son amantes de las orquídeas e inclusive una de sus tías abuelas era una coleccionista empedernida. “Ella ya no está con nosotros, pero tengo un par de especies que le pertenecían. Es la flor que a mí siempre me trasmitió ese calor de hogar, porque es muy grata, requiere muy poco cuidado y florece hermoso. Las personas también podemos ser así”, reflexiona el modisto.

Mi deseo es que, de aquí a cinco años, Carlos Burró sea una marca totalmente sustentable dentro del territorio paraguayo, con todos los materiales salidos de nuestra tierra.

La idea de los accesorios ya la tenía hace bastante tiempo pero no daba con la manera de hacerlos. Entre risas, nos cuenta que a él gustan las cosas muy caras, las joyas de verdad: “Entonces quería crear una serie que no simule nada, por eso todos los materiales que usamos son nobles, como la resina de mármol y el oro amarillo para los engarces. Esta propuesta no es bijouterie, tampoco alta joyería, es una línea muy honesta que no pretende ser lo que no es”. 

Ahora Burró se encuentra perfeccionando la técnica para volver los aros, por ejemplo, un poco más livianos y llegar a la textura justa. Trabaja mano a mano con el artista plástico Raúl Palacios y, aparte de los pendientes de orquídeas, está desarrollando clutches –carteras para fiesta– y cintos, que ya se pueden apreciar en el catálogo de la colección. 

Esta propuesta de accesorios la ampliará para la llegada de la primavera y esa próxima colección contará con materiales típicos autóctonos. “Ya estamos trabajando también en eso con las artesanas y, bueno, se vienen sorpresas para la próxima colección. Mucho trabajo artesanal, el empleo de tela paraguaya como el algodón de Pilar y el ao po’i. Solamente importaremos la seda, por ahora, porque también tengo planes de producirla localmente”, nos adelanta. 

Estos son los primeros pasos de un proyecto a largo plazo y definitivo para el creador, quien desea ampliar el margen de inclusión de tejidos propios y prácticas más responsables con el medioambiente. “Mi deseo es que, de aquí a cinco años, Carlos Burró sea una marca totalmente sustentable dentro del territorio paraguayo, con todos los materiales salidos de nuestra tierra”, finaliza.