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Gabriela Gómez Pasquali

Mujeres inspiradoras

De chiquita era curiosa. Le interesaban todas las áreas del conocimiento y se internaba por horas en la biblioteca. Es cofundadora y directora académica de Innovación y Gestión del Conocimiento en la Organización Multidisciplinaria de Profesores y Alumnos (Omapa) y cofundadora de Espacios de Ser.

A los tres años aprendió a sumar, restar, leer y escribir. Su aproximación a las ciencias fue divertida, lúdica y desafiante porque su mamá era maestra de primer grado y la estimulaba intelectualmente. Se fascinó desde muy temprano por los cálculos mentales, y mientras el resto de sus compañeros en el colegio sufrían con Física y Matemática, ella gozaba.

Estudió Ingeniería Agronómica, y unos años más tarde ya estaba dirigiendo Omapa. Tuvo su primer hijo en el primer año de la carrera, y su segunda hija llegó a la mitad del último año. A la par, dio clases particulares para pagarse los pasajes y la ropa para ir a la facultad. Prestaba libros, estudiaba de apuntes y terminó la carrera en los cinco años.

Así es Gabriela Gómez Pasquali: no acepta un no por respuesta —como cuando le dijeron que no podía seguir ejerciendo como docente en la UNA, donde cursó sus estudios de grado y posgrado, por haber nacido en Argentina, pero terminó liderando la competencia de matemáticas más importante de Paraguay—.

En 1989 acompañó la formación de un grupo de jóvenes con altas capacidades, bajo la dirección académica de Rodolfo Berganza, para que compitieran en unas olimpiadas en Cuba. Y una vez más se encontró con un obstáculo. El ministro de ese momento les dijo que no podrían ir. Entonces, se les ocurrió organizar un intercolegial de matemáticas que incluya a niños y niñas de todo el país. Así nacieron las olimpiadas que organiza Omapa.

Gabriela pasó 25 años enseñando en colegios privados de Asunción pero, mientras tanto, seguía enseñando en colegios en Asunción. “Era muy burbuja social, me sentía atada a Asunción y a un calendario. Entonces, cuando mis hijos crecieron y ya no necesitaban de mí, me lancé al vacío y salí de un nicho, de un sueldo seguro, y me puse a trabajar nada más que en Omapa”, expresa.

En 2007, Gabriela inauguró Espacios de Ser, el primer instituto de propuestas STEM para niños y jóvenes.

Los estudios de Gabriela exponían que las niñas abandonaban ante un fracaso porque se sentían presionadas a satisfacer las expectativas impuestas sobre ellas.

Matemáticas para todos

Con el apoyo de Global infancia, Gómez Pasquali organizó una serie de estudios para comprender por qué a Omapa se acercaban menos niñas que niños y por qué, si se acercaban, iban desapareciendo a medida que crecían. Según apunta, los resultados arrojaron que las profesoras consultadas estaban convencidas de que los varones eran mejores para la competencia y que eran más inteligentes para las matemáticas que sus contrapartes femeninas, a pesar de que sus mejores alumnas eran mujeres.

También hallaron que los padres se sentían más entusiasmados cuando un hijo varón se destacaba en esta materia que cuando lo hacía una mujer. Los estudios de Gabriela exponían que las niñas abandonaban ante un fracaso porque se sentían presionadas a satisfacer las expectativas impuestas sobre ellas.

Desde que se dieron cuenta de esta diferencia, hace 15 años, comenzaron a reforzar el incentivo a las niñas. En cada problema de matemáticas de las olimpiadas, se preocuparon por no reproducir estereotipos que den lugar a la desigualdad de género, ni generen imaginarios equivocados en los participantes.

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