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Larga vida a lo circular

Seis tiendas de moda sustentable en el circuito local

En la moda, hay más de una corriente que busca, de manera activa, construir cambios en el consumo de las personas a escala local. De ahí nacen los emprendimientos de venta de prendas de segunda mano, seguidos de las tiendas de tesoros vintage y de los creativos del upcycling. Desde High Class, quisimos acercarte esta lista que muestra algunas de las formas en que se presentan los esfuerzos, colectivos o individuales, por conseguir una moda más circular e inserta en nuestra realidad social y ambiental.

¿Second hand, vintage o upcycled? Aunque parezcan intercambiables, no están ni cerca de serlo. De hecho, como consumidores de moda, hay que comprender la diferencia entre los dos tipos de rescate textil con que nos podemos encontrar en el mercado local. Cuando hablamos de ropa de segunda mano o second hand (en inglés) se hace referencia a prendas actuales que ya se utilizaron y que son puestas a la venta porque sus dueños cambiaron de look o ya no son prácticas para su estilo de vida. Mientras tanto, la palabra vintage engloba a indumentaria que pertenece a periodos pasados, no solo por su estética y paleta de colores, sino por los materiales que utiliza y porque fue tanto fabricada como utilizada en la época a la que pertenece.

Para diferenciar una prenda vintage de una de segunda mano, es importante verificar que tenga al menos 20 años de antigüedad o que pertenezca a cualquier década del siglo XX.

Otro nicho interesante es el de la customización, también conocida como upcycling. Se trata de una corriente que busca renovar las prendas a partir de intervenciones, para impedir que las ropas rotas, manchadas o gastadas terminen en la basura.

El corazón de todos estos espacios es el deseo de encaminarse a una visión más circular del consumo de moda. Estas tiendas pretenden, desde la comercialización de segunda mano, el upcycling o el nicho vintage, reeducar la compra con un enfoque que alarga la vida de estos productos. Lo interesante de estas alternativas es, precisamente, que cada una incursiona en este camino con enfoques diferentes, adecuados al talento, la creatividad y el estilo.

Remoda

Nació como un e-commerce en diciembre de 2020, como un espacio de compra y venta de prendas de segunda mano de manera formal y transparente, de la mano de sus dueñas, Andrea Campos Cervera y Annika Bernhard. Su página, www.re.moda, fue un diferencial desde el inicio, ya que permite que quienes se acercan a Remoda a vender prendas tengan un usuario a través del que pueden monitorear el precio de venta y qué sucede con ellas.

“Nuestra premisa siempre fue que en este e-commerce te sea posible conseguir prendas actuales y de marcas reconocidas, nuevas, con etiqueta o second hand sin rastros de uso. Para ello hacemos una exhaustiva selección de ropas, de modo a garantizar calidad a los clientes. Si bien comenzamos en la web, ahora contamos con una tienda física en Julio Correa 129 c/ Molas López, donde se pueden acercar sin hacer reservas o compras previas”, explica Lilian Olmedo Lobos, coordinadora general.

Además de su línea de segunda mano tradi cional, Remoda cuenta con un segmento llamado Closet de Influencers, donde trabajan de cerca con prendas de personalidades de redes sociales. “También hay un sector premium con carteras y accesorios de marcas de lujo. Para verificar que los productos son 100 % originales, al momento de la selección, estos pasan por una autenticación que certifica su veracidad para tranquilidad de los clientes”, cierra Lilian.

S&S Vintage

Comenzó con la venta de sus propias prendas en 2018 y luego migró al nicho vintage de manera gradual. “Me di cuenta de que vender ropa antigua aporta más a la sostenibilidad por la calidad de los materiales”, explica Samira Brítez, fundadora de la tienda.

De dos a tres veces por semana, Sami realiza la selección de las prendas para S&S Vintage. “Cuando alguien me llama, explico las condiciones y voy hasta el lugar a ver la prenda personalmente. Por esta razón y porque no queremos caer en el consumismo, las actualizaciones no son diarias”, explica.

Cuando las prendas llegan a S&S Vintage, Sami las lava, las plancha y, si necesitan algún arreglo, las cura e investiga acerca de la marca y su procedencia. “Este año incursioné en el bordado, ya que dejaba varias prendas de lado por no poder restaurarlas. Ahora, si una pieza tiene algún detalle, la bordo para que no termine en la basura o desechada”, detalla. La tienda realiza producciones como la que se ejemplifica en esta nota de la mano del fotógrafo Víctor Ledó, con los modelos Christian Zavala, Nicolás Vera, Ana Candia y Alexander Vázquez.

Vintage Style

Nostalgia, libertad de expresión y acción ambiental son tres de los pilares de esta iniciativa familiar. En su espacio de selección, al que denominan Arte & Cultura, se ocupan de recolectar prendas vintage, retro y de los años 2000 con diversos estilos, desde lo urbano hasta aquello que se adentra en la alta costura.

De hecho, Vintage Style organiza desde el 2020 un desfile con piezas antiguas consideradas haute couture en formato de desfile, en un espacio que les ofreció una organización capitalina. “Esto también nos motivó a adentrarnos en la apreciación de la alta costura de otras épocas, por lo que fuimos rescatando sastrería y vestidos, tesoros para nosotros, desde la década de 1950 hasta el 2000”, explican sus fundadores.

Esta iniciativa es impulsada por toda una familia: Arnaldo, Tania, Pablino y Pablo Valdez , junto a Liam Squef y Fulvia Benítez. “Nosotros mismos experimentamos mucho con la combinación de lo antiguo con lo futurista, desclasificamos lo femenino y lo masculino, y unificamos ambos conceptos para expresar que la ropa no tiene género”, explican.

La musa

Tuvo su primer contacto con la moda sostenible en su época de estudiante universitaria. En ese momento, Claudia Soto asistía a ferias de garaje y se juntaba con sus amigas para hacer circular sus prendas entre ellas, a modo de intercambio.

Con el tiempo nació La Musa, en el 2014, y ya en el 2019 se consolidó como una tienda, con un estudio donde Claudia recibe a los clientes. Aquí se pueden encontrar prendas tanto de segunda mano como vintage. “Manejamos un filtro de acuerdo a cada temporada. Entonces, buscamos y seleccionamos piezas que en lo posible no tengan fallas o defectos y que, en el caso de tenerlos, puedan ser curadas para seguir circulando”, explica.

Dentro de La Musa, Claudia gestionó un sistema que les permite trabajar a consignación con quienes desean vender sus prendas en el espacio que ofrece la tienda. Circulá tu ropa es el nombre de esta dinámica de colaboración con selecciones personales de clientes.

Barato pero chuchi

Barato pero Chuchi se convirtió de a poco en el segmento de prendas second hand de Bazar Creativo, una feria de microemprendedores que funcionaba en el barrio Villa Morra. Desde el 2017, actuó como una división de este emprendimiento. “Con el paso de los años, este sector adquirió más relevancia para mí y hoy me dedico 100 % a él”, explica Fátima González.

El enfoque general de este espacio de venta de segunda mano es circular, ya que apunta a alargar la vida de las prendas que llegan a ellos, sin excepción. “Queremos replantear clósets para que puedan ser aprovechados por nuevas mujeres, con prendas bonitas, de calidad y precios realmente accesibles para su público”, afirma.

Los ítems llegan a ella y su equipo en paquetes, para ser tasados y adjuntados a una lista. Fátima cuenta que, desde octubre, Barato pero Chuchi ya no posee una tienda física, pero aún trabaja con catálogos y vivos de Instagram para clientes minoristas y mayoristas, además de seguir con su feria mensual en el Hotel Dazzler, frente al Shopping del Sol.

Cassiopeia

Su esencia y pilar es el upcycling. Para Nicole Kennedy, crear Cassiopeia fue un canal para alargar lo máximo posible la vida de las prendas desde el lugar que le tocaba. “Pienso que ya hay suficiente desperdicio y me gusta la idea de renovar la ropa para que se vuelva a usar. Comencé con la venta de prendas de segunda mano a finales del 2020 y en el 2021 empecé a practicar la customización”, explica.

Así surgió Cassiopeia, una tienda online y autogestionada que aboga por encontrar una nueva forma de vida a los textiles, aunque estén manchados, gastados o rotos en algún lugar. “Las prendas no pasan por tanta selección porque siento que así es como queda un montón de ropa que no se arregla ni se vende. Con casi cualquiera se puede hacer algo lindo; incluso las que están muy destruidas sirven para rellenar almohadones”, ejemplifica Nicole.

Cassiopeia también funciona como un espacio de inspiración para las personas que deseen darle un giro creativo a sus prendas desde sus propios hogares.

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