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Alejandra Szpecht

De vocación artista

El arte es inherente a ella, está en cada fibra de su persona y de su actuar. Alejandra Szpecht es actriz, directora, docente, comunicadora; es un factotum, una mujer multifacética. Luego de muchos años de estar sobre las tablas, debutó como directora de la obra teatral A la luz, que sigue en escena hasta mediados de septiembre. En esta note te contamos más sobre el recorrido de esta artista y amiga de la casa, y su nuevo rol al frente de esta puesta teatral.

Alejandra Szpetch quería ser bailarina, un deseo muy natural ya que en el seno de su familia el arte es un presencia transversal: su abuela fue profesora de bellas artes y su tío, actor; del lado de su padre, hay muchos músicos. Hasta hoy, le vienen a la mente escenas en las que su padre cantaba tango y su familia se sumaba, ya sea componiendo o cantando, pero siempre haciendo algo.

“De chica, me gustaba el ballet. A los tres años, empecé a estudiar y los domingos eran días de ballet. Recuerdo que a las tres de la tarde ya estábamos espléndidas con mamá para ir al Teatro Municipal, con sus pisos de madera, pasillos y cartelitos de ‘cuidado, no pisar’”, relata Szpetch.

Empezó a estudiar en la Escuela de Arte Infantil del Instituto Municipal de Arte (IMA) con la idea de ingresar a Danza. Al término del examen, Alejandra recibió una mala noticia, le dijeron que por su peso no podría ser parte de la clase de ballet clásico. “Se me partió el corazón porque yo quería el tutú corto, los zapatos de punta y demases. Me deprimí”, cuenta. Sin embargo, ese rechazo la llevó a acercarse a lo que realmente ama hacer. Su entonces profesor de música, el cantautor Ricardo Flecha, en medio de su mal sentir, la animó a ir en otra dirección: a estudiar teatro, actuar y cantar.

Mientras fue alumna de Flecha, se enamoró del cello, lo cual la llevó a estudiar música al mismo tiempo. Empezó la carrera de Arte Dramático a los 16 años y la terminó en 2003. A mediados de ese año, María Elena Sachero, profesora y actriz de teatro, le hizo una propuesta: “Nos encontramos en el hall del anterior edificio del IMA y me preguntó si estaba libre el día siguiente a las dos de la tarde. Le dije que sí y al día siguiente llegué a la hora que acordamos, en el salón de teatro Núñez Soler. De repente, María Elena me presenta a sus alumnos y les dice que de ahora en adelante yo me encargaría de enseñarles expresión corporal. Era una chica de 19 años”, recuerda sonriendo.

Dieciséis años después, Alejandra sigue enseñando con María Elena en el taller de teatro infantojuvenil; de hecho, ya están preparando la obra de fin de año. “Mi práctica de dirección es con mis alumnos, tengo la suerte de que María Elena confía mucho en mí, entonces propongo las obras de teatro y me encargo de dirigirlas”, comenta. Algo que le gusta hacer es destacar a sus alumnos, porque del taller no solo forman parte chicos que nunca hicieron teatro, hay algunos que están en arte infantil, en música o danza; y destacar sus cualidades y habilidades a través del teatro es algo que a ella le parece muy interesante.

Una artista multifacética

A parte de su increíble currículum como actriz, Alejandra también es licenciada en Ciencias de la Comunicación con énfasis en Comunicación Institucional. “En paralelo, hice mil capacitaciones y talleres, porque creo que en ambas áreas la formación no termina, uno siempre necesita training y especializaciones”, agrega.

A través de becas que otorgaba el Centro Cultural Juan de Salazar, pudo formarse con profesionales extranjeros, como con Azucena De La Fuente, gran actriz y directora española; con Sofía Salomón, directora mexicana que vino a enseñar el método de Eugenio Barba; a la par, por supuesto, estudió con artistas locales. Siempre le gustó todo lo relacionado al arte audiovisual, pero como muchas veces el bolsillo no da, trató de formarse a través de talleres: “y con el teatro lo mismo, talleres que llegaban, eran talleres a los que trataba de asistir”.

Muchos la conocen por su trayectoria en el mundo del teatro, pero también es famosa entre la comunidad de comunicadores y periodistas. Personalmente, creo que bien puede ser considerada una de las pioneras en lo que respecta a gestión de prensa de espectáculos.

La comunicación y periodismo están presentes en su vida desde muy pequeña. A los 11 años fue periodista escolar en el diario ABC Color, lugar donde realizó entrevistas a artistas como Diego Torres, por citar a uno. “Cuando empecé a estudiar teatro, conseguir espacios o lograr que alguien se encargue de la gestión de prensa todavía era algo raro. Les dije a mis compañeros: ¿cómo va a venir la gente a ver las obras que ofrecemos, encima gratuitas, si no saben qué estamos haciendo?”, explica.

Empezó a llamar a los que fueron sus compañeros en ABC y como su mamá también trabajaba en el diario, entonces, tuvo la oportunidad de rodearse de periodistas desde siempre. “Pedía ayuda para redactar gacetillas, para hacer que la gente se entere. Empecé a llamar a los programas de radio y televisión y se empezó a mover, así comencé a hacer gestión de prensa”, agrega. Hasta la fecha, ya realizó más de 40 gestiones de prensa en espectáculos y es una forma en la que puede permanecer cerca del teatro cuando no está actuando.

Al terminar la facultad volvió a las tablas, y por dos años formó parte de En zerio, un elenco de bailarines, cantantes y actores. También estuvo participando en Cuarta Pared, un grupo de actores y actrices profesionales que trabaja desde la autogestión, en las dos últimas ediciones de Teatro Mbyky, un proyecto de teatro breve que plantea presentar en simultáneo cuatro obras de teatro con una duración máxima de 15 minutos.

Y si bien vivir del arte —desde cualquier formato y enfoque— es el sueño de todo artista, el panorama no es, aún, el más optimista. “Somos profesionales, nosotros queremos vivir de esto. Queremos poder pagar nuestras cuentas, porque pagamos teléfono, luz, internet, combustible, como todas las personas, con lo que ganamos sobre el escenario”, enfatiza. Es por eso que el apoyo que reciben los artistas es tan vital, tanto el estatal como el privado. Una puesta en escena, por menos costosa que sea, requiere numerosos gastos: “El apoyo institucional y el apoyo de las empresas privadas es primordial y fundamental para poder continuar con esta labor y seguir adelante, que no pare”.

A través de los Premios Edda, Alejandra pudo visualizar la cantidad de obras y comparar la cantidad entre este año y el anterior. En este primer semestre casi se duplicó esa cantidad, lo cual ella considera como un evento récord. “Imaginate que para las vacaciones de invierno habían catorce obras de teatro para chicos que se estaban ofreciendo en simultáneo, en un país donde el consumo teatral aún no es elevado”, menciona.

Explorando una nueva faceta

Es la primera vez de Alejandra en el rol de directora de una obra de teatro. Dos años atrás, Santiago Filártiga (autor de la obra) y Montserrat Valladares (productora) le pidieron que dirija una nueva puesta: A la luz. “En este caso tenemos el apoyo del Fondo de Fomento y Promoción de las Artes Escénicas de la Municipalidad de Asunción, gracias a eso la podemos hacer. Todavía no caigo en la pileta en la que estoy nadando de alguna manera, pero estoy disfrutando mientras lo estoy haciendo”, agrega.

La obra se estrenó el 31 de agosto, y estará en escena hasta el domingo 15 de septiembre, en el Auditorio Ruy Díaz de Guzmán del Centro Cultural Manzana de la Rivera. A la luz forma parte de una trilogía escrita por Filártiga llamada Tres Tristes Tramoyas, siendo esta la segunda de las tres en ser estrenada en el país. Esta es una comedia satírica que presenta a dos matrimonios que se reúnen para preparar la boda de sus hijos, casi excluyéndolos, y casi yendo en contra de las ideas de la pareja a casarse. Trata también sobre los prejuicios, los rasgos más anticuados y las convenciones más hipócritas de la sociedad.

Para la ahora directora, hacer comedia es un desafío doble: “La gente quiere ir a divertirse, y entretenerla de verdad durante una hora de espectáculo no es fácil. Lo que más tenemos en la vida, lastimosamente, son problemas, uno quiere ir a desconectarse al teatro; y que el actor esté involucrado por completo, escuchando carcajadas y no desconcentrándose, yo creo que son muchas pruebas que tiene como artista”.

El teatro es, en sus propias palabras, encontrar desde el fondo del corazón una forma de contar, de narrar, dejando de ser uno y aprendiendo a ser el cascarón para que otro pueda contar su historia. “Creo que eso es lo más lindo, y eso pasa con A la luz, es una comedia, y a través del humor podemos hacer una llamada de atención, especialmente con el increíble plantel de actores que tenemos”, acota. Ese plantel está compuesto por Jorge Ramos, Regina Bachero, Calolo Rodríguez, Chela Villagra, Gabu Zapata y Alan Licitra.

Para ella, el teatro es uno de los medios de comunicación más fuertes y más importantes, y le gusta el hecho de que todo sea en vivo y en directo, con una chance para hacerlo, y hacerlo bien, sin arrepentimientos. Estamos seguras de que Alejandra nos seguirá sorprendiendo y deleitando, ya sea desde el escenario, detrás de bambalinas, desde la dirección o la docencia, e incluso desde la comunicación.

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