El valor del vínculo sexual
Una clave en las relaciones de pareja
Estamos en el mes de los enamorados y, más allá del amor de pareja, del compañerismo y el cariño que implica compartir tus días con el sujeto de tu afecto, hay un tema que merece igual consideración: el sexo. Aquí te comentamos más sobre este aspecto importante, y de su valor en una relación de pareja y, por supuesto, en la vida misma.
Según la doctora María Varela de Mayeregger, máster en educación sexual, terapia y género, la vida sexual activa es uno de los componentes de la sexualidad; y para poder abordar este tema debemos comprender que esta implica una concepción mucho más amplia que la genitalidad. Para tener más claro el panorama, la doctora nos proporcionó un poco de su tiempo, sabiduría y expertise al respecto.
La sexualidad es una condición humana inherente y enriquecedora, y nos acompaña desde el nacimiento hasta la muerte. Trae consigo capacidades y conductas para relacionarnos desde la comunicación, la afectividad, el placer y la reproducción. “Es un fenómeno dinámico, individual y social, influenciado por la cultura y la historia”, explica la doctora. Si una persona cuenta con una vida sexual activa satisfactoria, impacta de forma positiva en su salud física y mental.
Como bien dice el dicho, cada pareja es un mundo aparte, así que el vínculo que existe en cada relación tiene su propia configuración y su forma de expresión es singular e irrepetible. La comunicación a nivel sexual es un elemento que puede afectar la estabilidad de la pareja. Esta comunicación debe venir desde un lugar de empatía y respeto que permita reconocer, aceptar y valorar la individualidad de cada uno, y al mismo tiempo unificar el espacio común de la actividad sexual —y el amor— que los une.
La intimidad implica […] darnos el permiso para explorar y descubrir las fuentes del placer sexual y emocional-afectivo, para luego comunicarlo a la pareja.
Dra. María Mayeregger, máster en educación sexual, terapia y género.
Intimidad
La doctora María explica que la intimidad tiene tanta importancia, que desde el siglo XXI se la considera como la primera fase de la respuesta sexual humana. La intimidad sexual es la integración de los sentimientos, los impulsos y las necesidades sexuales afectivas. Es ahí donde realmente se desnudan cuerpo y alma.
La intimidad implica mostrarnos como somos y compartir lo que necesitamos para la experiencia sexual. “Es darnos el permiso para explorar y descubrir las fuentes del placer sexual y emocional-afectivo, para luego comunicarlo a la pareja”, menciona la doctora María. Tanto hombres como mujeres, muchas veces evitan las relaciones sexuales porque no se animan a socializar cómo quieren ser seducidos o conquistados para activar el deseo. “Tienen dificultad de expresar los estímulos sensuales (los sentidos) y sexuales (genitales) que necesitan, y por cuánto tiempo deben actuar para alcanzar el orgasmo y la satisfacción del encuentro sexual”, acota.
Para tener en cuenta con tu pareja: la intimidad, la seducción y la satisfacción sexual son elementos claves para mantener vivo el deseo de futuros encuentros.
Si bien el sexo es una necesidad humana, más allá de su perspectiva reproductiva y la satisfacción que puede traer a la vida de pareja, no hay que dejar de lado que cada persona es diferente, y cada uno tiene su manera de comunicar y manifestarse dentro del espectro de la sexualidad.
Seducción
Ya estamos en 2020, empezamos una nueva década y es tiempo de dejar atrás la creencia de que la relación sexual de una pareja heterosexual se reduce al coito vaginal. Esta falsa creencia puede inhibir el deseo sexual; así como generar factores de inseguridad, temor, dolor, frustración y agotamiento.
Para la mayoría de las mujeres, la seducción comienza mucho antes de llegar al acto en sí.
La doctora explica que para la mayoría de las mujeres, la seducción comienza mucho antes de llegar al acto en sí, y que tanto para la mujer como para el hombre el buen trato, la seguridad, el respeto, el cuidado, la valoración y la no descalificación son algunas de las condiciones que deben estar presentes para motivar el encuentro íntimo-erótico.
La comunicación, en mi experiencia, es un elemento invaluable para la seducción en el marco de una relación. Es diferente la experiencia estando soltera, por ejemplo, de experimentar una seducción espontánea y azarosa con alguien que estás empezando a frecuentar, que la de una relación de pareja en la cual el otro sabe (esperemos) cómo sorprenderte o qué rituales llevar a cabo para encender esa llama que terminará consumiendo a los dos. Ambos escenarios tienen sus atractivos y bondades, al fin y al cabo.
Para atender
El declive sexual en la pareja puede ocurrir por varios motivos y no siempre está asociado con la edad. Pueden influir el traslado y las largas jornadas de trabajo; la etapa del embarazo, sobre todo si tiene complicaciones; durante la crianza, la falta de sueño, el apego de la madre con el hijo, la lactancia prolongada y la reinserción laboral.
Es más, todo lo que provoque aislamiento, dificultad para pensar sexualmente, hasta compartir conversaciones íntimas o cotidianas, puede ser negativo para la pareja, esto se aplica al caso de las tecnologías, como los celulares, las tablets o notebooks.
Según María Mayeregger, esto también puede ocurrir durante el climaterio, debido a los cambios en el ciclo menstrual; en la menopausia a causa de la sequedad vaginal; y también se ve afectada por la detección de enfermedades crónicas como la hipertensión, la diabetes, la artrosis, etc. Factores como los que mencionamos acá, nunca faltan, por eso es importante poner en práctica la apertura comunicacional y empezar a crear un ambiente propicio para que los encuentros físicos y emocionales produzcan sentimientos de plenitud y satisfacción a ambos.
La planificación puede ser una herramienta poderosa en este sentido, pues solemos escuchar que el estancarse en la rutina puede afectar la chispa de una relación. La idea es que, dentro de la rutina, planifiquemos encuentros que fortalezcan el vínculo, ¡no podemos dejar todo en manos del azar! Como todo en la vida, las relaciones implican trabajo y depende de nosotros nutrirlas, cuidarlas y fortificarlas.