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Angiru

Diseño con conciencia socioambiental

La amistad no es lo único que une a Gabriela y Giannina. Juntas crearon Angiru, un emprendimiento que genera productos amigables con el medioambiente y da una segunda vida a materiales no biodegradables, como las bolsas de plástico. Aquí te contamos cómo nació este proyecto único, sus procesos de trabajo y sus ideas para el futuro.

Giannina Sosa y Gabriela Talavera son amigas que decidieron emprender juntas. “Angiru es una idea que tuve hace varios años, surgió de la molestia que me generaban las bolsas de plástico. Sentía una fijación y me dije que tenía que hacer algo con eso”, cuenta Giannina.

Eventualmente, Gabriela y Giannina forjaron un lazo de amistad y, entre charlas y charlas, en las que ambas compartían sus pasiones, Giannina se dio cuenta de algo. “Le dije: no tengo una pasión. En mi casa siempre me dijeron que algo tenía que hacer, que algo me tenía que gustar, y parece loco, pero las bolsas son mi pasión”, comenta. Gabriela se rió y le dijo que algo harían al respecto.

Giannina es estudiante de administración de empresas y apasionada por la problemática ambiental, el diseño y todo lo referente a la creatividad. Gabriela terminó la carrera de Ingeniería en Ecología Humana y, así como Giannina, se dedica al emprendedurismo. Ninguna tenía experiencia previa en el rubro del reciclaje o la moda, pero aun así se decidieron y empezaron juntas este camino.

El antecedente de Angiru es Gabrielísima, un proyecto en el que Gabriela comercializaba remeras pintadas a mano. Giannina se unió al emprendimiento y juntas se pusieron la meta de —a través de las ventas de Gabrielísima— juntar dinero para iniciar el proyecto con las bolsas de plástico. Recaudaron alrededor de G. 3.000.000, y con eso pudieron comprar la máquina con la que hoy realizan los productos de Angiru. Se trata de una prensa que, además de serles útil para hacer las remeras, les serviría también para crear el principal material que utilizan Giannina y Gabriela: una tela plástica creada a partir de las bolsas de polietileno.

Gabriela Talavera y Giannina Sosa

Una segunda vida para los residuos

En las zonas urbanas se generan, en promedio, unos 655.000 kilos de basura por día. Cada habitante de Asunción es responsable de producir alrededor de 1,5 kilos de residuos diariamente. Esta basura termina su recorrido, generalmente, en el vertedero de Cateura, donde los gancheros —personas que se dedican al reciclaje de residuos— clasifican lo que puede tener valor monetario o de reciclado.

Actualmente solo se reciclan cuatro tipos de materiales: plástico, cartón, aluminio y vidrio. “Al buscar en internet no te aparece todo lo que hay o todo lo que podés hacer con las bolsas de plástico. Buscamos, investigamos y probamos”, explica Gabriela acerca de la tela plástica que producen a partir de este material.

En 2015, el Poder Judicial promulgó la Ley Nº 5414/15, más conocida como la Ley Antihule, que establece que los propietarios de supermercados, autoservicios, almacenes y comercios deben reemplazar gradualmente el uso de bolsas de polietileno de un solo uso.

Si bien existen locales comerciales que ofrecen bolsas biodegradables, siguen contando con bolsas de plástico para los clientes. Hasta ahora, uno de los únicos usos para las bolsas de polietileno es desechar la basura del hogar en ellas.

Por esto es que se vuelven tan importantes las pequeñas pero significativas acciones que benefician y apuntan a una mejor calidad de vida y al cuidado del medioambiente. Angiru es uno de los proyectos que, aparte de crear productos útiles y estéticos para sus clientes, otorgan una segunda vida a las bolsas de plástico. Un dato a destacar es que se trata del polímero sintético más producido y descartado a nivel mundial, y su periodo de descomposición puede durar hasta 150 años.

Así se evita que este plástico vaya a parar al vertedero o a cualquier parte de la ciudad.

Un comienzo inesperado

La gente fue enterándose de la labor de Giannina y Gabriela. El boca a boca les trajo el primer pedido de trabajo: un amigo las contactó para realizar pulseras para un evento. “Esa fue la primera vez que salimos al mercado”, acota Gabriela. Su siguiente producto fue un tarjetero, del que realizaron una tanda y tuvieron éxito, pues lograron vender una cantidad significativa.

Los productos que realizan en Angiru, aparte de las bolsas de plástico, solamente llevan hilo de algodón y el broche para las billeteras grandes. “No tienen colorantes, ni nada por el estilo. Son las bolsas las que aportan el color”, explica Giannina. Un factor imprescindible para ambas es que los materiales sean reciclados, es decir, que las bolsas no sean compradas, sino que ya tengan un uso previo.

Ya separadas de aquel primer emprendimiento, están enfocadas primariamente en Angiru, donde se dedican a trabajar netamente con plásticos. A finales de 2019 lanzaron su primer producto oficial: una tanda de 600 billeteras que están en venta en distintos puntos de la ciudad. “Las chicas de Mboja’o, un proyecto que se dedica a reciclar comida, nos contactaron porque les gustó nuestro emprendimiento. Nos unimos a ellas para hacer esta tanda de billeteras, así que juntamos las bolsas con ellas”, recuerda Giannina.

Aunque suene extraño, les cuesta conseguir las bolsas. “Al principio, usamos lo que teníamos a nuestro alrededor, las bolsas de nuestras casas, de nuestros parientes. Gracias a la cantidad de materia prima que conseguimos a través de Mboja’o pudimos producir muchas billeteras. Parte de lo recaudado va a ir a la Fundación San Rafael, con quienes también juntamos las bolsas”, comenta Giannina. Estiman que para confeccionar las billeteras utilizaron 6000 bolsas de plástico.

En un futuro les gustaría poder trabajar, también, con las bolsas que se encuentran en la calle, incluso bolsas sucias. “Más adelante queremos hacer eso, pero antes tenemos que hacer un análisis adecuado para ver si es factible o no para nuestro trabajo. Si estamos ayudando más o menos”, explica Giannina.

El proceso detrás

El proceso comienza con la recolección de las bolsas, las limpian, las cortan, les quitan la marca, las orejitas y hacen que quede más lisa. “Después pasamos por el proceso de prensa, juntamos unas cuantas bolsas y le aplicamos calor y presión. Vamos armando los colores en medio del proceso de la creación de la tela plástica”, relata. Una vez que está lista la tela, a través de matrices van cortando el molde y luego pasan a la costura. Aplican los broches. “Todo el proceso lo hacemos nosotras”, comenta Gabriela.

Y cuando dicen que todo el proceso lo hacen ellas, lo dicen en serio: desde ventas, redes sociales, producción, hasta distribución. Uno de los desafíos que tienen ahora es idear un proyecto que les permita recolectar bolsas de basura de una manera eficiente. “Muchas personas nos dicen que tienen muchas bolsas en sus hogares, entonces la idea es lograr que lleguen hasta nosotras, buscando una manera efectiva. Por ejemplo, establecer ciertos puntos y retirarlas de ahí”, relata Gabriela.

Un rasgo que llama mucho la atención de las billeteras que producen, es el color. Las chicas nos comentan que en la primera fase utilizan bolsas blancas, y luego van agregando las de color. “Los colores que se ven en las billeteras son de las mismas bolsas plásticas, y está bueno también porque cada producto es único, por más de que utilicemos bolsas azules, amarillas y verdes, siempre el modelo es diferente. Todas son únicas y especiales”, señalan Giannina y Gabriela.

La amistad es el norte

En la búsqueda de un nombre que englobara o representara lo que ambas querían transmitir, se toparon con la palabra en guaraní “angiru”, que significa amigo, y la traducción literal es compañero del alma. “Nosotras somos amigas, y la palabra ‘amigo’ siento que se refiere también a ser amigo de la naturaleza y de la gente; y nosotras queremos ser eso con nuestro emprendimiento, queremos ayudar a la gente. Para nosotras la amistad es muy importante”, agrega Giannina.

Angiru existe desde hace seis meses y la recepción del público fue y es superpositiva. Si bien no tuvieron un lanzamiento formal —lo hicieron a través de las redes sociales— sus amigos se encargaron de comentar y pasar la información a otras personas. “Así la gente conoció lo que estamos haciendo. La semana que lanzamos la comunicación sobre las billeteras todo el mundo nos felicitó, y yo me preguntaba ¿nosotras hicimos esto? ¡No puedo creer!”, recuerda Giannina. No obstante, saben que están empezando y necesitan más alcance, por eso siguen proyectándose.

Tanto Gabriela como Giannina están con las ideas a flor de piel. Tienen muchas ideas de productos que quieren lanzar, como mochilas, carteras o agendas. Les gustaría, también, hacer proyectos y trabajar en conjunto con escuelas, comunidades o con personas que se dedican al reciclaje.

Ambas tienen clara la idea de que Angiru sea un emprendimiento a través del cual puedan aportar su grano de arena, tanto al medioambiente como a la sociedad.


Podés encontrar las billeteras de Angiru en:

  • Tessuti: Av. Luis María Argaña esq. Porvenir. Paseo del Toto (Lambaré).
  • Loffice Las Mercedes: Teniente Núñez 849 entre Washington y Padre Cardozo.
  • Doña Chipa: Avenida España entre Brasil y Av. Artigas.
  • Oh!Sí: Boggiani 5816 entre R. I. 6 Boquerón y Alas Paraguayas.
  • Café Consulado: O’Leary entre Palma y Pdte. Franco.
    Si tenés bolsas de plástico que quieras donar a Angiru, podés contactar con Gabriela y Giannina a través de Instagram (están como @aangiru), y a su número de celular (0994) 707-358.
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