Inspo para novias

Es quizás la maison que cada Semana de la Alta Costura, indefectiblemente, cierra su desfile con un diseño destinado a The Bride, que en esta última vuelta llevó un vestido corto tipo lencero, de seda blanca, ribeteado con volantes y bordado con golondrinas en vuelo de lentejuelas tono sobre tono.

Otra pieza que fichamos de esta propuesta de Virginie Viard fue el vestido abrigo corto en tweed blanco con una solapa doblada sobre una minifalda de tul bordada con perlas y cristales junto con una larga pieza con bordados florales en cuentas blancas como brillante expresión de opulenta sencillez.

Bajo el nombre The Golden Dawn, esta colección es un escape indulgente de lo ordinario, donde la belleza pura y la magia se unen en una unión interminable. Sus vestidos de fiesta llevan exquisitas texturas, bordados, drapeados, apliques, pasamanerías y adornos de todo tipo; y cada pieza se crea de manera intrincada con impresiones de las escenas naturales y los rituales del Reino de Tailandia —algunos de ellos, símbolos de abundancia— que se arremolinan en corsés y corpiños ajustados en forma de corazón, en las colas de sinuosos peplos o túnicas y suntuosas capas que engrandecen aún más la idea de majestuosidad.

No solo los años 20, algo de la década de 1930 también fue emergiendo de los desfiles de la temporada. El último de Kim Jones para Fendi —intrépidamente femenino y poderosamente elegante— hace referencia a aquellos vestidos inspirados en las diosas griegas, en diseños materializados en sedas y encajes superpuestos. Una paleta de tonos metálicos ligeros y tejidos vaporosos consigue crear ese efecto modernista de la colección, al tiempo que se inspira en el glamour perdurable de las siluetas vintage. ¿El detalle que más nos gustó?: los delicados brasieres que se asomaban en algunos diseños.

Si bien esta propuesta de Maria Grazia Chiuri tomó como inspiración a Josephine Baker, la brillante estrella francesa nacida en Estados Unidos y activista por los derechos civiles, rescatamos entre los diseños aquellos que nos remiten a una novia osada, diferente. La línea en esta colección es más de los años 20, con menos volumen y más actitud, lo que recuerda un poco a los vestidos flapper, reinterpretados, por supuesto. Aquí el blanco no existe y toman su lugar el gris pizarra, la plata líquida o el oro pálido en siluetas con hombros descubiertos, satenes ingeniosamente arrugados, capas, bordados y caídas con una hermosa simplicidad.

El minimalismo y la subestimación no tienen cabida en el universo del diseñador libanés, quien llevó hasta sus límites las definiciones de romántico y sexy en diseños inspirados en los detalles arquitectónicos de los castillos de la Belle Époque de la Riviera francesa. Estos trajes fueron materializados en seda, tul, gasas, tafetán, raso o jersey, y de nuevo apreciamos el espíritu de los locos años 20 con flecos, cinturas fruncidas, tocados y bordados de cristal. El vestido de novia no llevó miriñaque, pero sí todo lo otro: transparencias, más brillo, una capa y hasta una pamela con velo, que nos recordó que los accesorios se convierten en imprescindibles para un perfecto bridal look.

Pierpaolo Piccioli desató su creatividad en una colección que es un reflejo de lo que el modisto cree que es el diseño: un universo de fantasía y libertad. Le Club Couture es el nombre de esta colección de alta costura con 89 propuestas y, aunque no nos dio ningún diseño pensado para una novia como tal, nos inspira su juego de extremos, como maxiabrigos combinados con minivestidos o minivestidos combinados con guantes extralargos. También nos llamaron la atención los pantalones-medias blancos con detalles florales y las piezas etéreas semitransparentes con faldas de mucho volumen, grandes protagonistas junto con los volantes, los lazos y moños y las plumas.