Haute couture

El que sería el último desfile de Bertrand Guyon como director creativo de Maison Schiaparelli estuvo marcado de teatralidad. Su colección se inspiró en la porcelana fina, por lo que había muchos tonos pálidos, géneros laminados, estampados inspirados en estampas antiguas y muchas flores bordadas y aplicadas; y sobre todo mucho, mucho volumen. Algunos vestidos verdaderamente parecían vasijas de porcelana, muy teatrales aunque no muy favorecedores.

Lo que sí triunfó fue el color y la magnífica ornamentación por la que se caracteriza esta casa cuya época dorada fueron los años 30. Tal vez lo más hermoso fueron las telas pintadas a mano con mapas astrológicos vintage, uno de los motivos favoritos de Elsa Schiaparelli, fundadora de la casa de moda. Los motivos esotéricos y bordados en estrellas seguirán siendo una gran tendencia, al igual que las plumas, que se vieron en varios vestidos de la colección.

Nadie entiende de teatralidad como Valli. En cuanto al volumen, no podía faltar en la colección de Giambattista, quien domina el arte de hacer un impacto exagerado pero manteniendo siempre una silueta visualmente agradable. Mucho tul, muchas mangas irregulares y voluminosas. El triunfo del volumen de alto impacto generado con tul, con volados y con capas.

Otra gran tendencia fue el rojo y las distintas tonalidades de rosa, desde el rosa pálido, pasando por el rosa viejo hasta terminar en el fucsia. Muy a lo Valli, los vestidos se caracterizaron por ser monocromáticos salvo en apliques de azul, rosa en algunos vestidos y la combinación clásica del blanco y negro. Otra tendencia que no podía faltar en la pasarela de Valli: los brillos y las plumas.

En teatralidad, Oliver Rousteing jamás decepciona. Una colección donde la pureza del blanco da lugar a un amplio juego de texturas. El volumen explorado a través del bordado 3D, mangas, siluetas atípicas y plisados. Muchos tejidos laminados y tornasolados, y la nota de color dada por detalles en degradé donde el rosa, el azul y sobre todo el ultravioleta hacen gala de su magnético cromatismo.

La última colección diseñada por Karl Lagerfeld, quien seguía con vida, pero ya en un estado tan delicado que no pudo salir a recibir las ovaciones al final del show. Este desfile fue una especie de la muerte del cisne que marca el fin de una era. Sus trajes sastres con faldas más alargadas y su habitual corte impecable, decorados de plumas, una de las grandes tendencias.

Los bordados de minúsculas flores de tela aplicadas con delicadeza y las mangas de tul dando volumen y un detalle moderno y edgytan típico de este diseñador. Mucho encaje y una novia atrevida y diferente, muy a lo Lagerfeld: que llevaba un body bordado por completo y un largo velo de tul plateado. La principal tendencia es la reminiscencia de los años 20.

Maria Grazia Chiuri transportó el escenario a la arena del circo, pero un circo un tanto sombrío en cuanto a su colorido (nude, blanco y negro con muy pocas notas de color en rojo y dorado) y ciertamente un circo vintage donde aún brillaba la figura de la Colombina. En cuanto a tendencia, el tul tiene un destaque muy grande en esta colección, así como las transparencias y las combinaciones en blanco y negro.

También se ven volúmenes contenidos en la forma de volados y mangas amplias, y bordados con estrella y muchos géneros laminados. A mi humilde parecer, una colección muy invernal en apariencia, pero también muy femenina y delicada, en la cual cada prenda se destaca desde la sutileza.

Clare Waight Keller hizo gala de sus cortes impecables en una colección en la cual se destaca el buen corte y la moldería por encima de los bordados. Mucho volumen en la forma de volados, capas y mangas exageradas. En cuanto a tendencias, mucho encaje y el fucsia y amarillo como vedettes cromáticas. Como nota audaz, la incorporación del látex a los diseños.

Otra nota audaz es el uso de ornamentos fuera de lo común como flecos multicolores y moños en la espalda que parecían enormes alas de mariposas negras. Pero, sin lugar a dudas, lo más audaz fue la incorporación de varios looks masculinos en una pasarela habitualmente 100 % femenina. A mi parecer, los mejores trajes para hombres que veo en mucho tiempo, sin lugar a dudas serán vistos en la alfombra roja. Otra gran tendencia propuesta por Waight Keller: los géneros plisados. No cabe duda de que esta diseñadora tiene muy claro cómo unir lo moderno con lo chic, algo muy característico de esta gran casa de moda.

La reina del volumen, de la ciencia y de la alta tecnología en el diseño sabe siempre montar un gran show con cada una de sus piezas. Ella nunca necesita desplegar mucha artillería en el escenario, montaje y decoración: cada vestido suyo tiene tanto trabajo, arte, innovación y poder visual, que es un espectáculo en sí mismo. Iris van Herpen, con sus esculturas en tela, no solo desafía la gravedad sino también las convenciones de la alta costura tradicional. Iris no es de seguir tendencias, pero siempre las impone. Su habitual apego al volumen ya está permeando en otros diseñadores, y la hacen destacarse dentro de esta categoría. En esta colección jugó mucho con el volumen, las capas de color, los plisados y el degradé cromático.

Pierpaolo Piccioli hizo un verdadero show visual cargado de color, donde triunfa el ultravioleta, el rosa, el amarillo y el fucsia. Mucho encaje, muchas delicadas estampas floral y muchísimo volumen logrado con siluetas, volados, capas y tul.