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Interiorismo atemporal

La bienvenida al hogar

En el barrio Mburucuyá, este proyecto que incluye varios espacios integrados entre sí fue imaginado para favorecer la convivencia y el compartir, brindar una atmósfera acogedora y cautivar con su elegancia clásica y moderna a la vez. El recibidor y la sala-comedor de esta sofisticada residencia presentan toques gold, obras de arte, materiales nobles y muebles escogidos exclusivamente para cada rincón.

La madera, el mármol, el lino y el cuero están presentes en esta sinfonía de espacios integrados e intervenidos con un aura elegante y a la vez atemporal por Larissa Felippo Díaz de Vivar. Estos materiales, nobles y duraderos, se desglosan en un entryway o entrada principal de doble altura más una amplia sala con el comedor solo a pasos.

En lo que a estilos se refiere, a la profesional le gusta “mezclar lo clásico con lo contemporáneo”, el mix and match perfecto, en sus propias palabras. Si bien los proyectos a ejecutar van ligados a la esencia, los gustos y las necesidades de sus clientes, con quienes en consenso define el look que tendrá tal o cual habitación, en este caso los propietarios confiaron plenamente en su ingenio creativo de inicio a término. “Realmente los dueños dejaron que interprete y sienta la casa con total libertad”, expresa.

El espacio sala-comedor en definitiva es el estelar, ya que ahí se desenvuelven los momentos más especiales tanto con la familia como con los íntimos amigos que llegan de visita. La arquitecta de interiores buscó y logró que estos ambientes de bienvenida reflejen a primera vista distinción y clase. A medida que uno ingresa y recorre estas dependencias, nota que la atmósfera se pone más amena y acogedora. La vista descansa en puntos focales estratégicamente dispuestos a lo largo y ancho del área.

Puntualmente, la sala cuenta con muebles de líneas simples con estructuras limpias, sin detalles innecesarios más que el refinado mármol y la madera de sus bases, en referencia a las mesas de centro. Cabe destacar que la elección de mobiliario estuvo 100% a cargo de la profesional con la clara intención de realizar una mezcla ecléctica, que se luce con dos importantes sillones de textura de lino beige.

No hay que subestimar la importancia de los accesorios, que definen el diseño interior final. Colores y texturas delinean los detalles dispuestos en varios rincones, como almohadones y veladores de murano en dorado, y libros decorativos que Larissa siempre busca incluir en sus ambientes, como una impronta suya, ya que son atractivos por sus portadas, imágenes y contenido. Por supuesto, no puede faltar el toque de verde con plantas naturales, que limpian el aire y renuevan la energía.

Todavía en esta estancia, una de las paredes lleva un boiserie decorativo –molduras y paneles de madera muy populares en Francia en los siglos XVII y XVIII– para enmarcar la obra del artista bonaerense Jorge Lucero Villalba Hagelstange que resalta en el muro. “Hay muchos elementos que se destacan, pero definitivamente el arte tiene gran protagonismo, así como los muebles”, agrega.

La paleta cromática, profunda y cálida, se caracteriza por una mezcla de beige y marrón en todas sus gamas. El toque final de la sala es una cómoda petit francesa en lustre oscuro, junto a la pequeña pared de paso y de apoyo al comedor. El reducido espacio en el que se ubica no es delimitante para hacerlo único y original y, como ejemplo de ello, decidió ambientarlo con piezas de distintos países, diferentes texturas y, nuevamente, sutiles notas gold.

La magia de los espacios integrados nos lleva al comedor social, situado al lado. Esta distribución pone en valor las áreas compartidas, donde transcurre tanto la cotidianidad como los memorables momentos en familia. Allí, la madera sigue presente en sintonía con el todo pero con un destaque extra. La gran mesa para 10 comensales, con sillones tapizados en pana, se posa sobre una alfombra que, además de cumplir la función de demarcar el área, aporta diseño, color y calidez.

Este mueble comedor también luce un lustre oscuro y profundo que contrasta con la luminosidad natural de la casa, proveniente de las grandes aberturas con las que cuenta. En lo que a iluminación artificial se refiere, esta juega un papel clave, ya que aporta el tono perfecto a cada ambiente y acentúa aún más el estilo que se busca transmitir. En este sector se representa por medio de una imponente araña dorada con diseño de luz directa e indirecta en las gargantas, que irrumpe por completo, aporta a la sensación de amplitud y confort, y se convierte en punto focal de la habitación.

Detrás, los estantes lucen repletos de potiches azules, muranos y otros accesorios que complementan la dependencia. El proyecto contempló diseño, amoblamiento y decoración, y desde la planificación a la materialización llevó un año entre detalle y detalle. “Mi idea fue seguir una línea clásica de mobiliario con mezclas contemporáneas para llegar a ese punto perfecto de lo atemporal. Recibí este espacio vacío y lo convertí en un living social y comedor elegante. El resultado fue espectacular”, destaca Larissa.

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