Medicina reproductiva
Cómo pausar el reloj biológico
Cada mujer tiene sus tiempos y proyectos, y tomar las decisiones en el momento correcto puede ser clave. Roger Molinas, especialista en Medicina y Cirugía Reproductiva, director regional de la Red Latinoamericana de Reproducción Asistida-Región Sur y fundador de la clínica Neolife, explica cómo los avances científicos y tecnológicos aumentan las esperanzas de hacer frente a la infertilidad.
Fotografías: Fernando Franceschelli.
¿A qué se debe el aumento del índice de infertilidad en los últimos años?
– Se estima que la infertilidad afecta al 18 % de las parejas en edad reproductiva a nivel global. Esto se debe a que la mujer busca el embarazo cada vez mayor, luego de satisfacer sus aspiraciones profesionales y financieras, y también por la calidad del semen, muy deteriorado en comparación con décadas pasadas.
¿Qué es el reloj biológico y qué papel juega el retraso de la maternidad en la fertilidad?
– Utilizamos esta figura para explicar cómo la capacidad de producir óvulos —llamada reserva ovárica— se agota, sin posibilidad de detenerse naturalmente. Los tratamientos de preservación de fertilidad buscan “detener” el reloj biológico en el presente para “reactivarlo” en el futuro.
¿Cuáles son los principales avances científicos y tecnológicos para enlentecer este proceso?
– Para la mujer hay tres posibilidades: la criopreservación o congelación de embriones, de óvulos o de tejido ovárico. En la congelación de embriones, se realiza un tratamiento de fecundación in vitro, pero los embriones resultantes no serán transferidos al útero, sino congelados para el futuro. Este procedimiento es el más efectivo, pero no lo recomendamos de rutina porque, primero, la mujer pierde autonomía, ya que los embriones pertenecen tanto a ella como a su pareja, y su utilización requiere autorización de ambos. Segundo, por los conflictos éticos que puede generar.
En la congelación de óvulos, la mujer también empieza un tratamiento de reproducción asistida, pero congela sus óvulos sin fecundar. Es el preferido porque no se pierde independencia y no hay conflicto ético. Finalmente, en la congelación de tejido ovárico se extrae una porción del ovario que será congelada para uso futuro. Es ideal cuando, además de la fertilidad, queremos preservar la función hormonal del órgano.
¿En qué casos se recomienda la preservación de la fertilidad?
– La principal indicación médica es el cáncer, ya que la mayoría de tratamientos (cirugía, quimio y radioterapia) producen un efecto negativo y permanente en la reserva ovárica. También en otras patologías que amenazan el funcionamiento de los ovarios, como endometriosis y enfermedades autoinmunes. Se indica además en todos los casos donde se desea un embarazo futuro y se es consciente del efecto negativo de la edad.
Los tratamientos de preservación de fertilidad buscan «detener» el reloj biológico en el presente para «reactivarlo en el futuro»
¿Qué diferencias tienen estas técnicas?
– La congelación de óvulos sirve para preservar la capacidad reproductiva, mientras que la criopreservación de tejido ovárico conserva, además, la capacidad hormonal de los ovarios y posterga la menopausia. La criopreservación de óvulos es para mujeres en edad reproductiva con buena reserva ovárica. Y aunque la congelación de tejido ovárico se realiza en la misma población, también es posible en niñas que aún no menstrúan. Aunque en la congelación de óvulos el embarazo se consigue solo artificialmente, en la congelación del tejido ovárico se puede incluso de manera natural.
¿Qué tecnologías tienen más potencial de mejorar los tratamientos de fertilidad?
– La automatización de los procesos laboratoriales, gracias a la inteligencia artificial, es clave para mejorar las fases del tratamiento. Con esta tecnología, podemos seleccionar los gametos (óvulos y espermatozoides) y los embriones. Un ejemplo son las incubadoras Time-Lapse, que permiten guardar y evaluar los embriones con una cámara-microscopio incorporada que captura y registra su desarrollo, sin necesidad de movilizarlo. Además, rastrea la velocidad de crecimiento y alimenta algoritmos que definen la calidad embrionaria.
¿Qué consejo les darías a quienes consideran la reproducción asistida?
– Primero, que la infertilidad afecta a casi 300 millones de mujeres en el mundo, ya sea que la causa radique en ellas o en sus parejas. Segundo, la fecundación in vitro es una herramienta con 46 años de historia, mediante la que han nacido 12 millones de personas. Tercero, en Paraguay tenemos tecnología con resultados incluso por encima de los reportados a nivel continental. Mi consejo a las parejas es que no tengan miedo de afrontar el problema, ya que hay una solución disponible en nuestro propio país.
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