Mujeres detrás de cámaras
Por su parte, Xime Barba llegó al cine desde la fotografía, ámbito en el que fue reclutada por el dueño de una empresa productora y donde, después, confiesa haberse enamorado del trabajo de producción audiovisual. Pronto decidió estudiar cine y ya participó en varias películas como parte del departamento de fotografía. “En los rodajes estoy encargada de la seguridad y el manejo correcto de los equipos de cámara. Ayudamos al director de fotografía con todo lo que se necesita a nivel técnico para llevar a cabo el material, ya sea la cámara misma, los lentes o filtros, entre otros millones de accesorios”, comenta, y acota: “Por otro lado, los primeros asistentes de cámara también manejamos el foco. Si algo se ve desenfocado, pueden culparnos a nosotros”.
Las dudas que Xime pudo haber sentido alguna vez con respecto a su profesión se disiparon hace ya bastante tiempo y hoy está encaminada a ser una de las primeras mujeres en encarar la dirección de fotografía de un largometraje, un puesto que ya ejerció en publicidad, videoclips, programas de televisión y comerciales. Hasta ahora, ha sido segunda asistente de cámaras en Los buscadores (2017), Orsai (2019) y Boreal (2019), y foquista en The List (2020).
Siempre se desenvolvió en ambientes muy masculinizados, así que hizo un compromiso consigo misma de nunca dejar espacio para la duda en lo que se refiere a su trabajo. Para Xime, esto significa intentar, caer y volver a intentar con más fuerza: “Aprender de todo y de todos, pero ser fiel a mi intuición, a mis colores o estilo. Los hombres tienen un montón de cualidades y nosotras también tenemos otras muy diferentes; tenemos muchísimo que aportar y no hablo solo a un nivel estético: tenemos un discurso que podemos ayudar a transmitir a través de las imágenes”.
“Me parece que un hombre no tiene que estar demostrando a los demás una y otra vez que funciona en este rol”, agrega Xime. Sucede que su experiencia en esta industria que ama no siempre fue la más positiva, porque debe demostrar constantemente estar a la altura de las circunstancias para que la tengan en cuenta, como cuando el director de un proyecto le pidió que lo llevara de un lado a otro sobre un carro para medir su fuerza y juzgar si “merecía” estar en el equipo. Lastimosamente, también ha tenido que escuchar comentarios indeseados sobre su cuerpo en ambientes laborales, palabras dichas a modo de “chiste” que pueden hacer mella en la motivación.
Pero Xime se apura en acotar que esta no es la norma y que las experiencias positivas siempre formaron parte de su trabajo, con directores y compañeros que le dieron su lugar desde el principio.
Está convencida de que la necesidad de abrir las puertas a una mayor participación femenina va más allá de la representación. “Nos necesitamos entre nosotras. Cuando me di cuenta que mi ‘competencia’, una mujer que también trabaja en [la parte] técnica, no tenía por qué ser mi enemiga, ¡todo cambió! Juntas somos un excelente equipo y ahora es una de mis mejores amigas”, dice Xime, y agrega entre risas: “Entre nosotras nos impulsamos, ayudamos y compartimos dolores de cabeza. Estoy 100 % segura de que, entre todo el apoyo que recibí a lo largo de mis años, mis compañeras y amigas fueron pilares para continuar y querer crecer en esto”.
Un espacio para la crítica
Para Alexandra Vázquez, crítica, guionista y, próximamente, directora de cine, su relación con el cine tiene mucho que ver con la manera de observar el mundo a través de las películas: la cinefilia. Su amor por esta forma de arte y su carácter de cinéfila estimularon su curiosidad y la empujaron a formarse académicamente. Es creadora de un blog de crítica, La Pistola de Chéjov, y escribe regularmente para El Espectador Imaginario, una revista digital con sede en España especializada en la materia. Allí publica no solo sus críticas, sino también ensayos y artículos.
Desde La Pistola de Chéjov, organiza “En foco”, un ciclo de cine debate gratuito y alternativo que busca exhibir películas de distintas épocas y géneros fuera del circuito comercial.
“La crítica es fundamental no solo en el cine, sino en el arte en general. En el cine ocurre un diálogo entre una película y el espectador, y este encuentro puede ser ampliado mediante el texto escrito”, sugiere Alex, y agrega: “La crítica ofrece, además, múltiples lecturas de una película, e incita al intercambio de miradas diversas con la que podemos estar de acuerdo o no. Conecta lectores y audiencias, contagia la cinefilia a nuevos espacios, mientras que se repara en el proceso de constante transformación de la cultura cinematográfica”.
De su experiencia se desprende su deseo de ver que más mujeres cuenten con la oportunidad de contar sus historias: “En la mayoría de las películas, como son realizadas por hombres, se refleja una mirada masculina predominante, quedando un vacío en cuanto a otras miradas que puedan proponerse. Así como abundan historias repetidas, existe un sinfín por contar, cuyos protagonistas y autores pertenecen a un abanico diverso de personas que pueden ofrecer otros modos de ver y de relacionarse con el mundo”.
Alex es licenciada en Cinematografía y docente de la misma carrera desde hace tres años. Además, cuenta con un máster en Crítica de Cine por parte de Aula Crítica de Barcelona (España). Pero los currículums fornidos no son escudo suficiente para las experiencias negativas relacionadas con el género; sin embargo, Alex tiene su propia determinación como guía para estos casos: “Es frustrante estar en desventaja por cuestiones de género, cuando la competencia debería ceñirse a la preparación profesional. No obstante, las mujeres estamos conquistando espacios con duro trabajo y demostrando nuestra valía, sin que nadie nos regale nada”.
La conversación llega a un alto, pero solo en nuestras páginas. Detrás de cámaras, trabajadoras como nuestras 10 entrevistadas se encargan de demostrar, todos los días, el valor de cada uno de sus roles, siguiendo las carreras que eligieron con una pasión tan grande que solo el cine puede justificar.