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El privilegio de la amistad

La importancia de la incondicionalidad

Un hermano puede no ser un amigo, pero un amigo será siempre un hermano.

Demetrio de Falero

Uno puede sentirse privilegiado si, llegado a cierta edad, puede considerar que tiene amigos “para toda la vida, incluso más allá”. Freddie Mercury, vocalista del grupo musical Queen, por ejemplo, hasta el día de hoy, 29 años después de su muerte, sigue enviando regalos a sus amigos más íntimos por Navidad.

Esto se debe a que Mercury dejó establecido en su testamento que los grandes almacenes londinenses Fortnum & Mason envíen una cesta de Navidad cada año a sus amigos más cercanos, todos ellos apuntados en una lista escrita por él mismo.

Existen amigos que alcanzan la relevancia de familia, siempre que los necesitamos están ahí, y viceversa. En la medida que crecemos y maduramos, nos vamos dando cuenta de que no importa mucho la cantidad, sino más bien la calidad de amigos; y los que conservamos son por pura afinidad.

En un grupo existen personalidades de todo tipo: los divertidos, los maestros, los psicólogos, los responsables, los motivadores y los anarquistas, entre otros. La afinidad con cada uno denota el importante nivel de identificación que compartimos con otras personas, y la necesidad de complementar nuestra propia personalidad, de sentirnos plenos y cómodos con sus valores y ética. Por supuesto, sin necesidad de que tengamos que estar de acuerdo en todo.

Hablamos sobre la importancia de la amistad para toda la vida, aquella de la que podemos alejarnos, como ahora por culpa del aislamiento, o por viajes u otras circunstancias de la vida, pero vínculo del que nunca podríamos prescindir, que trasciende incluso la muerte y hasta podría determinar la salud mental y emocional de una persona.

Beneficios de tener amigos

La amistad incondicional no espera nada del otro, solo busca celebrar juntos el vínculo y aumentar el patrimonio emocional que se construye a lo largo de la vida. Pero aunque no nos percatemos de los beneficios indirectos, estos existen y son muy valorables. Con las otras personas tenemos una cantidad infinita de aprendizajes; a través de sus vidas y experiencias, que las vivimos como si fueran nuestras, aprendemos a decidir mejor; escuchamos sus consejos y observamos sus formas de resolver problemas, y esto nos ayuda a tener diferentes perspectivas sobre un asunto semejante que podríamos atravesar. Gracias a ellos sumamos momentos inolvidables, consejos, alegrías y tristezas.

Un artículo de la página digital Mente Sana dice que, según algunos estudios, el 98 % de las personas tenemos entre uno y nueve buenos amigos cercanos. Otras investigaciones indican que la amistad no es simplemente diversión, sino que es necesario para nuestro desarrollo, nuestra salud emocional y nuestro bienestar mental y físico, algunos de esos beneficios son:

1. Te ayudan a vivir más. Las personas con una vida social activa y con buenas relaciones interpersonales viven más tiempo. Los investigadores afirman que la relación puede estar en la importancia de la amistad para superar las situaciones estresantes de la vida, y este impacto positivo afectaría significativamente en la salud tanto mental como física.

2. Reducen el estrés. La buena relación con los compañeros de trabajo evita el burnout, o estrés crónico. Parece ser que las relaciones sanas con los compañeros de trabajo funcionan como un amortiguador frente a este fenómeno, reduciendo sus síntomas y participando en su prevención.

3. Una vida más sana. Un estudio llevado a cabo por Yang y sus colaboradores, tras comparar el estado de salud de las personas con relaciones interpersonales sanas y aquellas que se encontraban aisladas, encontró que las primeras gozaban de una mayor salud general: buena presión arterial, menos índice de masa corporal, etc. Sus conclusiones fueron publicadas en el Journal Proceedings of the National Academy of Sciences. En este sentido, el aislamiento por el cual estamos atravesando iba a ser muy diferente, si no contábamos con el favor de disponer de la tecnología con la cual podemos comunicarnos con nuestros seres queridos a través de videollamadas al instante. Podemos hasta participar de reuniones gracias a las diferentes aplicaciones y, así, sentir la cercanía virtual, que si bien no reemplaza la física, por lo menos evita la desensibilización y la irritabilidad que causa el aislamiento y el ensimismamiento.

4. Mayor diversión. Los amigos nos proporcionan buenos momentos y situaciones divertidas. De hecho, asociamos la amistad con los ratos divertidos y con compartir actividades que nos resultan placenteras y agradables. Si encima tenemos un amigo de esos que se pasan el día contando chistes, nuestra salud y nuestro bienestar se ven mejorados notablemente. 

Los amigos no solamente alivian el dolor emocional cuando estamos tristes y nos escuchan y nos prestan su apoyo más incondicional, sino que pueden ayudarnos también a reducir el dolor físico.

5. Alivian el dolor. Los amigos no solamente alivian el dolor emocional cuando estamos tristes y nos escuchan y nos prestan su apoyo más incondicional, sino que pueden ayudarnos también a reducir el dolor físico. Esto es lo que afirma una investigación publicada por la Psychosomatic Medicine, que afirma que la percepción del dolor se ve reducida cuando estamos físicamente junto a una persona que consideramos cercana.

6. Mejoran la agudeza mental. Los amigos también afectan a nuestro cerebro. Según un estudio llevado a cabo en 2012, quienes padecen demencia empeoran cuando no están en contacto con otras personas y se sienten solas. Los sujetos del estudio fueron más de 2000 holandeses con edades superiores a los 65, analizados durante tres años. Tras el análisis de los resultados, los investigadores afirmaron que “tiene que ver más con la sensación de estar solo que con estar realmente solo”. Por tanto, no es simplemente el contacto con otras personas lo que es productivo en este sentido, sino que un contacto cualitativamente mejor y más cercano mejora el funcionamiento cerebral.

7. Mejora la salud cardiovascular. Como si del ejercicio físico se tratase, la amistad tiene un efecto positivo sobre nuestro corazón. Esto es lo que concluye una investigación de la Universidad de Duke, en los Estados Unidos. Para llevar a cabo su estudio, los investigadores analizaron a 1000 sujetos con enfermedades cardiovasculares. Los resultados indicaron que, al cabo de cinco años, la mitad de los participantes que habían fallecido no contaban con un amigo cercano. En cambio, el 85 % de los supervivientes tenían una fuerte amistad con alguien.

8. Favorece el desarrollo o crecimiento personal. La amistad está presente en todas las etapas de nuestra vida y favorece nuestro desarrollo. Por ejemplo, la amistad es necesaria para el crecimiento en la adolescencia, porque puede ayudar en el proceso de autodescubrimiento de la identidad. Además, a través de los amigos podemos adquirir valores, conocimiento y pueden servirnos como modelo para el aprendizaje de distintas conductas.

9. Mayor equilibrio emocional. Los seres humanos somos seres sociables y, por tanto, necesitamos el contacto con otras personas. La privación de amistad repercute negativamente en nuestro equilibrio mental. Los amigos aumentan nuestra autoestima y nos hacen sentir bien en los malos momentos. Es difícil imaginarse una persona feliz sin tener amigos.

10. Ayudan a evitar la obesidad. Los amigos ayudan a evitar la obesidad. Al menos esto es lo que concluye un estudio publicado en Annals of Behavioral Medicine. Los investigadores explican que, especialmente en la infancia, “la socialización tiene un efecto sustitutivo de la comida”, lo que hace que comamos menos al estar entretenidos. Sin duda, unos resultados curiosos. 

La amistad que trasciende la muerte

La amistad para toda la vida se sostiene tanto en el plano real como en el simbólico (o espiritual). Es independiente a la presencia física de la persona. Una amistad así, nos permite interpretar la realidad como un recuerdo indeleble, por tanto, eterno y atemporal.

Cuando perdemos a un amigo, este es un dolor imposible de asir en el discurso, al punto que no tiene denominación en el lenguaje. La falta de palabras para representar este duelo, revela que es un vínculo al que consideramos y esperamos que dure para toda la vida. Quizá por eso trasciende a la muerte, porque prescinde del mundo físico y permanece inmortal en el mundo simbólico, en la memoria y en la impronta emocional. Todos sabemos que perder es el precio por amar de verdad. Amamos a riesgo de sufrir, pero volveríamos a amar si nos dieran a elegir, porque sufre mucho más quien no amó incondicionalmente a sus amigos.

Dedicado a mi amiga del alma (de esta y otras vidas), Renate.

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