Mujeres detrás de cámaras
El maravilloso momento del cine paraguayo
Paraguay es un lugar curioso. A diferencia de las principales industrias cinematográficas del mundo, en nuestro país las mujeres están en todos los departamentos y en casi todos los estratos. Pero ¿qué tanto se pone en ejercicio la perspectiva femenina? ¿Cuáles son los obstáculos que las trabajadoras audiovisuales enfrentan todos los días? Te invitamos a formar parte de esta conversación con 10 profesionales que nos cuentan cómo transcurre para ellas el detrás de cámaras.
En nuestro país, los límites entre la publicidad y el cine se desdibujan porque los trabajadores de ambos son, usualmente, los mismos. Cuando nos planteamos la posibilidad de mostrar a las mujeres que trabajan en el rubro audiovisual paraguayo, no tuvimos problemas con encontrar a las personas ideales para revelarnos lo que sucede más allá de lo que vemos en pantalla.
Empezamos la conversación con Mariana Pineda, actual vicepresidenta de la Comisión Directiva de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas del Paraguay y especialista de la plataforma de Industrias Creativas y Servicios de la Red de Inversiones y Exportaciones (Rediex), dependiente del Ministerio de Industria y Comercio (MIC). Su trabajo dentro de este organismo es ayudar a las empresas de estos rubros a mejorar su capacidad, con el fin de aumentar —o realizar por primera vez— exportaciones.
“Siempre quise hacer cine, pero cuando terminé el colegio todavía no existía una carrera universitaria. Entonces me volqué a la comunicación, trabajé como redactora y creadora de contenidos digitales por varios años, hasta que en 2012 fui a hacer un taller corto a Los Ángeles y al volver entré a trabajar en Maneglia-Schémbori”, cuenta Mariana. Desde entonces, fue sumando interesantes proyectos a su hoja de vida, pues se desempeñó como productora para el documental Ore Ru (2015); productora asociada en Los buscadores (2017); y productora ejecutiva de La última obra (actualmente en posproducción).
Sobre su trabajo en la función pública, comenta que “es la primera vez que Rediex y el MIC tienen una plataforma especializada en industrias creativas”. Explica que el cine da trabajo a unas 4000 personas en Paraguay, aunque es un número difícil de precisar pues toca transversalmente a otras industrias.
Y, muchas veces, la persona encargada de conectar a estos trabajadores e industrias es el productor. Personas como Mariana y como Patricia Sánchez, quien cuenta con más de una década de experiencia. Pati fue coordinadora de producción en Maneglia-Schémbori Realizadores, administrativa de producción para Las herederas (2018), jefa de locaciones para Leal (2018) y es productora ejecutiva en The Lab.
“El productor es quien lleva adelante el proyecto desde que se inicia. Es un rol preponderante, ya que articula las áreas entre sí y las tareas entre una etapa y otra. Es quien lleva a cabo la ejecución integral del proyecto. Prácticamente cualquier problema que no se puede resolver termina cayendo en el área de producción”, explica Pati. Agrega que las personas que cumplen este rol deben tener la capacidad de comunicarse eficientemente, ya que lo audiovisual requiere trabajo en equipo: “Hay veces en que somos seis personas y otras en donde el equipo es de 150, y todos tienen que entender cuál es su tarea y qué vamos a grabar para que logremos el objetivo. Hay ser muy organizado, ¡Excel es el mejor amigo de un productor!”.
Pati Sánchez busca, sobre todas las cosas, que su trabajo alcance a las personas a un nivel humano, colaborar con que el público vea las cosas desde una perspectiva diferente. Por eso creó Chamaca, su empresa productora, junto con su compañera Estefi Ortiz. Juntas se encuentran en pleno desarrollo de un documental sobre el abuso sexual infantil en Paraguay; una obra que Pati considera un aporte a la problemática pues, más allá de las dificultades propias de conseguir los fondos para una realización cinematográfica, su meta es ayudar a visibilizar la realidad de miles de niños y niñas.
Al consultarle sobre la presencia femenina en su rubro, sonríe y responde que el audiovisual es un mundo hermoso: “Somos muchas las mujeres las que trabajamos en esto, en distintos roles. Y la verdad es que entre nosotros [los trabajadores] no hay diferencia en cuanto a sexo o edad, ya que lo que importa es el trabajo. A pesar de que estamos viviendo en un país machista, en el set todos somos iguales”.
Al respecto, es muy interesante el punto de Tania Cattebeke, realizadora, guionista y directora. Ella hace énfasis en que su mayor experiencia, fuera de sus proyectos personales, se centra en la publicidad, pero que tuvo la oportunidad de observar un fenómeno particular en ambos rubros. “Gratamente, hay muchas mujeres trabajando en el medio, entre las que se siente mucho apoyo y en números generales creo que hay cierta equidad. Cuando separás por roles es donde ves muy pocas mujeres trabajando como directoras de publicidad o en dirección de fotografía. Así también, hay roles realizados mayormente por mujeres, como los de jefatura de producción o dirección de arte”, señala.
Aunque coincido en que el debate alrededor de la participación femenina es uno muy complejo y de varias aristas, no puedo evitar preguntarme si existe cierto condicionamiento hacia el tipo de trabajos que las mujeres desarrollan dentro de la industria del cine.
Esta es una conversación que se desarrolla en todo el mundo y no parece acabar pronto, pero también cabe destacar, así como dice Tania, que estamos en el mejor momento posible del cine a nivel global: en un momento de cambios. “Que la gente debata constantemente sobre la necesidad de representación de las mujeres en el cine es superpositivo para quien quiera aventurarse a hacerlo en este momento”, asegura. A su criterio, en un futuro cercano habrá más directoras (de fotografía y de cine en sí) porque hay mujeres formándose para eso.
Además, el cine paraguayo es bastante particular también en este sentido. “Hay varios largometrajes dirigidos por mujeres. Paz Encina, Tana Schémbori, Renate Costa, Arami Ullón son algunas directoras que lograron un montón a través de su cine. Esto me hace pensar que estamos por buen camino”, dice Tania. Ella misma escribió y dirigió varios cortometrajes, como Olia (2017), el cual formó parte del Festival de Cine de Cannes, y Veo, veo, una obra inspirada en la infancia del papá de Tania, con miras a estrenarse este 2020.