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Una obra para sentir

Historia de un jabalí o algo de Ricardo

Las reglas están para romperse, y la cuarta pared, para ser demolida. Historia de un jabalí o algo de Ricardo hace mucho más que echar por tierra los convencionalismos teatrales. Esta obra unipersonal talentosamente interpretada por el actor Jorge Báez tendrá dos fines de semana de funciones en El Otro Teatro hasta el 1 de octubre, con una propuesta para aquellos que no temen sentir. Te invitamos a conocer más sobre esta propuesta sobre las tablas.

En la sala de El Otro Teatro, el auditorio contiene la respiración ante el juego de luces y emociones que propone esta obra. Historia de un jabalí o algo de Ricardo cuenta las reflexiones de un actor sediento por interpretar el papel de su vida ante un público que él considere digno. Un día, luego de años de roles secundarios y extras, por fin consigue una posición a su altura: el rey Ricardo III, de William Shakespeare. Actor, director, dramaturgo y bailarín, Jorge Báez protagoniza la puesta con tanto dominio de su lenguaje corporal y su expresividad que, desde antes de su aparición completa en escena, tiene al público en la palma de la mano, que lo sigue con la mirada sin poder ni querer despegarla.

El material fue ideado por el dramaturgo uruguayo Gabriel Calderón y presentado por primera vez en 2014, en Montevideo. Sobre esta base textual, cada actor derrama una parte de su alma en la historia, con las características propias de su país y su contexto. Antes de llegar a Asunción, este concepto se consolidó como un éxito en España, Argentina, Chile, México y Costa Rica. “La obra tiene la particularidad de que el mismo autor te aclara el peso del material en la primera página del libreto. Está seleccionado para ser agregado, pensado y dudado por el actor que lo interpreta”, explica Jorge Báez.

Entonces, el desafío del autor para el actor es procesar la obra desde su propia perspectiva y experiencias. “Yo a esta historia la vengo masticando desde 2019 y la íbamos a estrenar en 2020”, nos explica Jorge. La pandemia retrasó la presentación dos veces y, con el correr del tiempo, adquirió cada vez más significado para el actor.

Para esta puesta, el reconocido diseñador de modas Fabián Da Silva, creador de Fauvé, es el director de arte y vestuario, y el encargado de concebir el entorno en que se desarrolla el unipersonal. “Al momento de diseñar la vestimenta, tuve en cuenta que el protagonista parece estar desnudando su alma ante su público. Por eso, utilizamos un corrector de postura para el estilismo, así como prendas neutras, como ropa interior blanca, antigua pero moderna, y una camisa amplia para que pueda moverse en todo el escenario con una clara inspiración en las mangas abullonadas de Shakespeare”, cuenta.

Para tres momentos claves en que aparecen personajes femeninos, buscaron un vestuario y una iluminación especial. “Un mantel hace de capa y vestido, luego una camisa, de gorguera en el cuello y, en la última reina, hay un vestido rígido que representa una armadura”, explica Fabián.

La experiencia de la escena se ve potenciada indudablemente por la cercanía con el público. El protagonista se presenta ante ellos como alguien inteligente, que sabe cómo mover sus piezas y hacer valer sus conocimientos, pero está lleno de rencores. “Lo que ancla esta historia fuera del contexto del teatro es el rencor y cómo gestionarlo, porque es algo que cuando se instala, uno debe tener cuidado. Plantea a este personaje que siempre quiso hacer el unipersonal de su vida y llegó a él con mucho resentimiento, sobre todo contra el sistema teatral que le toca a él”, reflexiona el protagonista.

Ricardo III o Jorge III, el actor que lo interpreta en este universo teatral, solo se muestra transparente ante su audiencia, su única confidente, que lo espera en El Otro Teatro y, sin saberlo, forma parte de la escena, testigo del desdoblamiento de un artista que no solo interpreta, sino que es, siente y vive el remolino de emociones que trae la obra.

“Creo que Historia de un jabalí o algo de Ricardo está dedicada a todas las personas que tuvieron un sueño y no lo pudieron realizar, como este actor que fue protagonista de Ricardo III y por su resentimiento y la manera en que él considera se tienen que hacer las cosas, no lo pudo llevar a cabo y se quedó con esa meta sin cumplir”, opina Jorge.

Toda la puesta está pensada para generar un recuerdo indeleble en la memoria del espectador. Desde los aromas de la sala que lo abrazan al atravesar sus puertas, hasta la iluminación, creada de acuerdo con las necesidades expresivas del actor. A criterio de Fabián, “el intérprete va transformando el espacio y dibuja momentos con las luces”. El equipo decidió que este material sería un homenaje al actor paraguayo Jesús Pérez, que colaboró con ellos en la realización de una voz en off que forma parte del inicio de la puesta y de la campaña en redes sociales.

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