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Graciela Mayor

La belleza de lo personal y esencial

Visitamos el hogar de una importante exponente del rubro del arte nacional, quien en esta nota nos comparte sus motivaciones para proyectar y diseñar sus espacios cotidianos, y cómo convive con ellos.

Hace tiempo que la pandemia dejó de sentirse como algo temporal y breve, y la idea de quedarnos en casa y habitar cada rincón del hogar se volvió una realidad inevitable. Así es como Graciela Mayor ‒artista plástica, y propietaria y gerente de la galería de arte Casa Mayor‒ se planteó la importancia de las viviendas y lo fundamental que resulta imaginar y diseñar el espacio vital de cada uno, en función a su propio bienestar. 

Para Graciela, la proyección de su residencia parte de entender que el diseño de interiores es un arte aplicado; como en otras disciplinas, hay que compatibilizar los criterios estéticos con la funcionalidad práctica y, así, generar una sinergia de confort entre ambos.

Para Graciela, la proyección de su residencia parte de entender que el diseño de interiores es un arte aplicado.

Su hogar lo imaginó ella misma, y con el correr del tiempo recurrió a la ayuda de su amiga, la artista Claudia Casarino. “No solo me ayudó, sino que cada tanto propone ideas, pequeñas modificaciones que son fantásticas para hacer que evolucionen los interiores, porque al fin y al cabo vamos cambiando y, en consecuencia, debemos adecuar nuestro entorno”, explica. Ella piensa que sus espacios son todo lo contrario al criterio de decoración, que insiste en recargarlos de cosas que se suponen bonitas. 

La planificación de su casa se concibió desde lo ecléctico; “inevitablemente ecléctica”, recalca nuestra entrevistada. “El oficio de las personas influye decisivamente en el tipo de decoración y es obvio que tantos años al frente de un espacio dedicado a la exposición y venta de objetos de arte hacen que el gusto estético se vuelva amplio y variado”, agrega Graciela. 

Fueron varios los tópicos en los cuales se basó para trazar la apariencia de sus habitaciones. Los mismos dependen tanto de la necesidad como de la evolución de los gustos de su usuaria, así como de sus estados de ánimo. Sin embargo, esos criterios se conectan con un poderoso factor común estético. “Lo que más nos cuesta a quienes vivimos y trabajamos en el mundo del arte es no sobrecargar. Es como una deformación profesional. En algunos espacios no lo he evitado, porque vivir rodeada de una sobreabundancia de obras es parte de lo que soy”, acota. 

Una de las cosas más importantes para Graciela es la luz; cuenta que trabajó mucho en la ambientación y en las aberturas de su morada, para aprovechar mejor la iluminación natural. Podemos coincidir en que la entrada proporciona un clima acogedor a los espacios, sin mencionar que es una excelente fuente de ahorro de energía eléctrica.

“Cada espacio y objeto me genera placer y por eso son como son y están donde están”

Graciela Mayor.

Rodeada de arte

No hablamos de un espacio favorito o particular porque, según Graciela, hoy nos daría una respuesta, mañana otra y así hasta el final. Depende de la actividad que esté realizando, de la hora del día, de los vínculos afectivos con los artistas que crearon un objeto o las circunstancias en que lo adquirió. “Cada espacio y objeto me genera placer y por eso son como son y están donde están”, agrega la artista plástica.

Los cuadros que podemos apreciar en sus espacios corresponden a figuras nacionales como Carlos Colombino, Lucy Aquino, Ricardo Migliorisi, Edith Jiménez y Claudia Casarino, así como creaciones propias: “Cada uno en su lugar. Tengo, por ejemplo, una puerta corrediza que da al patio. Encontré una pieza que es muy hermosa; no sé ni para qué se habrá usado antes, es un objeto precioso. Lo puse como si fuera arte. Hay una conexión entre la persona y la obra, en mi inconsciente hay algo que me atrae de esa pieza”. 

Como un consejo importante, la mujer al frente de la galería Casa Mayor hace hincapié en no llenar la casa de cosas solo por el hecho de ser lindas o costosas, o porque se compraron durante un viaje. “Pongan objetos que les gusten, que les importen de verdad, que les digan algo. Asesórense con alguien que conozca bien sus gustos y sea capaz de proponerles mejoras acordes a su personalidad”, finaliza.

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