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Ahmed Ali

Cómo planear el gran día

Desde el 2017, We Do Producciones crea ocasiones únicas en todas las formas y tamaños. Se presenta como una empresa full service que ofrece servicios de decoración, producción y coordinación para eventos, sean sociales o corporativos. Con el universo de las bodas como temática, en esta ocasión charlamos con Ahmed Ali en su faceta de wedding planner, y él nos aclara algunas dudas sobre cuál es la función que cumple el coordinador y cuáles son los cimientos de una fiesta inolvidable.

Fotografías: Javier Valdez, Ruthi Delvalle y gentileza de We Do Producciones.

Ahmed Ali es publicista especializado en diseño gráfico y marketing estratégico, y siempre trabajó en el área de producción de eventos corporativos. Hace siete años formó, junto a Adrián Aguirre, We Do Producciones, empresa con la cual explotan su talento de pensar fuera de la caja para imprimir otra mirada y estilo a los acontecimientos en Asunción y el país.

Mientras que Adrián es la cabeza en lo que respecta a la ambientación y decoración, Ahmed se concentra en el planning y en ejecutar los diversos niveles de logística necesarios para organizar una fiesta. Desde un inicio acordaron que con We Do trabajarían con ideas y tecnologías innovadoras para crear acontecimientos verdaderamente únicos, sin temor a involucrarse en cada uno de los aspectos necesarios. Esto quiere decir que, como dupla, pueden pensar tanto en un panorama general y producir a gran escala, como planificar algo íntimo con detalles esenciales que, igualmente, logran el impacto visual tan buscado hoy.

Un factor por el cual destacan es por su apertura al trabajo colaborativo con proveedores del mismo rubro. “Hoy somos una empresa full service que le da mucha importancia al trabajo con otros profesionales también de decoración y event planning. Creemos que el mercado es muy amplio como para cerrarnos solo a dos cabezas. Adri trabaja con otros coordinadores, y yo, con otros decoradores; así podemos llevar las ideas a otro nivel. Amamos lo que hacemos y estamos preparados para todo tipo de eventos. Vamos con todo”, nos detalla Ahmed.

Esta fusión se ejemplifica cuando una de las partes se ocupa del macro de una celebración, y la otra trabaja en los detalles más puntillosos; a un grupo le toca producción general, mientras que los otros reciben y atienden a los contrayentes e invitados; la parte social en sí del evento.

“Entonces, lo que buscamos con We Do es que cada evento sea único, tanto en deco como en coordinación y producción. Por más que un potencial cliente nos diga: “Me gusta esto que hicieron en tal evento”, nosotros generamos para él algo en la misma línea de pensamiento, pero totalmente distinto”, explica el event planner.

En el diseño de eventos está lo que se ve y lo que no. En este backstage hay muchas cosas a tener en cuenta, como la parte técnica, el timming, el montaje y desmontaje en concordancia con los proveedores, los cálculos, los shows, el tiempo de duración de los efectos… Situaciones que deben ser controladas al milímetro para que todo resulte perfecto.

Ahmed afirma: “En coordinación queremos estar en todos los momentos, desde las pruebas de vestido y peinado hasta la elección de la puesta de mesa y la degustación. Acompañamos los procesos de planificación de la boda para transmitir tranquilidad a la pareja y, aunque en un evento ocurren imprevistos, los novios pueden tener la certeza de que todo se solucionará, que van a ser respaldados por el equipo que está detrás”.

LAS CLAVES DE UN EXPERTO

¿Cómo innovar en una boda? Es una ocasión marcada por muchas tradiciones. El secreto está en mantener la esencia. Los novios que buscan ese algo diferente para su celebración, por recomendación de amigos o conocidos llegan hasta We Do; y es que como empresa y a nivel personal, Ahmed se encuentra en la búsqueda constante de la novedad. Salir de su zona de confort le incentiva a generar más ideas.

Aun así, a su criterio hay ritos o costumbres que deben permanecer. “Nada puede reemplazar la entrada de la novia o el beso de los nuevos esposos, eso es lo emocionante de una boda. Pero cuando termina el protocolo, se apagan las luces y empieza el show, hay que sorprender”, aconseja y recuerda a la par que “al pisar la recepción se tiene que sentir que la experiencia es distinta. Por eso hay cuidar la esencia, buscar la diferencia en los detalles a partir de la personalidad de los novios”. Cada pareja es única, y su enlace también.

Antes de armar un presupuesto, Ahmed organiza una reunión previa con los futuros esposos, algo de gran ayuda para ambas partes. Allí, todas las preguntas tienen un porqué y un sentido que ayuda a entender el evento. En el caso del event designer, esto es crucial para recopilar algunas informaciones y “transmitirles que entendemos lo que tienen pensado, qué es lo que quieren y cuál es la expectativa. Intentamos captar cómo son, porque cada pareja en realidad es única, entonces buscamos esa identidad de los dos dentro de la boda, de la joven en su fiesta de 15 años o de la marca en su acontecimiento”, detalla.

La lógica es el mejor aliado de un productor de eventos y, con ella, la capacidad de anticipar los inconvenientes que se puedan presentar. Por esta razón, el primer consejo que quiere compartir es contar con un wedding planner. “Muchos caen en el error de querer cerrar primero el local, y a veces este no resulta ser el espacio adecuado para la cantidad de gente estimada o para el estilo de fiesta que tienen en mente. A pesar de que hoy en día hay una mezcla de todo, los estilos se entrelazan y se nutren unos de otros como sucede en el arte y en la moda, lo ideal es siempre buscar un organizador o alguien que te guíe en la planificación y, con ese apoyo, avanzar en los preparativos”.

El paso siguiente es contar con algunos servicios básicos ya reservados y asegurar mediante seña su disponibilidad con anticipación, para después trabajar tranquilos. Estos serían: el local, el decorador, el fotógrafo y el DJ. Los demás detalles se pueden preparar con tiempo. En cuanto a la iglesia, los contrayentes la escogen porque los padres o abuelos también dieron el sí ahí; es el templo del colegio… Pero si este no fuera el caso, lo ideal es escoger un lugar cercano al lugar de la fiesta, para no retrasar los tiempos. En cuanto al catering, actualmente la propuesta es bastante amplia y los proveedores son excelentes y con mucha experiencia.

En este marco, es posible preparar el evento tanto un año como o un mes antes. “Con la experiencia que tenemos y los aliados con los que contamos, como We Do podemos organizar una boda en el tiempo que requieran los novios”, agrega Ahmed. Y es que, a su manera de ver las cosas, “el wedding planner es el que te dará la seguridad de que va a cumplir al 100 %. Aunque tenemos proveedores muy responsables y servicios de excelente calidad, aun así es necesario que alguien compruebe que lo que contrataste y soñaste para ese día esté en la forma en que pediste. En el día D tiene que relucir lo armado y soñado, todo lo que los novios hablaron, rieron y lloraron durante ese año, porque es una ocasión única en la vida”, exclama.

“Trabajamos en guiar a la pareja a los proveedores y experiencias ideales para su boda, porque no va tanto por el costo, sino por quién hace el servicio”

UN PROCESO CARGADO DE EMOCIÓN

En cuanto al costo de una celebración, él considera que un buen organizador de eventos se adapta al presupuesto dentro de la lógica de lo que quieren los novios, lo que se puede hacer y cuánto quieren gastar, para lo cual también sirve esa primera reunión. Una sugerencia sería poner en una planilla lo indispensable para la celebración, los servicios que sí o sí necesitan —detallados más arriba— y, a un lado, armar otra planilla con cosas que uno desea pero que por el momento no entran en lo estimado, aunque con un juego de cintura quizá se concreten.

Como wedding planner, maneja dicha planilla en conjunto con los novios, todo el costo en general, para que a lo largo del proceso haya un control de cómo van los gastos y no resulte una sorpresa para ninguno de los involucrados. “Trabajamos en guiar a la pareja a los proveedores y experiencias ideales para su boda, porque no va tanto por el costo, sino por quién hace el servicio”, aclara nuestro entrevistado.

Conforme avanza el proceso, hay detalles que se van ajustando. A su parecer, las reuniones mensuales ayudan a que bajen los niveles de ansiedad de las novias, pero también de los novios, que hoy en día están mucho más involucrados en la organización. Esos encuentros son de repaso general de lo que ya está hecho y la certeza de que todo va encaminado.

También hace hincapié en que hay que entender a los invitados: su rango de edad, si tienen alguna restricción alimentaria o de movilidad. “El evento debe funcionar para todos los asistentes y ser del agrado de la mayoría. Puede darse el caso de que asista una persona en sillas de ruedas, entonces ya se prevé no poner un asiento ahí y ese espacio debe estar cerca de los baños u otras áreas de servicio; evitar hacerle sentir incómoda a la persona y dejarle ver que el evento está preparado para su confort”, ejemplifica.

En el equipo de Ahmed hay personal preparado para cada sector, de modo que cuando pasa algo, cada uno puede solucionar al instante o dar aviso. Así, hay tiempo suficiente para darle atención a la novia y a todas las áreas que requieran. Entonces, si cada arista está cubierta, ¿por qué hay tantos nervios por parte de los novios el día de la boda? La respuesta es tan sencilla como compleja a la vez, ya que es un día donde las emociones están a flor de piel, por un ser querido que no pudo estar, la expectativa de verle a la novia vestida de blanco o el novio que espera en el altar. Es una montaña rusa de sentimientos.

“Después de tantos meses de preparativos, uno se encariña con la pareja. Este es un trabajo donde hasta hacemos de psicólogos. Los novios lloran, ríen y se emocionan contigo; a mi parecer, hay que dar esa contención, nuestro lado más humano. Uno quiere cumplir porque ellos depositan su entera confianza, entregan el día más importante de su vida”, finaliza.

SAVE THE DAY

Esto debe enviarse de dos a tres meses antes de la fecha escogida. Con el save the day —un adelanto que les llega a los invitados de manera digital—, familiares y amigos que viven en el extranjero, por ejemplo, pueden organizarse con tiempo para asistir al enlace. La invitación, sea impresa o virtual, se remite un mes antes de la boda. Hay quienes quieren tener ese recuerdo tangible de las nupcias y para ellos son indispensables las tarjetas convencionales e impresas, mientras que la digital representa un soporte instantáneo y adaptable para la comodidad de otras parejas.

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