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El Faro Bodas

Cómo retratar el sentimiento

Observar, capturar y, sobre todo, sentir. La labor de El Faro Bodas requiere más que destreza visual porque, en cada festejo nupcial, el equipo debe inmortalizar la química de los novios a través de buenos ángulos, poses clásicas y sensibilidad. De hecho, todos estos elementos se convirtieron en el estilo atemporal que lleva impreso el trabajo de este colectivo de artistas de la imagen. En estas líneas, hablamos con Raúl Villalba, Nanu Maldonado y Daniel Galeano acerca de su trabajo al frente de esta articulación de fotógrafos.

Funciona como la división especializada en bodas de este grupo de artistas de la imagen. Además de Raúl Villalba, Nanu Maldonado y Dani Galeano, también se encuentra un extenso equipo de fotógrafos y asistentes encargados de capturar hasta el más mínimo detalle de cada nuevo enlace. Todos ellos conciben su trabajo como una constante búsqueda de retratar los sueños y deseos de la pareja en una imagen que adquirirá cada vez más valor con el correr de los años.

Si bien la mirada de un fotógrafo, sea cual sea su rubro, ya está adiestrada a fuerza de armonía visual y atractivo estético, las nupcias necesitan una dosis extra de sensibilidad. Por eso la visión de El Faro Bodas se completa a través de un cuidado puntilloso de los parámetros de luces y color dentro de cada cuadro. “Se logra esa perspectiva en la formación del profesional”, detalla Raúl y agrega: “Como también somos una escuela de fotografía, de alguna forma todos los integrantes del equipo pasaron por los workshops que ofrecemos, que son los más largos en cuanto a días”.

Para congeniar a la perfección con los novios, El Faro Bodas busca crear un buen relacionamiento con las parejas desde el inicio, ya que en las reuniones previas a la fiesta suelen conocer mejor la energía de ambos y, en muchas ocasiones, hasta se convierten en sus confidentes. “Somos un apoyo para el nivel de tensión que genera ese momento. Mucha gente piensa que la pareja se despierta, se pone linda, se casa y ya está, pero no es así”, refiere Raúl.

Dani nos cuenta que la actitud tiene mucho que ver con el curso que tomará esta interacción, ya que el fotógrafo o la fotógrafa de bodas necesita mostrar un acercamiento respetuoso y comprometido, de manera a seguir el hilo en cada etapa del festejo nupcial fluidamente. Por ello, Nanu afirma que “buscamos generar conversación y confianza, tenemos que preguntar de todo, desde cómo se sienten los novios hasta si necesitan algo. Estamos pendientes de ellos durante todo el día y no nos despegamos, no solo para las fotos”.

Aunque los tres se encargan de varios subgrupos de fotógrafos que se distribuyen entre las bodas, Nanu es la especializada en uno de los eslabones finales de la cadena: el retoque digital. Es decir, unifica las visiones de cada una de las cámaras presentes en el evento, labor que considera sumamente artesanal, sentimental y pacífica. “Nos tomó un montón establecer una identidad estética, donde la luz es muy importante porque la relacionamos con muchísimos sentimientos que rodean a este evento, por eso queremos que los colores sean naturales y calmos”.

Uno debe tener presente que está haciendo un material irrepetible, que ocurre una sola vez y debe ser, por ende, perfecto

Raúl Villalba

El equipo comienza su jornada mucho antes de la ceremonia, ya que todas las bodas que cubren deben incluir la previa tanto de la novia como del novio. Desde la preparación, pasando por la ceremonia, hasta llegar al momento de la fiesta, hay situaciones clave que no pueden pasar por alto a los ojos del fotógrafo. “Uno debe tener presente que está haciendo un material irrepetible, que ocurre una sola vez y debe ser, por ende, perfecto. Para mí, lo más desafiante es que las fotos representen la personalidad de los novios en su totalidad”, asegura Raúl.

Varias miradas son necesarias para conseguir las escenas dispersas en el horizonte de una ceremonia como esta. Por lo general, dos fotógrafos y un asistente quedan con la bride to be, mientras uno hace lo mismo con el novio. Asimismo, el equipo recalca que, si en el grupo hay una mujer, se nota una diferencia provechosa, ya que “la novia está más receptiva y tranquila a la hora de posar para las fotos. Además, las mujeres tienen una mirada menos romántica y más humana”, agregan los artistas.

TRANSFORMACIÓN

Desde todos los ángulos, la fotografía mutó en la medida en que las parejas comenzaron a buscar elementos que ayuden a revivir la experiencia nupcial con cada vez más fidelidad a los detalles, desde la imagen hasta el sonido del ambiente. Hoy, tanto invitados como novios se ven tentados a compartir el minuto a minuto de la celebración a través de sus perfiles. Por ello, El Faro Bodas comenzó a añadir módulos complementarios para ofrecer un panorama completo, fiel y vívido de todo lo que compone al gran día.

Esto se concreta en la forma de videorresúmenes con clips de corta duración, además de fotografías y videos en tiempo real. “Estos materiales se suben directamente a una plataforma a la que pueden acceder los invitados al evento para descargar sus propias fotografías y compartirlas en stories”, asegura. Los resúmenes, sin embargo, muestran detalles de cada parte del evento, desde las previas de la novia y el novio, pasando por la ceremonia civil, religiosa o espiritual, la sesión de fotos y la deco, hasta el show nocturno y la alta fiesta. Si bien la duración de estos materiales en formato reel es de uno, dos o seis minutos, los metrajes de la boda completa siguen siendo un aspecto tradicional, casi obligatorio y de gran valor para los novios. “En comparación con la fotografía, un elemento que posee el video, además de la imagen, es el sonido de la voz, que realmente se convierte en un plus gigantesco y adquiere su máximo valor cuando un ser querido ya no está. Lo mismo sucede con el álbum de fotos de la boda”, asegura Raúl.

Amén de manejar todos estos lenguajes del recuerdo, El Faro Bodas también implementó una nueva forma de guardar registro de los detalles más pequeños y específicos. “Se trata de la cámara libre, una tarea para la que me parece importante la visión femenina. Consiste en una persona que no tiene ningún compromiso de hacer una foto específica, sino que va mirando detalles que pueden pasar por alto para quienes tenemos la mirada puesta en el macro”, coincide el equipo.

RECUERDO ATEMPORAL

No creen en filtros ni en tendencias. El verdadero ADN estético de El Faro Bodas reside en la persistencia de la imagen en el tiempo. “Los novios nos buscan porque generamos fotografías sencillas, diseñadas para que les gusten hoy con la misma intensidad que dentro de 40 años”, menciona Raúl. También explica que la simbología oculta en las poses nupciales es un arte centenario cuyas raíces se asentaron en la historia y en el arte, como la pintura, a través de todo tipo de posturas y signos alusivos a contratos o pactos que se representaron en el lienzo.

“Hay muchos antecedentes en la plástica flamenca, por ejemplo. Estas posturas representan enlaces, por eso trabajamos mucho las manos y los codos, así como la cintura para armonizar las proporciones. Originalmente, una boda significaba cerrar un trato, tanto social como político, y se simbolizaba con un agarre de mano a codo, eran enlaces donde se buscaban uniones de familias”, explica el fotógrafo. Con el tiempo, esta visión histórica se complementó con abrazos, romance y miradas, pero, en el caso de El Faro Bodas, la mezcla se intensificó con un componente necesario de drama, en el sentido más artístico de la palabra. “Nosotros, además, tenemos una mirada de moda editorial, a la que también nos dedicamos. Entonces, nos encanta hacer que nuestras novias se vean como unas reinas y diosas porque sabemos que lo son. Siempre les decimos que, en su día especial, deben aprovechar los superpoderes que tienen”, cierra.

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