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El checklist para el gran día

Cómo organizar una boda y no desesperar en el intento

¡Hay boda a la vista! Luego de la romántica pedida de mano y las felicitaciones, vienen los preparativos y una larga lista de pendientes. Como novios, deben estar conscientes de que serán meses de nervios, estrés y, por supuesto, ¡mucha emoción! Para organizar un casamiento sin complicarse la vida ni dejar ningún detalle al azar, la experimentada wedding planner Adriana Saccarello nos ayuda con esta suerte de guía y comparte consejos para disfrutar minuto a minuto de este día tan especial que está por llegar.

Si están organizando la boda, ya sabrán que hay un sinfín de tareas por realizar: elegir el vestido de la novia y el traje del novio, contratar el catering, definir el fotógrafo, elegir la música, escoger las invitaciones, preparar los detalles para los invitados y planificar la luna de miel. Aun con la valiosa ayuda de una wedding planner, hay muchas decisiones por tomar, y Adriana Saccarello nos recomienda armar un checklist para no saltarnos ningún detalle.

“Hay dos cosas que no pueden faltar cuando se está organizando una boda; lo primero es la buena onda: si contratás una coordinadora, tenés que confiar en su trabajo y dejarte llevar. Lo segundo es optimizar los servicios primordiales: la comida, la bebida, el buen servicio de los mozos, la música, y después lo demás”, nos detalla.

El primero de los tantos consejos que nos da Adri es dividir los pendientes en diferentes pasos, para medir mejor los tiempos. “Lo ideal es iniciar los preparativos un año antes o por lo menos seis meses, justamente para tener algo más organizado tanto económica como emocionalmente”, afirma.

Lo imprescindible

¿Qué es lo imprescindible en una boda? Todo, por supuesto; pero en realidad hay algunos asuntos que apremian más que otros, como escoger la fecha. De este dato esencial depende lo demás: cómo va a ser la ceremonia, dónde será el festejo —y la eterna búsqueda del lugar ideal que encaje con los planes—, armar la lista de invitados, definir un límite a modo de guía y fijar un presupuesto que sirva como norte.

En la experiencia de Adri, sucede mucho que los novios tienen familiares y amigos en el extranjero, entonces este margen de tiempo les permite fijar el save the day; lo mismo si en el grupo de excompañeros o conocidos hay otras parejas que también están en planes de contraer matrimonio, para que no coincidan las fechas.

“Para definir este punto, la mayoría también se guía por el clima en nuestro país. En mi opinión, la mejor época para realizar la celebración son los meses no lluviosos, como julio, agosto… hasta octubre. Porque luego empieza la locura de fin del año”, comenta. Una vez fijada la fecha, sigue escoger iglesia y el sitio de la recepción. Puntualmente, en el caso de una fiesta, Adri agrega que es muy importante “pisar tierra en cuanto al relevamiento físico y la capacidad que tiene el lugar donde vos querés hacer el evento: si serán 500 personas, un atardecer al aire libre o un ambiente climatizado. Como wedding planner tenés que instar a los novios a tener un plan B”.

LA CEREMONIA, ¿CIVIL O RELIGIOSA?

Previa a la pedida de mano, lo más probable es que ya esté tomada la decisión de contraer matrimonio por civil, por la iglesia o ambos. Sea como sea, hay que conocer los trámites a llevar a cabo para cada caso.

“Existen parejas que encaran el civil como un segundo casamiento, y hay quienes se casan al mediodía, firman la libreta y ya está. En lo personal, no recomiendo la unión ante la ley el mismo día de la boda religiosa, porque esta conlleva demasiadas emociones y tiempo, y cuando uno ya se da cuenta, terminó la ceremonia”, nos confiesa. En otras palabras, si hay posibilidad de dejar el civil para otra fecha, genial; caso contrario, es mejor que sea lo más corto posible, porque después, en un abrir y cerrar los ojos la fiesta llegó a su fin. Una buena opción es encarar esta parte como un almuerzo familiar entre los novios, sus padres, hermanos y testigos.

En lo que a la celebración eucarística respecta, es un buen momento para escoger como pareja qué se va a leer, pensar en algún pasaje simbólico que los haya acompañado siempre, una canción especial para la misa y otros detalles como los anillos, la decoración del templo y algo más divertido como la lluvia de arroz, los pétalos o confeti.

EL PRESUPUESTO Y LOS PROVEEDORES

“Uno va armando su casamiento de acuerdo con su realidad económica y el estilo preferido. Tu fiesta tiene que reflejar tu personalidad”, manifiesta Adri, quien recomienda fijar en la brevedad posible la fecha, la iglesia y el local, mencionado anteriormente, pero también considerar en una primera etapa al decorador, los servicios de fotografía y audiovisual, el DJ y el servicio gastronómico, ya que son los costos un poco más elevados y gastos fijos que sí o sí hay en este tipo de eventos.

Aunque cada profesional tiene su forma de trabajar, lo normal es que la wedding planner prepare una planilla de costos para que los novios vayan organizando su parte económica también. “Yo tengo parejas que hacen como un alquiler. Saben que todos los meses hay un monto que separar y eso van depositando a los distintos proveedores. Esto les ayuda a quedarse con el precio del año. Por más que te cases en 2023, te quedás con el costo 2022, porque ya señaste y no importa si después suben. Te quitás ese peso de encima y se hace más llevadero el proceso”, nos comparte.

Cada servicio cuenta con su plan y aproximadamente entre seis a tres meses antes de la fecha uno ya tiene una idea de la envergadura del evento. En este tiempo se fijan las reuniones con cada proveedor por separado y luego una cita en el lugar de la recepción con todos los involucrados. Cabe aclarar que, si la celebración será en una casa o un lugar, no un salón de eventos, se requerirán más proveedores porque hay que armar la infraestructura. “Se convoca a profesionales para el acondicionador de aire, los pisos, las luces, los toldos y los baños. Todo lo que es infraestructura”, acota.

ULTIMAR DETALLES

La ventaja de contar con una wedding planner que vele por tu boda es que la pareja puede tomarse los preparativos con calma para disfrutar del proceso, y sobre todo en los días previos a la celebración, para enfocarse en lo más importante: ellos y su amor. “Al tener una coordinadora, una se siente más liviana con todas las cosas que deben hacerse. Por eso, en mi caso, la semana antes del casamiento dedico a esa novia el 100 % de mi tiempo a lo que necesite. Agendamos el ensayo en la iglesia, otra vez miramos la lista de invitados para llamar a confirmar asistencia, el cronograma para los proveedores, etcétera. Ellas se sacan esa semana para sí mismas, entonces la idea es que sea algo más relajado y no atosigarlas esos días”, nos comparte.

Por supuesto, ese día tan esperado Adri y sus colegas llevan la batuta, desde el principio hasta el final, para asegurarse de que se cumplan los tiempos como estaban planeados, hacerle más agradable la experiencia a cada invitado y resolver cualquier imprevisto que pueda surgir para que los novios no se tengan que preocupar por los sobresaltos. Finalmente, el último consejo que nos comparte nuestra entrevistada es “ese día hay que asumir una actitud positiva, confiar y entregarse. Hay cosas que no vamos a poder controlar, pero al final de cuentas todo sale bien”.

No es necesario seguir al pie de la letras los tiempos, como 12 meses antes, simplemente hay que darle prioridad a lo que se debe resolver primero para organizar la boda soñada en un año o dos meses antes para dar paso al “y vivieron felices para siempre”.

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