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Ice queen

La ambición del blanco

El equipo de Raio Bemba abre las puertas de su Sala Color para enseñarnos cómo alcanzar el tan anhelado tono blanco. ¿Cómo es el proceso? ¿Qué tan dañado queda el cabello? ¿Cómo se mantiene? Todas estas preguntas encuentran respuesta en esta nota.

Quienes amamos el cabello de colores fantasía sentimos un gran respeto por el blanco (y su primo cercano, el gris) ya que alcanzarlo es un desafío difícil de superar. Pocos coloristas cuentan con la experiencia y el cuidado necesarios para superar el reto y no cualquier melena está en las condiciones de soportar el proceso.

“El primer contacto que se da con un cabello que pretende llegar al blanco es el diagnóstico”, dice Tote Pascual, director creativo de Raio Bemba: “La condición ideal del cabello es que sea natural, es decir, sin procesos químicos previos. Si no es así, se verifica si la resistencia del cabello es la adecuada para llegar al tono”. En cualquiera de los casos, se toma una mecha y se la decolora, a modo de prueba y solamente se sigue adelante si se pasa la prueba.

Sucede que el proceso de decoloración para llegar a blanco es de largas horas. El tiempo total es relativo al tono natural del cabello, el largo y la cantidad de pelo, pero se podría estimar que tomará no menos de 6 y hasta 10 horas de decoloración.

Sería un suicidio capilar intentar realizar este proceso de decoloración en casa pues el margen de error es tan grande, que lo mínimo que puede pasar es que se manche. Lo peor: se puede soltar todo el cabello. Estos accidentes suceden con aplicaciones no profesionales y se dan en una cuestión de segundos, apenas, debido a las diferencias de temperatura en la cabeza.

Un compromiso

Tote comenta que, en  ese tiempo de decoloración, la fibra va perdiendo resistencia y que esa resistencia debe ser restaurada a posteriori con líneas capilares de fuerza, como shampoos, mascarillas y otros. Según la necesidad, se intensifican los rituales de fuerza o cauterizaciones de queratina.

Color: Sady Pérez | Corte: Tote Pascual | Makeup: Saffi Makeup Artist | Modelo: Andrea Montanaro | Fotografía: Rut Ortiz Montenegro

Uno de los errores más frecuentes es minimizar la importancia de la textura (o la “salud”) del pelo. “Se pretende invertir solo en el cambio de color y no dan importancia a los cuidados posteriores, que son tan importantes como la propia decoloración”, agrega la voz de la experiencia. Raio Bemba, desde su apertura, supo imponerse como autoridad en el ámbito de la coloración, especialmente en todo lo relacionado con los colores fantasía.

“Se pretende invertir solo en el cambio de color y no dan importancia a los cuidados posteriores, que son tan importantes como la propia decoloración”

Tote Pascual

Al salir de la peluquería, a la portadora del cabello blanco le toca un cuidado diario y el compromiso de retoques en raíz, con un mes de tiempo entre retoques, como máximo. De lo contrario, el cabello crece más de lo necesario en la raíz y con ello, empiezan a aparecer barreras y manchas amarillentas.

Antes de decolorar, el cabello natural o con cuidados suficientes otorga resistencia. En Raio utilizan las líneas Plex para proteger la fibra desde el comienzo de la decoloración y, posteriormente, productos de reestructuración y fuerza. En ese sentido, recomiendan las líneas profesionales como Penetrait de Sebastian, Davines o Antídoto 3 de TIGI.

Aparte de los productos de cuidado, el cabello blanco se mantiene con el matizado, pues la decoloración logra un blanco manteca y el blanco puro se logra matizando. Por supuesto, se debe contemplar el retoque de raíz de forma mensual.

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