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Una conversación con Ana Brun

Sobre el cine paraguayo, Las Herederas y el nuevo premio único de la Berlinale

Aprovechando el anuncio del nuevo premio único a la mejor interpretación del Festival de Cine de Berlín, tenemos el honor de hablar con Ana Brun, ganadora del Oso de Plata en 2018, quien comparte con nosotros su opinión acerca de los últimos anuncios del festival, su experiencia desde el estreno de la película que le mereció el reconocimiento internacional y la crisis creada por la pandemia de covid-19.

Creado en 1951 después de la Segunda Guerra Mundial como un símbolo de libertad intelectual y artística, el Festival de Cine de Berlín permanece en la historia del siglo XX —y hasta hoy— como uno de los festivales más políticos del mundo.

A partir de la próxima edición del festival alemán, a ser celebrada del 11 al 21 de febrero de 2021, solo se otorgará un premio a la mejor interpretación actoral y será de género neutro, es decir, ni masculino ni femenino. Según Mariette Rissenbeek y Carlo Chatrian, directores del festival, “no separar los premios de interpretación por género indica una sensibilidad de género en la industria cinematográfica”.

El anuncio de este cambio nos dio la oportunidad para hablar de nuevo con la ganadora paraguaya del Oso de Plata, Ana Brun. En 2018, el público internacional la descubrió en la película de Marcelo Martinessi Las Herederas, en la que interpretó el papel de Chela con mucha sensibilidad, pasión y talento.

Gracias a la película, Paraguay ganó, por primera vez en Berlín, otros tres premios además del Oso de Plata. Ana Brun pasó a integrar el círculo de las leyendas que han ganado el mismo premio, como Elizabeth Taylor, Isabelle Adjani, Michelle Pfeiffer, Juliette Binoche, Meryl Streep, Nicole Kidman y Charlize Theron, por mencionar algunas de las grandes figuras.

Para celebrar adecuadamente a los talentos de la nación que han triunfado en el extranjero, debemos escucharlos y aprender de sus hazañas. En esta entrevista especial, Ana comparte con nosotros su opinión acerca de los últimos anuncios del Festival de Cine de Berlín, su experiencia desde el estreno de la película y la crisis derivada de la expansión del covid-19.

Fotografía: Ismael Prado.

La película Las Herederas aborda fuertes temas sociales. Fue ampliamente celebrada por la crítica por su conmovedora visión de un amor tardío, y en ocasiones criticada (especialmente en Paraguay) por algunos tradicionalistas, por promover la “ideología de género”. ¿Por qué el género es un tema tan central y crucial en el cine contemporáneo?

Soy del parecer que, a partir del siglo XX, se produjo la incorporación definitiva de la mujer en el mundo netamente masculino. Hoy el hombre tiene que compartir y competir con la mujer en todos los ámbitos: laboral, deportivo, artístico, político… La mujer “invadió” todos los espacios —muy sutilmente, por cierto—.

A los hombres se les hace difícil reconocer el empoderamiento de la mujer; se les hace difícil reconocer que somos ciudadanas de pleno derecho, que no aceptaremos discriminación de ningún tipo, y en muchos casos reaccionan de la manera más feroz y criminal, esto lo vemos todos los días en Paraguay. Por este motivo, la problemática de género crece cada día más, y el cine es la mejor manera de mostrar esta lucha entre quienes queremos reformar instituciones y estructuras, y quienes se niegan a ello.

La cuestión de la “ideología de género”, en verdad, no es nueva. Simplemente, hoy es una cuestión expuesta socialmente sin disimulos y está, además, tapizada entre reivindicaciones legales, algunas de las cuales no son fáciles de aceptar. El cine es una expresión cultural que no puede estar ajena a lo que sucede en la sociedad; Las Herederas narra una historia real ocurrida en nuestro medio hace muchos años.

En varias ocasiones dijiste que es a través de la imagen y el cine que aprenden las nuevas generaciones. ¿Creés que este símbolo de único premio a la mejor interpretación puede cambiar mentalidades y animar a otros festivales a hacer lo mismo?

Sinceramente, no sabría cómo contestar. No creo que un premio único pueda cambiar una mentalidad. Es algo mucho más profundo, se encuentra en la raíz.  Me pregunto: ¿qué significa la palabra neutral? ¿Que da lo mismo si es una actriz o un actor, y con eso quedaremos todos satisfechos? No lo creo.

Ya aparecerán los que querrán que sea neutral en cuanto al color, a la raza, al físico, a la edad y sería un cuento de nunca acabar. Es nuestra mente, nuestro espíritu, lo que tiene que cambiar. ¿Cuál es el fin que perseguimos todos? ¡Ser felices! Y yo quiero serlo como mujer y actriz, recibiendo un premio al lado de un actor, de un gay, de una mujer de color, de una pobre o de una rica.

Para mí, absolutamente todos y todas y todes (y cualquier otra denominación que aún está por inventarse) tenemos derecho a ser felices, a buscar lo que nos hace bien, lo que nos reconforta el alma. Tenemos derecho a llenar nuestros corazones de calor y de luz, y disfrutarlo en compañía de los que nos hacen bien.

¿Habrías vivido el Festival de Berlín y la ceremonia de premiación de una manera diferente si este premio único hubiese estado vigente en 2018?

No, lo disfrutaría de igual modo, como lo disfruté en el 2018. La emoción de recibirlo no se borrará fácilmente de mi memoria.

Fotografía: Ismael Prado.

A poco más de un año después de su estreno en cines, en junio de 2019, Las Herederas se estrenó en Netflix. ¿Sentiste alguna repercusión? ¿Te parece que Netflix está llegando a un público diferente que quizá no esté acostumbrado a ver películas de autor?

Lo que pude apreciar es que se ve más cine. Esta pandemia, que nos obliga a estar más tiempo encerrados y sin salir, fue aprovechada por muchos para ver y disfrutar de todo tipo de películas. Quizá aquellas personas que al principio juraron nunca ver la película, ya la vieron y la juzgaron mal o bien. Eso no importa, pero servirá para entender que, como repetía mi mamá, “hay de todo en la viña del Señor”.

Además, Netflix es un gran vehículo de difusión y me alegra saber que en su repertorio no solo está la película Las Herederas, sino también otras obras nacionales.

El éxito de la película marca un antes y un después en el reconocimiento internacional de las artes paraguayas. ¿Está abierta la puerta para otros artistas nacionales que sueñan con alcanzar las mismas alturas? ¿Qué le querrías decir a estos jóvenes talentos?

¡Pero por supuesto que sí! Existe gente de inmenso talento en nuestro país, que no apreciamos en su justa medida. ¿Qué les puedo decir? Que sigan sus sueños sin importar las vallas, los obstáculos, ni las mezquindades. ¡Los sueños se cumplirán! Cuando uno se propone, más tarde o más temprano, se llega a la meta.

Fotografía: Archivo de la revista Vida (Editorial El País).

Dijiste en una entrevista: “sentí que se acercaban y que sentían admiración por el trabajo que hice”, hablando del mundo del cine internacional. ¿Tendremos la oportunidad de verte pronto otra vez en la pantalla grande? ¿Recibiste nuevas propuestas de directores extranjeros o nacionales?

En eso estoy, pero el covid-19 puso sus reglas, y el mundo debió pararse un rato, dar un respiro a la naturaleza y luego volveremos a empezar. Tuve y tengo propuestas, que no quiero adelantarlas todavía. Me encanta hacer cine y seguiré haciéndolo mientras pueda. Al principio me preguntaba qué podré hacer ya a esta edad, pero yo misma me contesté: ¡de vieja! [risas]; porque siempre hay viejas en todas las historias.

Después de varios meses de crisis, estamos todavía hoy en medio del revuelo del covid-19. ¿Cuáles son los impactos en la industria del cine y del teatro paraguayo? ¿Cómo afrontan los actores este período de inactividad?

Lo que los actores estamos pasando es terrible, algunos más que otros. ¡Todo está parado! La situación es muy difícil y no existe ayuda suficiente. En nuestro país, el arte, el cine y la cultura en general jamás fueron tomados en serio por este ni por gobiernos anteriores.

Para terminar con un toque un poco más ligero, no puedo evitar preguntarme dónde guardás tus reconocimientos. ¿Cómo te sentís viéndolos?

¿Querés que sea sincera? Hasta hace una semana los tenía guardados en un ropero. Como ahora tengo más tiempo libre, traté de hacer una repisa o estante para ubicarlos mejor en mi casa, y para que mis nietos me recuerden. Porque son hermosos, me enorgullece verlos, me siento comprendida y amada, quiero compartirlos con mi familia y, finalmente, porque son y pertenecerán siempre a mi Paraguay querido.

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