Berta Rojas
Con la guitarra en el corazón
Alma, música y arte moldean la esencia de Berta Rojas en cada etapa de su vida y la consolidan como una representante paraguaya de talla mundial. Acompañanos a explorar su amor por la guitarra clásica a través de una mirada a su pasado musical, su presente creativo y el futuro de una “generación de recambio” en la que deposita sus esperanzas.
Berta Rojas es juglaresa de la cultura nacional alrededor del mundo y una de las guitarristas clásicas más destacadas de las últimas décadas. Detrás de la gran artista de conciertos y distinciones que todos conocemos, se encuentran la vocación de un alma libre y la sabiduría de varios años de experiencia.
Ella cree que los seres humanos nos encontramos en búsqueda de un concepto propio de la felicidad que, en su caso, es una vida llena de alegrías musicales, tranquilidad y estabilidad. De esta manera, Berta nos cuenta que la música, en sí misma, la hace feliz.
No ve esta disciplina como una herramienta para conseguir metas, sino como una certeza constante en su vida, que adquiere sentido en el solo acto de ejecutar su preciado instrumento, divulgar cultura e inspirar a futuras generaciones. “En el camino del arte, lo único que necesitás es confianza en lo que soñás y en tu necesidad profunda de hacer música. Cuando vas caminando apoyada en la convicción y la honestidad, de alguna manera todo se alinea”, reflexiona Berta.
Este sólido vínculo con el arte marcó su vida desde temprano: “Yo tuve una infancia muy musical; cuando era chiquita, en mi casa ya habían comprado un piano y una guitarra, que eran como un juego para mí”.
«En este camino, lo único que necesitás es confianza en lo que soñás. Hay una palabra que nos define a los que abrazamos el arte, y es el coraje»
Berta Rojas
Ya en la juventud, el recorrido artístico emprendido en la niñez la dirigió al exterior, específicamente a Uruguay, para profundizar sus estudios de guitarra. Aquel gran paso le enseñó que “hay una palabra que nos define a los que abrazamos el arte, y es el coraje. Creo que representa una decisión personal, fruto de un contexto que te permita siquiera visualizar esa posibilidad como real”.
Luego Berta siguió compartiendo su música en el extranjero, como docente de guitarra en la Universidad George Washington de la capital estadounidense. Más tarde, en 2017, se convirtió en la primera latinoamericana en formar parte del Departamento de Guitarra Clásica del Berklee College of Music, la universidad de música más grande del mundo, donde sigue enseñando hasta hoy.
En el trayecto artístico conoció a su actual guitarra, una fiel compañía diaria tanto de conciertos multitudinarios como de ensayos íntimos desde hace más de una década. “A La Rojita la hace diferente su sonido enorme, vibrante y de mucha convicción; aparte, tiene la voz de la madurez cultivada durante 14 años”, describe Berta mientras repasa su instrumento favorito con la mirada. Tres de sus guitarras llegaron al nivel de tener nombre: La Baby, La Gordita y La Rojita.
Aunque recuerda con cariño a las dos primeras, el lazo con esta última es más fuerte y se creó en el mismo instante en que la tuvo en sus manos. “Desde ese primer momento se fue estableciendo un vínculo, empecé a descubrir los secretos del instrumento, dónde vibra más, en qué lugar canta mejor y cuáles son los colores que es capaz de darme”, narra Berta.
Cuando se alejaron, fruto de un desafortunado hurto en Cleveland, Berta se sintió reconfortada por el cariño ciudadano hacia La Rojita. Y aunque parecía imposible reencontrarse con ella, la historia dio un giro en la noche del 24 de mayo pasado, cuando comenzaron a llegar las primeras señales de vida del instrumento.
La serie de acontecimientos que siguió a ese día dejó a nuestra compatriota genuinamente sorprendida. En primer lugar, ya había perdido las esperanzas y, además, el milagroso hallazgo se dio justo antes de la presentación en Asunción de Legado, su último disco. Finalmente, luego de casi dos meses separadas, Berta y su preferida se encontraron en el aeropuerto Silvio Petirossi el 2 de junio.
“La Rojita estaba cerrada cuando volvió, como si el miedo la hubiera apagado. A medida que la tocaba, comenzó a estar más contenta, más vibrante y viva otra vez. No hablo solo de la guitarra, sino también de mí, porque esto es lo mismo que pasa conmigo al tenerla de vuelta”, nos confiesa y agrega que “yo no soy una persona muy afecta a los cambios; la gente que trabaja conmigo sabe que siempre estamos juntos en el mismo equipo y, también en ese sentido, mi guitarra es una extensión de mí”.
UN LEGADO PARA LA POSTERIDAD
A finales de mayo, Berta volvió a pisar su país para presentar Legado, un disco en homenaje a Ida Presti y María Luisa Anido, dos mujeres sobresalientes de la guitarra clásica en el mundo. Este álbum busca crear conversación en torno a las grandes guitarristas que trazaron un camino en el siglo XX.
En la larga lista de cuerdas femeninas en la guitarra clásica, las manos de Ida Presti y María Luisa Anido encajaron perfectamente en la idea que Berta deseaba transmitir con su homenaje. “Yo buscaba para el arco de este disco mujeres compositoras, cuyas figuras hayan sido tan fuertes que inspiraron a otros músicos a escribir para ellas”, puntualiza.
Yo buscaba para el arco de este disco mujeres compositoras, cuyas figuras hayan sido tan fuertes que inspiraron a otros músicos a escribir para ellas
Berta Rojas
“Creo que para toda niña es importante ver estos referentes, mujeres que hicieron un camino, se abrazaron a sus sueños y siguieron adelante. Para proyectarse hacia el futuro, resulta muy lindo ver también otros modelos de éxito, en el sentido de llevar adelante una vocación, porque eso, para mí, es la definición del éxito”, agrega.
El álbum representó cuatro años de esfuerzo. Después de todo ese tiempo inmersa en su vida y su música, el nivel de afinidad que se creó entre Berta y las maestras Presti y Anido transgrede las barreras temporales, como si las hubiera conocido en vida.
“Las siento cerca, percibo su música y lo duro que habrá sido para ellas realizarla. María Luisa Anido, por ejemplo, comenzó a viajar cuando fallecieron sus padres, en 1950, porque no estaba bien visto que una mujer vaya sola con su guitarra. Y a pesar de que a mí me tocó hacerlo mucho tiempo más tarde, en Paraguay siempre estamos un poquito atrás en algunas cosas, por ejemplo, en el hecho de dar permisos a las mujeres para salir por el mundo con un instrumento. No fue fácil para mi familia soltarme pero, bueno, había que seguir adelante porque era lo que yo quería para mi vida”, relata Berta.
Asimismo, nuestra entrevistada se refiere a Ida Presti como “la gran virtuosa del siglo XX”, ya que esta niña prodigio de las cuerdas se convirtió en una de las mejores guitarristas de la historia al crecer. “Me parece increíble que, después de haber tocado más de 2000 conciertos en su vida, algunos a dúo con su marido Alexandre Lagoya, se la mencione pocas veces en este tiempo”, opina.
“A quienes vienen después de mí y de mi querida colega Luz María Bobadilla les llamo ‘la generación de recambio’, una camada compuesta por mujeres muy virtuosas que darán muchísimo de qué hablar”
Berta Rojas
Al pasar la vista del pasado hacia el futuro, la artista ve mucho potencial. “A quienes vienen después de mí y de mi querida colega Luz María Bobadilla les llamo ‘la generación de recambio’, una camada compuesta por mujeres muy virtuosas que darán muchísimo de qué hablar en el mundo de la música”.
Así, Legado está íntimamente vinculado con el corazón de su carrera, marcada por una incansable labor de promoción cultural que no solo lleva por el mundo nuestras artes, sino que también inspira a compatriotas y extranjeros. Además de presentar su trabajo discográfico y tomarse el tiempo de conversar con nosotras en esta entrevista, Berta también aprovecha su estadía en Paraguay para ofrecer un concierto en el Teatro Municipal el 28 de julio próximo y otro en el Auditorio Central de la Universidad Autónoma de Encarnación, el 5 de agosto. En estos encuentros, ejecutará piezas de Legado, así como de Agustín Pío Barrios Mangoré.
Legado está íntimamente vinculado al corazón de su carrera, marcada por una incansable labor de promoción cultural que inspira a compatriotas y extranjeros
Luego volverá a Berklee para continuar la vida de los conciertos y la enseñanza, mientras sigue disfrutando de su recorrido artístico por este mundo. “No hay prisa ni apuro, solamente un deseo de hacer música en paz, con calma, para ser útil de alguna manera a la construcción de un país y un mundo mejores. Creo que con eso se completa un proyecto de vida”, concluye.