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MemoriaBranka (y el fuego)

La vida y obra de Branislava Sušnik hecha teatro

Bajo la dirección de Marcelo Martinessi, Ana Brun y Natalia Cálcena reviven a la antropóloga esloveno-paraguaya Branislava Sušnik en la obra MemoriaBranka (y el fuego). En esta oportunidad, charlamos con las actrices acerca de su personaje histórico, así como del legado social, histórico y cultural que dejó.

Fotografía: Gentileza Gabriela Zuccolillo

Una innovadora obra teatral acerca de la vida de Branislava Sušnik se estrenó el pasado 28 de abril en el Museo Etnológico Dr. Andrés Barbero, para conmemorar el aniversario 26 de su deceso. Con dramaturgia y dirección de Marcelo Martinessi, MemoriaBranka (y el fuego) busca retratar el lado más humano de Sušnik, cientista social esloveno-paraguaya de gran producción académica acerca de nuestros antepasados indígenas.

La obra cuenta con la actuación de Ana Brun, en el papel de Branislava, y Natalia Cálcena, quien interpreta a su memoria. Se trata de una puesta en escena totalmente novedosa porque, en primer lugar, Martinessi la concibió con movimiento. “La gente entra a una piecita donde me encuentra trabajando en el museo, luego nos mudamos a la biblioteca para pasar ahí gran parte de la obra y, al final, nos trasladamos al jardín donde yo, Branka, comienzo a quemar mis obras”, describe Ana.

Ana Brun interpreta al «presente» de Branislava.

Natalia agrega que hay siempre un riesgo en moverse durante la actuación, pues podría perderse el clima. Sin embargo, nos asegura que “en este caso, existe algo sumamente interesante. El lugar mantiene su esencia, recorremos los pasos de Branislava, vamos al patio donde estuvo, la biblioteca donde trabajó y la habitación en que ella misma vivió”.

Ana enfatiza que las investigaciones de Branislava, tanto silenciosas como numerosas, constituyen una importante reivindicación de las raíces indígenas de todos los paraguayos y que, por ende, ver la obra es necesario para mantener viva nuestra cultura nacional. “Resulta que el teatro es una escuela. Mis nietos fueron a ver la obra y quedaron embobados porque no tenían idea acerca de Sušnik. La dramaturgia crea una expectativa, un momento para preguntarnos cuántos personajes importantes como ella hay en nuestra historia, a quienes no damos valor y no conocemos”, comenta la actriz.

La dramaturgia crea una expectativa, un momento para preguntarnos cuántos personajes importantes como ella hay en nuestra historia, a quienes no damos valor y no conocemos”, comenta la actriz.

Ana Brun, actriz de cine y teatro.

POLIFONÍAS DEL RECUERDO

Dos voces de Sušnik dialogan en la escena, una en representación del presente y la otra como la encarnación de un recuerdo. Al principio, la faceta “actual” de la cientista se encuentra enfrascada en el bullicio del golpe estronista, aquella Noche de la Candelaria. A los pocos minutos, aparece el insistente susurro de su memoria para recordarle todas las dificultades que atravesó en su vida.

El personaje de Natalia es memoria y, al mismo tiempo, conciencia, pues le trae a Branislava recuerdos que no quiere revivir. “Yo le cuestiono cosas que conforman su presente, a través de su pasado. Cuando ella se rehúsa a volver, eso se convierte en una excusa para ir contando el resto de la historia”, anticipa la intérprete.

El personaje de Natalia Cálcena es memoria y, al mismo tiempo, conciencia.

Ana, por su parte, confiesa que le alegra retornar al teatro luego de 15 años, y específicamente con esta obra, ya que tiene un valor muy grande para ella. “La vida de Branislava fue muy dura y solitaria, me dolió en el alma representar esta versión de ella y cada vez que lo hago me sucede lo mismo”, asegura.

¿QUIÉN FUE BRANKA?

Branislava Sušnik o Branka es un personaje interesante dentro y fuera de las tablas. Nació en Medvode, Eslovenia, el 28 de marzo de 1920. Con 27 años llegó a Latinoamérica, específicamente a Buenos Aires, con un grupo de migrantes llamados “eslovenos libres”, luego de la Segunda Guerra Mundial. Pocos años después, en 1951, vino a Paraguay a raíz de la invitación del doctor Andrés Barbero con la misión de trabajar en investigaciones del museo. Allí cosechó una vasta producción académica sobre las etnias indígenas de Paraguay por más de 40 años, hasta su muerte en 1996.

En cierto sentido, Ana Brun y Natalia Cálcena conocen a la investigadora en un grado de intimidad mayor porque calzan sus zapatos una hora cada día, aproximadamente. Brun, por ejemplo, la describe como “una mujer desconocida para la gran mayoría de los paraguayos, a pesar de su trabajo extraordinario. Alguien que vivió la dictadura y te la cuenta, a través de la obra, sin pelos en la lengua. Es una persona muy sufrida, que llega a un país donde el nivel de totalitarismo no es muy diferente al que ella deja”.

Tanto en la obra como en la vida real, existía una historia oficial que Sušnik cuestionaba y que, según enfatizan las actrices, se convirtió en la razón por la que buscaban acallar sus investigaciones. “Por ese lado, queda en nosotros también cuestionarnos hasta qué punto sigue pasando eso y quiénes son los que deciden qué voces merecen ser escuchadas y cuáles no”, opina Natalia.

La obra se podrá disfrutar todos los días hasta el domingo 8 de mayo. Las entradas cuestan G. 100.000 y se pueden solicitar por WhatsApp al número (0982) 839-489.

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