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Un viaje galáctico

Viviendo la cuarta pared

Cuatro historias se unen en una increíble aventura. Una nueva edición de Teatro Mbyky se prepara para embarcarnos hacia el espacio y conocer a los seres y planetas que orbitan en esta galaxia, a través de diferentes dinámicas que no solo sorprenderán a los más pequeños, sino a más de un adulto que aún abraza a su niño interior.

Nadie puede negar que, de pequeños, nos apasionaba conocer historias en libros de cuentos o escuchando los relatos de nuestros abuelos en cada reunión familiar. Nos maravillaba el poder de nuestra propia imaginación, que hasta podíamos convertirnos en superhéroes por un día y terminábamos rescatando a todo el universo.

Este mes, el grupo teatral Cuarta Pared nos invita a Un viaje galáctico, lleno de historias de otros mundos y de seres increíbles que no solo conmoverán a los más pequeños, sino también al niño que llevamos en el interior, que muchas veces se pierde entre nuestras rutinas del día a día.

Todo partió de un guion escrito por Regina Rial Banti, miembro de Cuarta Pared, en el que la luna se siente triste por no poder brillar como las estrellas. La trama se va desarrollando una vez que las mismas estrellas la ayudan a aceptar las características que la diferencia de los demás. “A partir de ahí, dijimos ¿por qué no hacemos que las historias ocurran entre el espacio y la Tierra? Queríamos que los niños viajen a través de ellas, y como Teatro Mbyky tiene ese ritmo y esa dinámica de mostrar cuatro obras de quince minutos en simultáneo, las pensamos como para que cada grupo de espectadores viaje por estos mundos”, explica Regina.

A continuación, te contamos de qué trata cada breve, pero completa puesta teatral.

Uno mismo

Desde la Tierra la contemplamos, admiramos su belleza y disfrutamos cuando se lleva el protagonismo de las noches, cuando está completa y reluciente. La luna siempre fue espectadora de un montón de situaciones humanas, pero en esta historia, Fátima Flores Pompa, Adriana Milessi y Bibiana Quevedo nos acercarán más a ella.

Bajo la dirección de Julieta Benjamín, esta pequeña obra nos presenta a una luna triste y desmotivada porque no cuenta con luz propia, como sí tienen sus amigas, las estrellas. “Trata de un tema muy actual y necesario, que es el valor de uno mismo. La luna quiere brillar como las estrellas, pero no es consciente de lo importante que es ella para el universo”, comenta Julieta, resaltando que el mensaje que quieren transmitir tiene que ver con la tolerancia y el aceptar lo que nos diferencia de los demás.

Lo que hace más interesante esta puesta es que la presentan a través de la técnica del teatro de sombras, un espectáculo realizado con efectos ópticos que se visualizan en un panel a través de figuras de papel. “Cuando empezamos, hicimos diferentes cuadros en los que dibujamos cada parte del guion y la forma en que queríamos contar cada parte de la historia. A partir de ahí empezamos a cortar las cartulinas y los papeles que iban a representar a los personajes. Todo fue hecho a mano”, cuenta la directora.

Con un ritmo poético y de cuento, Uno mismo juega con muchos elementos para mantener la atención del público durante los quince minutos que transcurren como en un parpadeo. “Una de las chicas es la relatora, las otras dos manejan las paletas y hacen juegos de sombras con las manos para poder crear ese entorno de naturaleza y universo”, explica Julieta al destacar, también, el trabajo de las actrices que hacen las voces a los personajes a la par.

El otro mundo

¿Cuántas veces nos peleamos con nuestros padres porque querían que comamos todas las verduras del plato? Si era por nosotros, pasábamos directamente al postre y le dábamos las sobras a nuestras mascotas. En esta historia, Daniela pasa por lo mismo todos los días. Cansada del exceso de verduras, decide escaparse de su casa y, sin saber cómo, aparece en otro mundo. “Al salir de su casa descubre a seres que no son iguales a ella. Son bastante divertidos, pero no hablan su idioma y no comen. Está lejos de sus seres queridos y comienza a sentir añoranza por su casa”, relata Rocío Solís, directora de esta puesta.

Para crear este ambiente intergaláctico recurrieron a la técnica del teatro negro, una representación que se realiza en un espacio a oscuras, donde la luz negra resalta los colores fluorescentes de la escenografía, el vestuario, el maquillaje y otros detalles. “Los personajes y el ambiente se transforman por el efecto de la luz. Nuestra obra es la que conlleva un montaje más complicado, hay mucha escenografía y trabajamos mucho con cada detalle”, cuenta.

Encima, para sumar más emoción y dinamismo, El otro mundo se desarrolla con un estilo circense que demanda gran destreza física para sus intérpretes: Pamela Paredes, Fernando Kamakura y Bianca Almada.

Los Saturninos.

Los saturninos

La expedición número 501 despegó de la Tierra para investigar una de las lunas de Saturno. Ahí, la tripulación conoce a Gali, Leo y Lei, tres peculiares habitantes de ese planeta, que se encargan de construir los anillos que rodean su mundo. El trabajo que tienen es muy mecánico, pero Leo siempre propone hacer las cosas de una manera distinta, es muy distraído y muchas veces siente que no encaja en su grupo.

Las encargadas de dar vida a estos singulares personajes son Regina Rial Banti, Claudia Laterza y Mariel Balbuena, quienes actúan bajo la dirección de Eduardo García, un destacado titiritero paraguayo que ya recorrió varios festivales internacionales.

“Esta propuesta fue pensada para que el público la pueda disfrutar, tanto en el contenido como en lo visual. Después de ver Los saturninos, creo que los niños y los adultos tomarán diferentes posiciones de acuerdo al carácter de cada uno”, cuenta el director. Sin embargo, acota, en el desarrollo de la puesta consiguen generar empatía hacia cada uno de los personajes, sea cual sea la circunstancia que afronten: “Nuestro objetivo principal es que los niños entiendan que todos somos diferentes”.

Si bien dura solo quince minutos, detrás de esta historia existe un trabajo de varios meses. “Me encantó el desafío de que ninguna de las actrices trabajó antes con títeres. Yo los hago desde los 17 años, casi la mitad de mi vida. Dirigir una obra de títeres es animarse a jugar, pero jugar de verdad”, comenta García, resaltando que el objetivo del titiritero es convertir al público en cómplice de todo el universo que se crea a través de la interpretación.

La puesta tuvo la oportunidad de presentarse en el Festival de Kruvikas de Posadas este año, y ahora se están preparando para continuar recorriendo escenarios internacionales.

Súper Ozono

El universo creado por Cuarta Pared es narrado a través del teatro de sombras, el teatro negro y circense, y títeres. Ahora, para Súper Ozono, optaron por ir a lo convencional.

Paula Díaz, Gustavo Ortigoza y Ale Szpecht nos sumergen en la historia de Sofi y Manu, dos niños que se encuentran jugando en la sala de su casa cuando, de repente, escuchan un ruido y corren asustados a ver qué pasa. “¡Es Súper Ozono!”, dice Manu cuando, por fin, conoce a su heroína favorita y Sofi no lo puede creer, pues no encuentra explicación científica al respecto.

Pero Súper Ozono ha perdido su capa y no puede volver a volar, así que los protagonistas interactúan con el público informándoles de cuáles son las pequeñas acciones que pueden realizar para proteger la capa extraviada. “En la edición pasada, los niños interactuaban y decían no voy a tirar basura en la calle, voy a cerrar bien la canilla para ahorrar agua, voy a reciclar… Así se generó esa interacción fabulosa que te llena también el alma”, cuenta Stefan Knapps, director del segmento.

Al principio, la idea de Knapps era que la superheroína fuera un personaje masculino, cuando en una reunión de Cuarta Pared surgió la idea de que fuera una mujer. “Estamos en momentos en los que el feminismo se puede impulsar a través de estos espacios. No es una historia con mensaje feminista, pero sí queríamos resaltar a una superheroína”, cuenta Knapps.

Súper Ozono.

De vuelta a las tablas

Como grupo independiente de teatro Cuarta Pared siempre buscó la manera de mantenerse en las tablas. Pues una vez que terminaron sus carreras de actuación en el Taller Integral de Actuación (TIA) se dieron cuenta que no todo terminaba ahí, que era necesario que sigan capacitándose y aprendiendo sobre el apasionante mundo de las artes escénicas.

“En 2012 tuvimos nuestra primera obra dirigida por Alicia Guerra llamada Ceremonias. A partir de ahí tuvimos dos puestas por año, y en 2014 estrenamos La Fábrica de los Sueños, nuestra primera propuesta infantil”, cuenta Stefan Knapps, uno de los primeros miembros de este colectivo.

En todo ese transcurso, hasta este año, fueron evolucionando y explorando los diferentes puntos de vista que el teatro puede ofrecer, realizando workshops con diferentes profesionales del rubro que están abiertos a los estudiantes del último año de carreras de actuación o a actores con experiencias.

Las funciones serán todos los domingos de julio desde las 17:00 en El Granel (Juan de Salazar 372 c/ Av. Artigas). Las entradas se venderán en el día y el acceso a cada una costará G. 15.000, mientras que si se desea ver las cuatro propuestas, el combo tiene un costo promocional de G. 50.000.

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