Salud financiera
Por la paz mental
Viviana, una destacada ejecutiva comercial de 39 años, soltera y con buenos ingresos, decidió recurrir a una consultoría financiera personal, pues desde hace cierto tiempo se siente estancada en este aspecto de su vida. Siente que no ha progresado al ritmo que esperaba, y llegó a la conclusión de que la ayuda profesional podría serle útil.
El principal motivo que llevó a Viviana a tomar esta decisión fue que se sentía frustrada, pero, ante todo, con miedo de llegar a los 40 sin haber realizado acciones correctas para encaminarse hacia las metas más relevantes que se había propuesto en lo económico: contar con un fondo de emergencias, mudarse a vivir sola y realizar inversiones que le permitieran sostener un nivel de vida tranquilo luego de los 60 años. También temía que si llegara a presentarse una situación de enfermedad grave, no tuviera cómo afrontar gastos médicos de alto costo.
La incomodidad que experimentaba Viviana nada tenía que ver con privaciones de algún tipo, sino todo lo contrario: surgió a raíz de la enfermedad que contrajo una amiga suya, cuyo tratamiento de elevado costo le llevó a tomar consciencia de su propia situación de gastos excesivos y falta de ahorro.
Aun cuando todos los años es beneficiada con un bono de distribución de utilidades que, en números simples, equivale a un segundo aguinaldo, no consigue disfrutar de este dinero pues lo destina casi en su totalidad a saldar sus deudas acumuladas de tarjetas de crédito.
Haciendo un cálculo rápido, la suma total de los bonos percibidos durante los últimos cinco años supera los 40 millones de guaraníes. Sin embargo, los ahorros de Viviana durante este tiempo equivalen a cero.
Ante esta realidad, nuestra amiga decidió transformarla, tanto para el presente como para el futuro. Como resultado del asesoramiento que recibió, estableció un plazo concreto para revertir errores y sentar las bases de su nueva vida financiera.
A continuación, las claves de su estrategia:
- Ser paciente y ordenar sus prioridades: equivale a comprender que, si bien podemos alcanzar todo lo que nos proponemos, difícilmente lo podamos lograr todo al mismo tiempo.
- Aprender a vivir con su sueldo: cuando los gastos superan los ingresos, la diferencia se transforma en deuda, y esta, acumulada, termina carcomiendo cualquier ingreso extra que, de otra forma, podría convertirse en ahorro.
- Establecerse metas anuales de ahorro: lo ideal es llegar a ahorrar el 10 % de la totalidad de los ingresos, pero esta meta no debe ser cumplida todos los meses, necesariamente, sino que puede ser considerada de forma anual. De esta forma, si la capacidad de ahorro mensual no alcanza el mencionado porcentaje, la meta igualmente puede ser alcanzada mediante ingresos adicionales, como bonos o aguinaldos.
- Financiar solo gastos extraordinarios, como viajes, bienes duraderos o tratamientos médicos de alto costo: la deuda no está prohibida siempre y cuando utilicemos el crédito de forma inteligente. Cuando compramos en cuotas, la cantidad de estas no debe superar al tiempo de vida útil de aquello que adquirimos.
- Solo introducir una nueva deuda en cuotas luego de haber cancelado otra: esta es, definitivamente, la regla de oro que puede salvarte del sobreendeudamiento.
- Convertirnos en nuestro propio banco: una de las ventajas de tener un fondo de emergencias es que, en caso de necesidad, podemos prestarnos dinero a nosotros mismos, pero sin intereses. Eso sí, como en cualquier otro préstamo, debemos cumplir con el compromiso de devolverlo, es decir, reponer el monto utilizado.
- Contar con un buen plan de cobertura médica privada, además de la cobertura obligatoria del seguro estatal.
- Cultivar el contentamiento: las cosas no tienen por qué ser perfectas, pero Viviana decidió enfocarse en encontrar lo positivo en cualquier situación. De su amiga aprendió que la actitud con la que encaramos las adversidades marca la diferencia.
Me llena de alegría compartir contigo las estrategias ganadoras de Viviana, y estoy segura de que, si las ponés en práctica, vos también vas a poder disfrutar de una buena salud financiera y, principalmente, de paz mental ante casi cualquier situación que te toque vivir.