Hablar del cáncer
Desde el silencio a la luz
Hace cuarenta años, la relación con las dolencias del cuerpo era más complicada: nadie contaba mucho sobre los males que le aquejaban y los tratamientos ocurrían fuera de la vida pública, en la oscuridad de los rumores y las especulaciones. Sobre todo cuando los problemas de salud afectaban a personas famosas. Para que esta política de silencio cambiara, para que se lograra una concienciación sobre el cáncer de mama y las mujeres, se necesitó del coraje de Betty Ford, quien fue diagnosticada en los Estados Unidos durante su periodo como primera dama.
Betty hizo público que se sometería a una mastectomía radical para extirpar el tumor, y con este acto rompió el silencio que siempre rodeó a la enfermedad, lo que motivó a millones de mujeres a hacerse los exámenes. La detección temprana aumentó considerablemente en ese país gracias a ello y tuvo influencia en el resto del mundo, modificando la manera de afrontar el diagnóstico de la enfermedad e inspirando a otras a compartir su historia en todos los puntos del planeta. Los investigadores que siguieron el caso de la primera dama denominaron a este fenómeno “la señal luminosa de Betty Ford”.
Pero tampoco fue la primera mujer famosa en compartir su diagnóstico; también lo hizo Shirley Temple, quien compartió la historia de su mastectomía en el año 1973. Pero al tratarse de la esposa del presidente Gerald Ford, la historia de Betty inundó el campo de las noticias.
La ex primera dama pudo haber optado por una cirugía silenciosa, pero su decisión de gran coraje fue justamente para alertar a la población femenina. La reacción fue extraordinaria: Betty recibió más de 50.000 cartas personales de parte mujeres que estaban sufriendo esa dolencia. El mensaje detrás era claro: hay que hacerse mamografías y ella no lo había hecho, pero tantas mujeres lo hicieron luego de aquella noticia, que la incidencia del cáncer de mama en los Estados Unidos subió un 15 %.
La detección temprana es, sin duda, un gran paso en la batalla, pero todavía no es una receta de salvación 100 % asegurada.
La detección temprana es, sin duda, un gran paso en la batalla, pero todavía no es una receta de salvación 100 % asegurada, hay otros factores que inciden en cada historia. Una de las personas beneficiadas con el testimonio de Betty Ford en aquel entonces fue la mismísima esposa del vicepresidente de Estados Unidos, Margaretta Rockefeller. Al autoexaminarse, encontró una protuberancia en el lado izquierdo y se hizo una cirugía para remover el pecho. Su doctor, que era bastante agresivo en el tratamiento, le aconsejó extirparse también el derecho aunque no había cáncer de ese lado, pues el riesgo de que hubiera en el futuro era considerable.
Hasta el día de hoy, este tipo de medidas profilácticas siguen en boga. De hecho, en los casos donde hay un factor genético, el procedimiento está fuera de dudas. Las mujeres que tienen la mutación BRCA1 o BRCA2 aumentan el riesgo de contraer la enfermedad a un 85 %. Un caso muy sonado ha sido el de Angelina Jolie, quien tuvo la cirugía en ambos pechos por esta causa. De todos modos, hay mujeres que sin esta mutación, de todas maneras, están procediendo a realizarse mastectomías profilácticas.
Todavía existen muchas incógnitas en torno al cáncer de mama. Sin duda, el factor hereditario es importante, pero se cree que menos de un 10 % de los casos se da en mujeres con mutaciones hereditarias. La gran mayoría de estos tumores aparece en quienes no manifiestan factores hereditarios. ¿Qué está pasando? ¿Por qué, en países desarrollados, el riesgo de la enfermedad está en alza, en comparación con las mujeres del sureste asiático y del África, por ejemplo? ¿ Qué factores del modo de vida de las mujeres en los países ricos pueden estar incidiendo en estos números?
Hay una serie de teorías, pero existe información que indica que la incidencia en países menos desarrollados es menor. Evidentemente, gran parte de esta información se da en un contexto que vale la pena considerar: en los países ricos hay un mejor sistema de estadísticas y diagnóstico, mientras que en los países pobres, los datos existentes no son tan certeros.
Un experto en cáncer de la Universidad de Oxford manifestó que cuando las personas de países pobres se mudan a países ricos, en una o dos generaciones tienen las mismas tasas de salud del nuevo país. Es decir, algo tiene que ver el modo de vida de las personas. Hay estudios que demuestran que la obesidad y el consumo de alcohol entran en juego.
Otra cosa que vieron los investigadores es que las tasas son más bajas en partes de África porque las mujeres tienen hijos más jóvenes, tienen varios y los amamantan por más tiempo. Afirman que es probable que tener hijos disminuya el riesgo, porque reduce la exposición de la mujer a los estrógenos.
“Cuantos más ciclos menstruales tiene la mujer en su vida, mayor es el riesgo de cáncer de mama”, puntualiza el doctor Philip Landrigan, pediatra y epidemiólogo del Centro Médico Mount Sinai, en Nueva York, uno de los mayores expertos en los efectos de la exposición a los peligros del medio ambiente. Explica: “Cada vez que una mujer se embaraza, deja de tener nueve o diez ciclos menstruales”.
En el adelanto de la menstruación, la alimentación juega un rol fundamental: se ha comprobado que las chicas con sobrepeso u obesidad tienen tendencia de entrar más temprano en la pubertad. Los tratamientos de reposición hormonal y los anticonceptivos orales, al ser fuente de estrógenos, también se consideran factores de riesgo. Hay otros factores, como los compuestos que alteran el sistema endócrino, desodorantes, protectores solares, cosméticos, insecticidas, etc.
Actualmente, los activistas están pidiendo no solo invertir para la cura de esta dolencia, sino también para la investigación que permita determinar mejor las causas. Las campañas de concienciación, hoy por hoy, tienen el apoyo de varias mujeres famosas que han sufrido la enfermedad y que han montado campañas para alertar sobre la importancia del autoexamen, de las mamografías y del diagnóstico temprano. Entre ellas, están las cantantes Sheryl Crow, Kylie Minogue, Carly Simon y actrices como Cynthia Nixon, Julia Louis Dreyfus y Olivia Newton John, entre otras.
Con una plataforma extendida a partir de sus exitosas carreras, y con la misión de hablar del tema, estas celebridades han seguido con la antorcha de Betty Ford, aquella primera dama que tuvo el coraje de usar su influencia para ponerle voz a su dolor y elevar el grito de alarma para todas.