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Guaranga

Lengua, memoria y sanación

Leer Guaranga es una experiencia lingüística y emocional que por momentos parece sentirse en el cuerpo. Por el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, te compartimos este libro de la argentina Paz Solís Durigo, el duro pero reconfortante relato de una mujer que transita el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad mientras reconecta con sus raíces lingüísticas: el guaraní de sus abuelas.

Guaranga no es un libro cuya trama se deba contar como una sucesión de hechos cronológicos. En cambio, es una introspección que utiliza la corporalidad y el lenguaje para activar el lado emocional de la memoria y conectarnos con nuestras mujeres: las de nuestra familia, nuestro entorno más cercano o, incluso, nuestro contexto regional.

La protagonista de Guaranga vivió durante años con un nódulo desconocido en el pecho porque un diagnóstico equivocado retrasó su tratamiento. Ya en las primeras páginas, entendemos que el pronóstico actual es diferente y que nuestro personaje principal se enfrenta a síntomas realmente fuertes del cáncer que crean surcos en su seno izquierdo.

Paz Solís Durigo, música y escritora, cofundadora de la revista digital y popular La Lechiguana, nos presenta a esta mujer del litoral argentino que se enfrenta, primero, a molestias en el pecho y, más adelante, al temido diagnóstico del cáncer de mama. 

Paz —argentina con vínculos familiares en Paraguay— pone además a su personaje en ese espacio de culturas mixtas, que nos recuerda que el diagnóstico y la prevención de esta enfermedad son una lucha importante que nos afecta a todas: se trata del tipo de cáncer más común en mujeres. 

Aquí, el libro apela a percibirnos en nuestro contexto cultural, social y emocional. En el 2024, fue la causa de muerte de 333 mujeres en nuestro país y, hasta octubre del 2025, 200 más perdieron la vida por él. En Argentina, el cáncer de mama mata a más de 2000 al año y, en toda América Latina, la cifra asciende a 100.000. 

El acento de su mastóloga —una mujer en cuya habla se cuelan palabras guaraníes— es el disparador de una serie de recuerdos que nos transportan al litoral argentino y su universo de leyendas cercanas a la cultura nacional. Es en este punto donde comenzamos a desentrañar la leyenda de la itakaru.

¿De qué estamos hablando específicamente? Itakaru es una palabra compuesta en guaraní que viene de ita (piedra) y karu (que come o consume). Se trata de una leyenda popular que persiste en algunas regiones de Paraguay y Argentina. Es una especie de amuleto, roca u objeto que debe ser alimentado a través de la palabra.

La autora parte de esta analogía para hablar del cáncer de mama y reflexionar sobre el cuerpo y el entorno femeninos. Más allá de proponer un análisis sobre un mero reencuentro con el guaraní, Solís Durigo da varios pasos más y hace que su personaje adquiera consciencia —a través del “idioma en el que aprendió el amor”— de las creencias sobre su propio cuerpo y la intensa influencia que tienen las mujeres de su ambiente en la forma en que se percibe a sí misma.

La autora hace gala de una narrativa flexible. En ocasiones, se muestra sencilla y directa, mechada con un lenguaje poético que algunas veces toma el tono solemne de la oración y otras se limita a la conversación informal e introspectiva con la piedra. 

En cada página, vivimos con la protagonista la aceptación de su diagnóstico y la progresiva preparación mental para el momento en que le extirparán el cáncer de su pecho izquierdo.  Al ponerle palabras a sus recuerdos, no solo se reconecta con el guaraní de sus abuelas, sino que procesa un duelo por el antes y el después que experimentará su cuerpo con la mastectomía. 

A lo largo de su tratamiento, “su teta, la guaranga” es una fuente de recuerdos catárticos sobre su propia sexualidad, el erotismo, su familia y su conexión con las mujeres de su entorno más inmediato. De esta manera, se pinta un paisaje bastante claro de una infancia fantasiosa, llena de recuerdos familiares; en especial, imágenes de abuelas y tías que compartían aquella itakaru.

Paz Solís Durigo logra hablar de una manera realista y profunda sobre los efectos corporales del cáncer de mama, pero en ningún momento pretende convertirse en un relato de autoayuda. Al contrario, apela a la sanación desde el redescubrimiento de sí misma y de sus raíces. Guaranga es un libro que construye la resiliencia con matices, no como un camino sin tropiezos. 

Es, además, una oportunidad para entender a las mujeres de generaciones pasadas y adquirir, por ellas y por nosotras, el deseo de utilizar verdaderamente las nuevas herramientas que tenemos para hacer frente a la enfermedad a través del diagnóstico. La narrativa de Paz no pretende concientizar, sino acompañarnos en un proceso de confrontación con nosotras mismas.

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