Bea Bosio
La pluma poética
En ella conviven la poesía y el saber académico en partes iguales. Bea Bosio es docente, amante de las letras y dueña de una pluma impecable. Su columna El mundo y sus esquinas fue una de las fuentes donde vertió su pasión por contar historias durante más de una década. En esta edición, conversamos con ella acerca de su paso por High Class y la evolución de su voz tanto creativa como profesional, siempre a la espera de proyectos que alimenten su imaginación.
Historias de humanidad, de liderazgo femenino y de gente inspiradora se adueñaron de la columna El mundo y sus esquinas durante más de 10 años de nuestra revista. Su pluma era la encargada de acercarnos a aquellos relatos que escuchaba en la prensa y tocaban su corazón. Sus reflexiones, conmovedoras y certeras, dieron forma al concepto de esta sección mensual: rescatar la humanidad de las pequeñas acciones. Y es que, en sus propias palabras, la sección “se dedicaba a contar relatos de amor de gente ordinaria”.
“Tenía muchas ganas de darle un vuelco creativo a mi carrera”, recuerda Bea Bosio acerca del primer encuentro con esta revista en el 2012. Antes de llegar a este punto, por mucho tiempo se dedicó a la redacción televisiva y, en el proceso, escuchó con más fuerza el deseo interno de dar color a su lenguaje escrito, a aquella voz que le hablaba insistentemente sobre el hombro.
Si bien siempre se entregó al deseo de escribir, ese lado poético no había visto la luz hasta entonces: “Esta columna representó perder el miedo a ser leída. Creo que tengo una alta emotividad en mis letras y me daba un poco de pudor compartirlas, pero High Class me otorgó el empujón para decir: ‘Esta es mi voz’. Y aquella fue creciendo hasta hoy, aunque a ratos es más poética y luego más académica”.
Como colaboradora, vio pasar ante sus ojos varias etapas de la publicación y, aunque haya habido cambios y evoluciones a lo largo de los años, Bea la considera “una revista muy interesante, porque está demasiado bien cuidada en la forma. Una cosa que destaco es que siempre le dio mucho vuelo a las personas que aportan. Para nada era un lugar donde constreñían la libertad de expresión, y es algo que, como creativa, me permitió crecer”, agrega.
Me meto donde puedo estar viva de una manera creativa, diferente y, aunque todavía no tengo la salida perfecta, me encantaría encontrar otra vez mi hada que me lleve a ese puerto
Hoy por hoy, en este ajetreado periodo de cierres y exámenes que vive en la universidad, es el lado académico de Bea el que da pasos hacia nuevos proyectos de literatura paraguaya con colegas de cátedra.
En paralelo, hay proyectos artísticos que levantan su espíritu como, recientemente, interpretar en palabras el trabajo del artista y arquitecto Christian Ceuppens para los textos curatoriales de muestras como El ombligo del mundo. Bea considera que la voz que le pertenece es de poesía y no de técnicas artísticas, por lo que sus líneas expresan un viaje a través de conceptos, sensaciones e impresiones de las obras.
“Me está gustando muchísimo. Lo que hago es entrevistar al artista, entender cuál es su espíritu y escribir al respecto. Entonces, mis textos tratan del proceso interno que se quiere expresar. Este tipo de trabajos representan pequeños viajes creativos, tienen cosas que me refrescan y me nutren a medida que aprendo. Son universos absolutamente distintos”, detalla.
Ella percibe esta etapa de su vida como un “proyecto de evolución”. “Me meto donde puedo estar viva de una manera creativa, diferente y, aunque todavía no tengo la salida perfecta, me encantaría encontrar otra vez mi hada que me lleve a ese puerto», finaliza.