
Angie Paiva
Nutrición con empatía
En su práctica diaria como nutricionista, Angie Paiva tomó una decisión consciente que transformó su enfoque profesional: reemplazó los estigmas y miedos por la empatía. Poco después de terminar su carrera, se adentró en la corriente conocida como non-diet approach y la aplicó en el tratamiento de personas con diabetes, pacientes bariátricos y mujeres embarazadas. Sin embargo, fue al convertirse en madre cuando su perspectiva y su acompañamiento tomó la dirección sensible que hoy nos comparte en estas líneas.
En la facultad le enseñaron a indicar dietas, pero esta dinámica resultaba frustrante, ya que muchos pacientes no podían sostenerlas. Para la nutricionista Angie Paiva, el cambio llegó cuando conoció el enfoque de la argentina Mónica Katz, a quien considera su mentora. “Ella es de la escuela no dietante. Enseña a tener un acercamiento más empático con los pacientes y eso me trajo un montón de personas al consultorio”, recuerda.
La no-diet approach se trata de una corriente de alimentación enfocada en los hábitos del paciente, sin la rígida estructura de una dieta basada en calorías. “Se trabajan tres pilares de la conducta alimentaria: alimentación, actividad física y manejo del estrés. Diseñamos una rutina, pero no hay restricciones, prohibiciones ni permitidos, tampoco calorías que contar; partimos de tareas de cambio. Me centro en la persona, no en la balanza”, explica.
Las mujeres embarazadas y lactantes siempre formaron parte de las poblaciones numerosas en su consultorio. Tanto que, en el 2014, la profesional decidió especializarse en embarazo y lactancia materna en la Universidad Austral de Argentina. “Pero no fue hasta 2019, cuando me convertí en mamá, que pude empatizar realmente con mis pacientes”, cuenta.
Después de tu embarazo, ¿qué diferencias encontraste entre teoría y práctica?
– En la teoría, recomendaba comer sí o sí ciertos alimentos; al cumplir un mes, las madres ya podían volver a su rutina. Cuando me embaracé, me di cuenta de que no siempre tenemos la misma energía. Yo entrenaba muchísimo, y cuando nació mi primer hijo, no tenía ánimo de ir al gimnasio, quería dedicarme a él. Ahora, cuando las mamás me preguntan cuándo deben regresar, respondo: “Cuando sientas que es el momento”.
¿Y cómo adaptaste tus consultas a esta nueva mirada?
– Me salí de la estructura. Hay indicaciones nutricionales que debemos seguir, como las cantidades específicas de proteínas, calcio y nutrientes, pero también existen mujeres con muchas náuseas y vómitos; entonces, no podemos exigirles que consuman ciertos alimentos. Ahora, mi enfoque es: “Una vez que te sientas bien, comenzaremos a aplicarlo”. Además, yo ya sé lo que va a ir pasando y, en cada consulta, solemos adelantar los temas que trataremos en la siguiente semana para que la futura mamá esté preparada para las experiencias que vivirá.
¿Cómo responden los pacientes cuando les presentás este tipo de acompañamiento más flexible?
– Cuando hay empatía y un enfoque no pesocentrista —como le llamamos— el paciente vuelve a su control aunque no haya bajado de peso y, en el caso de las embarazadas, regresan por más que hayan subido más de lo esperado porque saben que no las voy a juzgar; al contrario, les ayudaré a reencauzar su alimentación.
¿Cuál es la primera recomendación nutricional que le darías a una mujer que está buscando un embarazo?
– Si están buscando, lo ideal es tomarse el tiempo —tres meses antes— de cambiar la alimentación y comenzar a hacer una actividad física que se pueda sostener durante el embarazo, no empezar a hacerlo después porque el cuerpo no conoce los movimientos.
Y para quienes ya cursan su primer trimestre de embarazo, ¿cuál es tu consejo?
– Para quienes ya están embarazadas, la recomendación es que en el primer trimestre no se angustien, es más importante surfear los síntomas. Si están cansadas, duerman; si tienen náuseas o estreñimiento, hay que corregirlo con la alimentación. Recién a partir de la semana 12 es importante ocuparse bien de la nutrición. Pero si tienen sobrepeso, sí es crucial, ya en la primera etapa, bajar un poco si es posible.
¿Por qué es importante evitar la obesidad en el embarazo? ¿Qué incidencias tiene?
– Una mujer que queda embarazada con obesidad, diabetes o algún trastorno metabólico tiene más riesgo de despertar diabetes gestacional o preeclampsia, que es hipertensión en el embarazo. Por eso, también es clave que las futuras mamás suban lo justo y necesario durante la gestación, no por estética, sino para evitar riesgos.
En cuanto a la suplementación, ¿desde qué momento del embarazo se indica?
– En otros países ya no se usa suplementación tan fuerte, pero acá sí, quizás porque no tenemos una nutrición tan completa. Cuando nosotros notamos que la paciente no se alimentó tan bien, hacemos énfasis en eso. La única obligatoria, antes y durante el primer trimestre, es el ácido fólico; el resto de los suplementos, como calcio, vitaminas grandes que tienen hierro, omega 3 y más, recién después de la semana 12; antes, no es necesaria una bomba de suplementos, porque la mujer no la pasa tan bien. El 70 % de las embarazadas tienen náuseas y malestar, tanto que si usan demasiados suplementos, pasan peor.
¿Qué mensaje les dejás a las futuras madres que comenzarán a cuidar su alimentación?
– Al cuidarnos, podemos ahorrarle muchas enfermedades al bebé, relacionadas con la alimentación. Es importante ocuparse, esta es la única vez en que la nutrición de otra persona depende de nosotros. Desde la panza de la mamá hasta los dos años, el bebé recibe todo de ella: esto determina su salud y su bienestar en el futuro. Por eso les digo que no tengan miedo de acercarse, no es tan complejo el camino si lo transitamos juntas.