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Del mango al biocuero

Hacia un consumo ético y sustentable

Ahora, pensar en la sostenibilidad no se limita solo a los profesionales medioambientales. El deseo de cuidar el planeta y desarrollar técnicas que, a la vez, sean comercialmente potables traspasa los límites entre rubros. En esa búsqueda de soluciones se encontraron las diseñadoras Verónica Alegre y Maura Martí, quienes conectaron para formar las bases de Maigotex, una startup que produce biocuero a partir del residuo de una de las frutas estacionales más representativas de nuestro país: el mango.

La industria de la moda y el diseño lleva décadas preguntándose cuál es la forma más ética y amigable, tanto con la fauna como con la flora, de utilizar cuero. El camino no es nada corto ya que, precisamente, la variante sintética —presentada al principio como la solución al problema— se elabora a partir de derivados del petróleo y otros componentes químicos que no solo contaminan desde su fabricación, sino que también tardan mucho tiempo en biodegradarse.

En este contexto, el biocuero parece ser la solución, ya que generalmente basa su elaboración en un proceso natural y libre de elementos tóxicos. En Paraguay, las diseñadoras Verónica Alegre y Maura Martí, cofundadoras de Maigotex, están trabajando en el perfeccionamiento de la técnica para elaborar este material a partir de los residuos de mango.

Tanto Verónica como Maura se embarcaron en la búsqueda de un objetivo similar y, en el camino, se conocieron. Vero estudiaba Innovación y Desarrollo, y le interesaba específicamente la creación de materiales a partir de micelio, una parte de los hongos que se caracteriza por su estructura similar a una red de filamentos.

Ella creció entre telas y siempre quiso dedicarse al rubro, solo que al mercado le faltaban opciones eco-friendly con las que trabajar: “Me di cuenta de que la oferta de materiales sin poliéster era mínima. O sea, nos vestimos con plásticos. ¿Cómo es que no podemos tener materia prima que realmente sea sustentable?”.

Esta misma pregunta vivía en la mente de Maura, que buscaba un material para trabajar en la marca que lleva su mismo nombre y que ocupa un lugar importante en el diseño nacional desde hace más de una década, con una propuesta de artesanía de lujo en diseños que llevan cuero repujado, ñandutí, encaje ju y ao po’i.

Resulta que un conocido en común las contactó y animó a postularse al Programa de Oportunidades Circulares, de la Unión Industrial Paraguaya, el Ministerio de Industria y Comercio, la Unión Europea y otras organizaciones estatales. Ambas concursaron durante el 2022 y resultaron ganadoras. Desde entonces, la semilla de esta startup germinó.

“Maigotex nació en la cocina de mi quinta. Yo estudié en México un curso acerca del desarrollo de materiales a partir de micelio y ese fue mi punto de inflexión. Esta idea surgió del deseo de establecer una trazabilidad desde dónde recogemos la materia prima, que es algo que la industria de la moda no tiene”, relata Vero y agrega: “Elegimos el mango por su relación con la cultura y la identidad paraguaya. Es representativo, ya que somos uno de los pocos países cuyas frutas caen en las calles. Queríamos un producto que tuviera esa fuerza nacional”.

MILES DE POSIBILIDADES

Luego de alrededor de 1500 pruebas, llegó el material deseado: un biocuero con base en los residuos de esta abundante fruta que se puede usar para la elaboración de sillas, bancos, mesas, carteras, accesorios y calzados. Este producto fue el resultado de una sinergia entre las ideas, la investigación y el conocimiento. De hecho, más de 20 personas estuvieron involucradas en cada fase del proceso de investigación y desarrollo.

“Tenemos el apoyo técnico de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Asunción, con quienes afinamos los últimos detalles para lograr la resistencia y la durabilidad”, explica Maura y añade: “Siempre decimos que este proyecto es totalmente colaborativo, porque todos hacen algo. En ese sentido, tuvimos la suerte de que, durante el desarrollo, se nos abrieron las puertas y esperamos que sea el inicio de algo grande porque creemos que esta es una oportunidad para el país, no solo para nosotras”.

Maigotex se dedica a comercializar este material como base para distintos tipos de profesionales, desde tapiceros y marroquineros hasta diseñadores de calzados, accesorios y carteras, en planchas de aproximadamente tres metros o nueve pies. Para salir al mercado, los materiales tienen que cumplir con las normativas del Instituto Nacional de Tecnología, Normalización y Metrología, en la categoría de Cuero y Afines, cuyos parámetros ayudan a definir en qué rubros se puede utilizar el producto.

En este momento, el foco de los esfuerzos es un material resistente y duradero que satisfaga las necesidades de los profesionales de tapicería y marroquinería. Si bien se puede realizar un producto con la flexibilidad y maleabilidad necesarias para la confección de prendas de vestir, no es el enfoque principal, porque nuestro país no consume mucha moda hecha en cuero, debido a su clima.

Actualmente, el flujo de producción 400 metros al mes, aunque esperan duplicar este número en los próximos tres meses. En esta etapa inicial, las cofundadoras apuestan por la colaboración estratégica con marcas de calzados, carteras y muebles, ya que la cantidad de material no permite la distribución a un público más extendido.

Tanto Maura como Vero curaron una selección de elementos que presentan en diversos foros y reuniones. Con esto, pretenden mostrar las múltiples posibilidades que tiene este producto, desde las carteras hasta los calzados y sillones. Sin embargo, el foco son las planchas de este textil biodegradable. “Lo que Maigotex vende y seguirá vendiendo es el material, que viene en planchas de cinco colores: natural, suela, terracota, azul y negro, para que la gente tenga uniformidad en los productos que confeccione a partir de este biocuero”.

“Elegimos el mango por su relación con la cultura y la identidad paraguaya. Queríamos un producto que tuviera esa fuerza nacional”

Verónica Alegre

LA CIENCIA DEL PROCESO

El primer paso es la recolección de la materia prima. En vista de que el mango es estacional, esta labor se realiza mientras aún hay frutas. Actualmente, este emprendimiento utiliza los desechos de la empresa Remango, que se dedica a hacer mermeladas y otros productos. La primera tanda que salió al mercado contó con cinco toneladas, aproximadamente.

Una vez que se cuenta con los residuos, se pasa a la deshidratación, una etapa muy importante, ya que permite almacenar esta fruta estacional para ser utilizada en cualquier mes. Cuando estos desechos se pulverizan, se guardan en bidones aislados del agua y el aire donde se pueden conservar hasta por dos años. Luego sigue el procesamiento, en el que se añaden diversos activos que permiten obtener la mezcla que dará consistencia a las planchas de biocuero.

Al tratarse de un producto muy similar, hay varios paralelismos con la estructura de una cuerina, ya que estas, por un lado, cuentan con un tejido que las sostiene. Los textiles de Maigotex tienen, en cambio, una base de algodón al 100 %, ya que optan por materiales sostenibles en cada parte del proceso de creación.

El camino de esta startup continúa por la vía del perfeccionamiento del material que ya desarrollaron, pero también apuesta por la experimentación y la expansión. En este sentido, ambas están desarrollando la idea de textiles a partir de cáñamo. “La idea es que Maigotex siga creciendo como una empresa desarrolladora de biomateriales. El siguiente paso para 2025 es despegar, llegar a la exportación hacia Europa, Asia, Brasil y Estados Unidos”, finaliza Maura.

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