Madonna
Auténtica como ella sola
La relación de Madonna con la moda es de simbiosis pura; su música y su trabajo creativo están fuertemente ligados a ella. Por su natalicio, y porque cualquier momento es bueno para analizar extensivamente su carrera, hacemos un recorrido por los momentos icónicos de su trayectoria que impactaron la moda y la cultura pop.
Allá por 1979, una prometedora artista se había mudado a Nueva York para empezar lo que sería una revolución tanto visual como musical. Madonna no se convirtió en un ícono de la moda de la noche a la mañana, pero sí trajo consigo, desde su infancia, un espíritu rebelde y auténtico que se manifestaba a través de su elección de indumentaria, y que no se doblegaba ante el consumo de lo mainstream.
Madonna recorre, hasta ahora, una carrera integral que transversaliza ambiciosamente pilares importantes como su música, su — camaleónico— estilo y su trabajo de expresión corporal, que engloba todos los ejes anteriores. En una época marcada por la fascinación por los videoclips, una era preinternet, supo construir su sonido al mismo tiempo que su imagen.
Madre de la reinvención
La moda es un canal de expresión, una plataforma visual que nos permite comunicar, transmitir y evocar a través de la indumentaria. Madonna es considerada una de las artistas que mejor canalizaron su imaginario, al punto de convertirse en un ícono y una influencia indiscutible. Así como en la vida, en la música, la moda, las influencias y la inspiración, todo nace de algo preexistente. Su creatividad se alimentó de diferentes culturas sociales, periodos históricos y movimientos contraculturales.
En el video de Lucky Star la vemos con un look inspirado en el street fashion que converge con elementos de la cultura punk. En ese entonces, 1983, viste el famoso cinturón con la frase Boy Toy, elemento recurrente e importante en la construcción de su imagen como artista en esa época. Pero la visual más impactante de ese periodo es de la primera edición de los MTV Video Music Awards (VMA’s) en 1984, cuando canta Like A Virgin, con su característico vestido de novia, accesorizada con numerosos crucifijos y el cinturón en contraste triunfal con el resto del atuendo.
Ese primer hit de Madonna alcanzó tanto reconocimiento que la cadena de tiendas Macy’s creó una línea de ropas llamada Madonna Land, en la cual las fans de la artista encontraban prendas inspiradas en sus looks. Para 1985, encontró inspiración en uno de los mayores referentes de una época: la actriz y modelo Marilyn Monroe. En el video de Material Girl vemos a la cantante emular el estilo y la atmósfera del filme Gentlemen Prefer Blondes (1953), en el cual aparece Monroe con un vestido strapless rosado rodeada de hombres que la agasajan con joyas y regalos.
Le reclamaban que no escondiese su cuerpo y su expresión de deseo sexual; que fuese demasiado progresista para el statu quo del momento; y, por supuesto, que no retrocediera ante estas críticas
Ya desde sus inicios, Madonna fue observada y muchas veces cuestionada por la controversia que causaba el discurso implícito de sus obras. Le reclamaban que no escondiese su cuerpo y su expresión de deseo sexual; que fuese demasiado progresista para el statu quo del momento; y, por supuesto, que no retrocediera ante estas críticas. Al contrario, ella siguió desafiando al público a través de su arte. Un año después, regresó con una propuesta distinta, un look anclado en la ambigüedad y la androginia, elementos que tomó de artistas como David Bowie y Marlene Dietrich. En el video Papa Don’t Preach la vemos con el cabello corto, jeans de cintura alta y campera de cuero, mientras se mueve naturalmente del tom boy look al femme con un corsé negro prácticamente esculpido en su cuerpo, prenda que marcó su carrera, con pantalones del mismo color.
Por supuesto, está Vogue, el video y la canción que elevaron a otro nivel todo lo que Madonna representaba. Eran los 90 y la cantante profundizó aún más la fluidez de género en su estilo y sus presentaciones. En Express Yourself hace un guiño a Dietrich, con un traje negro, al igual que en Vogue, donde también la vemos con una blusa al cuerpo y translúcida, lo cual atrajo la mirada negativa del público en el momento. En ese mismo clip utiliza un corsé que más tarde se convertiría en una pieza esencial y significativa en su carrera musical.
Madonna no sería el ícono que conocemos sin la sinergia que creó con personas como Maripol, la estilista que creó los outfits de sus primeros dos álbumes, conocida por muchos como la madrina del underground, quien colaboró con diseñadores como Jean-Paul Gaultier, quien elaboró el famoso corsé cónico para la gira Blond Ambition de 1990. Dicha prenda fue mutando y hoy la vemos en colecciones de moda y en street fashion.
La iconografía católica es algo que tomó y logró impregnar tanto en la construcción de su indumentaria y su estilo, como en su música. Desde el polémico videoclip de Like A Virgin, en el que no solo pone en discusión la cuestión religiosa sino también el conflicto racial, hasta canciones en sus últimos álbumes donde habla y se refiere a la Virgen y al diablo, la cantante encontró allí inspiración innumerables veces. En la edición de 2018 de la Met Gala, cuyo tema giró en torno a la moda y la imaginería católica, Madonna afirmó en una entrevista que esta temática siempre formó parte de su trabajo.
Los 90 la llevaron a explorar otros horizontes más lejanos en cuanto a inspiración. La impronta de la cultura oriental se ve primeramente en su gira Girlie, en 1993, y luego en su canción Nothing Really Matters, donde viste un kimono rojo diseñado por Gaultier. Y de vuelta, con la llegada del nuevo milenio, Madonna regresa a Occidente con su álbum Music, para el cual toma elementos del country, como las camisas de franela, las botas texanas, los jeans de boca ancha y sombreros cowboy, y los utiliza en un remix de western chic contemporáneo para dar vida a sus canciones, que irónicamente no suenan para nada a ese estilo musical.
En 2005, la Reina del Pop regresó con Confessions on a Dance Floor, un álbum inspirado en la escena electropop y dance de los 70, con una estética que nos remonta a los atuendos de la legendaria Farrah Fawcett, con mallas y prendas características de la época disco. Luego de un gran descanso, en 2015 Madonna lanzó el álbum Rebel Heart, donde la vemos volver a dos grandes inspiraciones: el corsé negro, por supuesto, y la influencia de la vestimenta española-latina que aparece por primera vez en el videoclip de La Isla Bonita, en el cual lleva un vestido flamenco rojo; importante dato es que aquí ella tenía 56 años; sin embargo, seguía marcando una línea relevante en cuanto música y estilo.
Ya en un contexto más reciente, recurrió a la creación de un alter ego para su último álbum, una espía que recorre el mundo bajo el alias Madame X. Un personaje que se mueve entre estilos como el del film noir y disfraces de novia. A lo largo de toda su carrera observamos cómo cambiaba de piel y reinterpretaba su expresión artística, su personalidad y los caminos a los que se aventuraba de la mano de su urgencia creativa.
En 2016, Madonna recibió el premio Billboard Women in Music y en su discurso relata crudamente su experiencia en sus más de tres décadas en la industria de la música, que mucho tiene que ver con el sexismo y la misoginia internalizada y aplastante de la sociedad. Desde sus comienzos desafió, con su arte, el statu quo, los límites de una mujer artista en un mundo que la cosificaba y la traía para abajo. Su legado es no haber sucumbido a esas críticas, para de ese modo crear arte disruptivo, político y fresco. Ella abrió el camino para todas las artistas que hoy pueden usar su voz para dar rienda a su creatividad y ser escuchadas.