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La paloma

Con aire industrial contemporáneo

Esta casa familiar de fin de semana, situada en San Bernardino, se destaca por su personalidad colorida, piezas antiguas, obras de arte e innumerables detalles artesanales. De la mano de Carlos Benítez Leonowicz y Julieta Benítez Varesini, iniciamos el recorrido desde la misma entrada.

El interiorismo gira alrededor de la puerta principal gracias a su historia, gran altura y atractivo color, sin contar con sus herrajes y otros ornamentos. Al pasar por ella, en la planta baja encontramos primero la sala de estar, que se conecta con la galería-comedor y el área de las habitaciones. La galería se une con el fogón, la piscina y el jardín, y arriba hay una terraza.

Cabe destacar que la casa se construyó desde cero, pero por etapas, y se cuidó cada detalle del diseño interior en el proceso. Nos cuentan Carlos Benítez Leonowicz y su hija, Julieta Benítez Varesini, que desde el inicio esta construcción llamó la atención por su fachada y estructura, pero fue su estilo singular e identidad propia lo que hizo que sea admirada por familiares, vecinos y visitantes, que decidieron compartir con el público esta experiencia y presentarla como La Paloma Casa Boutique.

El nombre en sí de La Paloma tiene su origen en la historia familiar y fue gracias al abuelo materno, un refugiado de la Segunda Guerra Mundial que primero migró a Argentina y trabajaba en una fábrica. Ahí él tenía su carpintería y le gustaba fabricar pequeñas casas para las aves, principalmente para palomas. De ahí viene el gusto particular, el ambiente fabril con hierro, pero que a la vez es acogedor. Muchas decisiones de estilo fueron tomadas en su homenaje.

Otro dato interesante es que antes de la construcción, en el predio funcionaba el taller de la empresa familiar —donde se trabaja con pallets y maderas— y que también está bautizado como La Paloma. “No queríamos que pareciera una casa nueva”, nos explica Carlos. “Por esta razón, en su diseño encontramos materiales antiguos o reacondicionados. Esa combinación nos generaba cierto interés”, agrega. Fue así como optaron por conjugar los estilos industrial y vintage en la decoración, y también mezclar lo viejo con lo nuevo, con la filosofía de do it yourself.

La sala es el primer recinto. Padre e hija nos comentan que la puerta tiene varias décadas y fue rescatada de una casa en demolición. Para usarla, pasó por una completa restauración. “Tenía como seis capas de pintura que fueron removidas para tratar la madera y dotarle de una nueva identidad”, explica Carlos. La chimenea tampoco pasa desapercibida, ya que está elaborada con durmientes de madera y decorada con otros objetos de tiendas de antigüedades, muchos de procedencia europea, en una rica combinación de ornamentos y curiosidades.

En este recinto podemos distinguir dos puntos bien dramáticos. El primero de ellos es justamente la chimenea, junto a una obra de la artista colombiana Inés Elvira Sanín, quien fue de gran ayuda para la ambientación de esta casa. Precisamente, la paleta de colores de la residencia proviene de este cuadro principal, que regala una gama de tonos rojizos, azulados y verdosos, principalmente. “Y eso lo llevamos a distintos espacios, como los dormitorios y baños”, asegura el propietario. El otro punto focal es el jardín interno con una escalera caracol que lleva a la terraza, situada en el segundo piso.

Otro espacio interesante es la cocina, la estancia preferida de la familia, que ama cocinar junta y compartir. La vista se dirige al mueble de estilo campestre que originalmente era de color marrón y luego fue pintado en blanco con una pátina de envejecido. La cocina fue diseñada como un espacio semiintegrado, tanto con la sala como con la galería-comedor, para que no quede aislada, como se estilaba en épocas anteriores, pero sí dotarla de privacidad cuando así lo deseen. Esta fusión de ambientes se da mediante una mampara de vidrio intervenida con el lettering de Julieta.

Al recorrer la galería-comedor, aparte de la mesa de madera con su juego de sillas, también se pueden apreciar las casas para aves construidas por el emprendimiento familiar y, al otro extremo, un rincón de descanso. Este es un espacio semicerrado con persianas antiguas colocadas en una estructura de hierro con un pívot en el medio, y unas puertas francesas corredizas que se cierran para climatizar esta dependencia o aprovechar la luz de la mañana, que pega en esta cara de la casa.

Las estaciones de ferrocarril con pasillos altos y largos sirvieron de inspiración para la galería exterior, que llega a la altura máxima de la construcción y está reforzada con columnas de hierro. Aquí, los habitantes pueden disfrutar de un área de descanso con una hamaca y una pared de agua que realmente proviene de la misma piscina, parte importante del diseño en este sector, ya que sobresale por su forma irregular, el color de sus revestimientos y una cascada con imitaciones de gárgolas industriales hechas a medida para este proyecto, de madera revestida con resina y posteriormente pintada. Esta área se integra con el fogón, el solárium de la pileta y el quincho.

Ya en la habitación principal, notamos que conviven diferentes tipos de terminaciones, como el ladrillo visto, y el estilo industrial no deja de marcar presencia, esta vez en el escritorio. “Esta recámara está inspirada en parte en los hoteles boutique, que son lugares bien ambientados y acogedores, hay mucha personalización”, agrega Carlos.

Complementa esta escena una serigrafía de Ricardo Migliorisi que, en una grata coincidencia, se adapta a la paleta de colores escogida para la casona. Los muebles restaurados vuelven a aparecer, y todos llevan un tratamiento con el cual recuperaron el color original de la madera debajo de varias capas de barniz. Las mesitas de luz y otros complementos también fueron reacondicionados.

Inés Elvira Sanín trabajó en la cabecera de la cama: realizó un proceso artesanal en madera, con técnicas de espatulado y pintura al óleo, a juego con un arreglo elaborado a partir de marcos de ventanas y espejos. Y es que “todo en esta casa debe tener por lo menos tres propósitos: que sea funcional, decorativo y una oportunidad de reutilizar algo en desuso”, finaliza.

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