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Para conectar y compartir

Un quincho integrado al patio

Desde conversaciones distendidas con amigos mientras se comparte una picada, hasta noches de juegos en familia, el quincho es un lugar que alberga reuniones dignas de recordar. En esta oportunidad, la arquitecta y diseñadora de interiores Larissa Felippo nos muestra la opción de este espacio integrado al patio y al área social de la casa, con la madera y el hierro como protagonistas.

Varios detalles se deben tener en cuenta al momento de buscar el estilo decorativo perfecto en el hogar. Para la arquitecta y diseñadora de interiores Larissa Felippo, uno de los elementos que determinan la idea estética de cada caso es la composición de la familia que le dará uso al lugar y sus necesidades de espacio y utilidad.

Con más de 10 años de experiencia en el rubro interiorista, Larissa asegura que lo más importante es saber adecuarse a las tendencias y a los deseos de cada usuario. “Yo me adapto a los estilos, puedo hacer algo industrial tirando a rústico o casas clásicas llenas de molduras y cuadros. Diría que mi único sello es la identidad de mis clientes”, asegura.

En cuanto a este proyecto en particular, la profesional diseñó esta sala-quincho pensando en la diversión de los usuarios y en la de sus hijos, tres jóvenes que deseaban tener un lugar sereno y amplio para realizar encuentros con amigos. A partir de las ideas de los propietarios y de algunos muebles antiguos que estos habían heredado, Larissa comenzó el proceso de distribuir espacios y decorar el ambiente.

El estilo de este lugar ofrece una mirada esencialmente industrial con protagonismo del hierro, e incorpora toques rústicos a través de la madera y el cuero. Asimismo, la profesional nos explica que los quinchos deben contar con la presencia de materiales nobles, resistentes a manchas y olores, y durables en el tiempo.

Vemos, por ejemplo, que la madera se destaca en los muebles más relevantes del ambiente como el estante principal, con soportes de hierro, y la mesa compuesta por un tablón uniforme de madera maciza.

“Se eligió la lana de oveja porque los dueños son ganaderos y tienen muchas piezas autóctonas como estas que representan su ocupación, su gusto y su estilo”

Larissa Felippo

Además de la calidad de los materiales, para la elección del mobiliario también se tuvo en cuenta una paleta de colores tierra, que adquiere fuerza en la presencia de la madera en mesas y estantes. Los únicos elementos que rompen esta escala cromática son un sofá de tres cuerpos en color gris, a tono con los perfiles de hierro de la estructura edilicia, y dos sillones de madera revestidos con lana de oveja. “Se optó por la lana de oveja porque los dueños son ganaderos y tienen muchas piezas autóctonas como estas que representan su ocupación, su gusto y su estilo”, añade la decoradora.

La elección de las cortinas también se dio en función a los toques rústicos del lugar, ya que el lino es una tela agreste, de bellas tramas que resaltan de las paredes de color neutro. En esta misma línea se eligió la alfombra principal de sisal, un material de patrones naturales únicos, de un color entre beige y marrón claro.

Por otra parte, los dueños buscaban conservar un espacio amplio en el que sea posible albergar reuniones numerosas y pasar las horas libres del día en familia. A partir de este punto, la interiorista comenzó a diseñar cada uno de los muebles y el lugar que ocuparían en este ambiente. Uno de los elementos más importantes en la sala-quincho fue la mesa de madera en color natural para 10 comensales y, con ella, el juego de sillones del área de la televisión.

La iluminación juega un papel fundamental. Esta estancia posee luces direccionales y, además, la luz natural que entra por amplios ventanales de vidrio. Debido a la transparencia del lugar, el verde exterior también juega un papel preponderante en el diseño del interior ya que, desde la óptica de Larissa, “cuando uno tiene un patio de esta envergadura, debe hacer que su cuadro sea el jardín”.

Para Larissa, la naturaleza siempre es de gran ayuda en la decoración, pues manifiesta que “cuando uno tiene un patio de esta envergadura, debe hacer que su cuadro sea el jardín”

Unos ventanales de vidrio comunican el sector del quincho con la sala social, que mantiene la paleta de colores tierra, pero incorpora algunos elementos más clásicos a su decoración. La sala social tiene un estilo mucho más vintage por la presencia de una variedad de muebles heredados de aproximadamente tres décadas de antigüedad.

Frente a una chimenea recubierta en mármol blanco, la profesional ubicó un particular juego de living compuesto por un sofá al estilo Chester en cuero y dos sillones de líneas rectas, con detalles de fibra, y dos almohadones con estampado de leopardo. En la mesa del centro destacan los decorados que aluden a la ganadería y, además, ceniceros de ágata que corresponden a una herencia familiar.

Según Larissa, la suma de todos estos elementos decorativos y la mezcla del estilo rústico con el industrial aportan calidez a este ambiente en el que la familia pasa una gran parte del día.

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