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Palabra de diseñador: Tamara Maluff

Un vestido genuino y la sagrada relación diseñador-clienta

Para quienes diseñamos el vestido de la novia, es de trascendental importancia estar convencidos de que no solo se trata de una prenda de vestir, sino que estamos construyendo una parte importante de la historia de cada persona.

Por Tamara Maluff, diseñadora de La Paix

Los diseñadores debemos saber que, más allá de lo estético, el vestido que una mujer use el día de su boda la seguirá el resto de su vida, como un fragmento irreemplazable de un momento especial e imborrable que todas imaginan y que debe ser mejor que lo imaginado.

Cada una es distinta, por lo que, si entendemos a la moda como el reflejo espontáneo del gusto de cada persona, concebimos la forma de vestir como un medio de expresión. Es allí donde considero que se presenta el primer desafío en este proceso, el que supone el esfuerzo por interpretar el modo en que cada una de las que acuden a mí, imaginaron o soñaron ese momento especial.

Si bien cada novia sabe lo que quiere, o al menos lo que no espera de ese día, el compromiso que asumo con gusto es el de plasmar en un diseño un cúmulo de emociones y sentimientos determinados, lo más genuinamente posible. No es nada sencillo, de hecho, pero hago un gran esfuerzo en que mi aporte satisfaga las expectativas.

Igual de importante es saber el lugar de la fiesta, considerando la estación del año y el horario en que se llevará a cabo la celebración. Esto nos lleva a afirmar, entonces, que no existe un diseño exclusivo o un estilo predeterminado de vestido para esta ocasión, dado que cada una de las creaciones debe encontrarse íntimamente en armonía con muchos otros detalles que no se deben pasar por alto a la hora de imaginar el diseño adecuado.

Ahora, la manera de presentar cualquier obra de arte (como lo es un traje de novia) posee un alto grado de incidencia en el impacto que va a generar en quienes las contemplen después. Esto no es una excepción cuando hablamos de moda, por lo que mucho tendrá que ver la seguridad que somos capaces de transmitir con nuestro trabajo.

Mis recomendación fundamental para la novia es: no cambies tu esencia, mucho menos ese día ya que, como dije al inicio, esa foto es para siempre y la falta de naturalidad puede que haga que nunca te sientas identificada con ese modelo especial, por más clásico y atemporal que sea el mismo.

Cuando una novia llega a mi atelier, mi primera pregunta es acerca de su estilo y qué espera de ese día, ya que cada mujer tiene un ideal de cómo quiere lucir. Particularmente, soy una persona muy ecléctica, por tanto, me encanta realzar el estilo de cada una de mis clientas. No quiero que la persona renuncie a sus cualidades estéticas.

Otro detalle fundamental es estar al tanto de las partes del cuerpo que prefieren resaltar y disimular. Esto es fundamental al momento de brindarle seguridad, una condición primordial para lucir confiada el día del casamiento.

Todo debe estar en perfecta armonía; además del vestido, el peinado, maquillaje y los complementos (aros, tocado y el ramo) hacen que una novia sea un conjunto perfecto.

Creo que lo más importante es que la novia pueda visualizarse con la propuesta realizada para su gran día, que esté segura de que el modelo acordado sea el vestido de sus sueños. Esa es la base para que el traje de novia sea todo un éxito.

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