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Sentimientos que florecen

El divino arte de La Pilarica

Para Pilar Zuccolillo, las flores representan amor y alegría, y hace uso de esta herramienta infinita para expresar su arte. De esta apasionada visión nació La Pilarica, un proyecto lleno de vida que encanta a todos por su apuesta disruptiva, que tiene como propósito volver a generar entusiasmo por el regalo de la naturaleza. En estas líneas, hablamos sobre sus primeros pasos, su espíritu libre y propuesta colorida. Además, compartimos tres opciones de ramos para aquellas novias que buscan algo diferente.

“La Pilarica es mucho más que una florería, es un lugar, una experiencia, un sentimiento”, afirma Pilar Zuccolillo, quien nos adentra en este edén lleno de alegría y color ubicado en Surubi’i. La idea de esta granja de flores nació durante la pandemia, con una entusiasta Pilar recién llegada de Europa —a donde fue a especializarse en Marketing— con muchas ganas de poner en práctica lo aprendido y de compartir los proyectos que florecieron en su cabeza con el confinamiento.

Siempre tuvo la romántica idea de abrir una florería, pero nunca lo consideró como un plan A, aunque es curioso como todo en su vida pareciera que la encaminó a esto. Por parte de sus abuelas —Leli y Mamu— adquirió un profundo respeto y mucho amor por la naturaleza y el cuidado del jardín; es más, fueron ellas sus primeras maestras en este rubro en el que incursiona hoy. También, desde pequeña sintió el impulso artístico brotar en ella y, allá en Barcelona, quiso trabajar en una floristería, porque sí, siempre amó las flores, aunque esa posibilidad no prosperó porque en marzo del 2020 ya sabemos lo que aconteció. “Todo en mi camino, lo bueno y lo malo, me estaba indicando que tenía que llegar a esto”, añade.

Su plan original era contar con un gran invernadero y, con el tiempo, abrir un café. También, compartir su arte floral en la decoración para eventos, como bodas. Aunque la idea de cultivar sus propias flores no la tuvo desde el inicio, una vez que lo hizo, ya no paró. Con la ayuda de su mamá, arquitecta ella, refaccionaron una casona de los 80 y la rodearon de parcelas donde Pilar no dudó en plantar semillas de zinnias, cosmos, rudbeckias, echinaceas, rosas, lavandas y todo lo que podía con la intención de probar y jugar.

Pero este juego tiene sus reglas y, para Pilar, es ofrecer algo diferente, proponer flores más silvestres y no tan comerciales, no tenerles miedo a las combinaciones y mucho menos a los colores. Esto se aprecia sobre todo en sus arreglos florales y sus ramos de novia. “Para mí todo fue empírico, fui aprendiendo en el camino”, recuerda. En la prueba y el error, con ayuda de su creatividad, ganó cada vez más experiencia y encontró un público que se enamoró de su estilo libre, relajado y divertido.

“No buscaba crear algo elegante, más bien quería un estilo de campo pero chic a la vez. Siempre me mantengo en ese rumbo e incluso con flores encerradas en otras categorías o a la que les impusieron otros usos. Podés hacer algo muy hermoso con algo bien sencillo y noble”, nos comparte la farmer florist. Es así como su proceso creativo inicia con una sola flor, la que quiere destacar en ese momento, e imagina con qué otras lucirá mejor.

En la búsqueda de ese toque especial, no deja atrás a las plantas aromáticas, como la albahaca o la salvia, por ejemplo, o aquellas que podemos encontrar en cualquier jardín, como el jazmín. A veces, los ramos van sujetos por un lazo. Más romántico, imposible.

Más allá de la mística que rodea a las flores y el lenguaje que les adjudicamos, Pilar también les brinda a las novias la posibilidad de personalizar su ramo según sus gustos: “Siempre les pregunto a las novias si tienen un color favorito o si hay alguna flor que les recuerde a alguien, porque aunque tengan una vida muy efímera, el buqué queda inmortalizado en una foto y el recuerdo permanece”. Unos 15 días de anticipación son más que suficientes para realizar un pedido a La Pilarica.

Desde aquel primer boceto de su granja de flores al día de hoy, en que organiza talleres, participa en ferias y forma parte del día especial de muchas parejas, Pilar nos confiesa que “lo que más me gusta de La Pilarica es que logra que las personas se sorprendan de vuelta con las flores y les genere ese entusiasmo. Porque las flores son alegría”.

WHIMSICAL GREEN

En este ramo se corona como protagonista una variedad de zinnias llamada Queen Lime, acompañada de hojas de eucalipto, olivo y unas cabecitas de la flor de gaillardia que “al florecer tiene colores intensos, pero al secarse queda este pimpollo muy lindo. En todas sus facetas las flores nos regalan algo”, señala Pilar.

SOMETHING BLUE

“El color favorito de muchas”, nos recuerda Pilar. En esta propuesta, podemos apreciar una combinación de tonos azulados y liláceos que sin duda van a contrastar con el vestido de una novia. Lleva hortensias, estátices y hojas de salvia, lo que le aporta el toque aromático.

THE WARMEST COLOR

Esta flor tiene muchos nombres: tagetes, cempasúchil o marigold, entre otras denominaciones. En esta ocasión, Pilar la combinó con zinnias en la misma gama de tonos cálidos y, para agregarle un toque especial, unas ramas de jazmín que le aportan movimiento, aroma y contraste.

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