
Turismo regenerativo
Hoteles que transforman destinos y comunidades
Un tema muy urgente en el turismo global es el de crear experiencias verdaderamente sustentables, que vayan más allá de la gestión ambiental y contribuyan a la comunidad a largo plazo, para promover el bienestar social y económico. En nuestro continente, existen dos destinos —situados en Belice y en la Isla de Pascua— que ejemplifican el denominado turismo regenerativo, una tendencia en alza en el sector hotelero.
Por Thayana Nunes. Fotografías: Blancaneaux Lodge y Nayara Hangaroa.
El turismo regenerativo definitivamente ha entrado en el foco de los hoteles de lujo, así como en la experiencia de viajeros de todo el mundo. En el actual escenario de emergencia climática, esta nueva forma de viajar adquiere una perspectiva diferente: ahora el objetivo ya no es minimizar los daños causados por el turismo, sino repararlos y traer beneficios duraderos a las comunidades locales y al medioambiente.
Algunos hoteles de lujo decidieron emprender acciones dirigidas a la salud, la educación, el empleo y la economía que tienen como objetivo desarrollar relaciones con la población local, al mismo tiempo que crean una conexión entre los turistas y la región que visitan. Entre las iniciativas destaca la adopción de dietas con más vegetales para reducir gases de efecto invernadero, inversiones en agroecología y productos orgánicos, en proyectos sociales y educativos, además de la recuperación de fuentes hídricas y bosques ribereños.
Acciones que, de hecho, ejemplifican el contenido presente en la Declaración de Belém, documento elaborado durante las reuniones del Grupo de Trabajo de Turismo del G20, en Belém, Brasil, durante la Cumbre de Líderes. Fue unánime entre los involucrados que el sector turístico debe ser “sostenible, resiliente e inclusivo”.
A continuación presentamos dos ejemplos de destinos en América que están dando buenos ejemplos para el sector. El primero forma parte de The Family Coppola Hideaways —la colección de hoteles del cineasta estadounidense Francis Ford Coppola— con su establecimiento, Blancaneaux Lodge, en Belice; y Nayara Resorts, con su Hotel Nayara Hangaroa, ubicado en la isla más remota del planeta: la Isla de Pascua.
BLANCANEAUX LODGE – BELICE
En Centroamérica, Francis Ford Coppola construyó sus tres hoteles de la forma más sostenible posible. El primero de ellos es un ejemplo a seguir, el Blancaneaux Lodge, inaugurado en 1981 como destino vacacional de la familia del cineasta y que en la década siguiente se transformó en un refugio rodeado de cascadas y bosque tropical.
Sus 20 villas, decoradas con antigüedades, artesanías regionales y telas guatemaltecas, todas cuidadosamente seleccionadas por la esposa de Francis, Eleanor, fueron construidas con materiales certificados provenientes de la región y con una arquitectura que permite el flujo natural del viento, por lo que no utilizan acondicionador de aire.
Las piscinas cuentan con sistemas salinos que evitan el uso de químicos nocivos para el medioambiente, mientras que el arroyo que pasa por la propiedad produce el 85 % de toda la energía utilizada en el hotel. Otro punto destacado es su huerto orgánico de 1,4 hectáreas que, además de generar gran parte de los alimentos para los huéspedes y empleados, ofrece una experiencia gastronómica en la que los visitantes cosechan sus propios ingredientes para una verdadera comida vegetariana. Sí, los huéspedes pueden disfrutar, por ejemplo, de un ceviche de verduras o un mojito de limoncillo.
Como parte de su responsabilidad de apoyar a la comunidad y la rica cultura beliceña, uno de los pilares del grupo, artistas nacidos en el país participan activamente en presentaciones y cursos en el hotel y los jóvenes reciben becas completas, además de que el establecimiento paga una mensualidad. Otro ejemplo es el aporte a la principal clínica de salud de Placencia, que atiende a gran parte de la población.
NAYARA HANGAROA – ISLA DE PASCUA
La Isla de Pascua, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, conocida por sus antiguas estatuas de piedra moái, es uno de los lugares más aislados del planeta y tiene una población que lucha por mantener vivas sus tradiciones e historia, objetivo que también busca Nayara Hangaroa, un hotel que expande el pensamiento sustentable más allá de la gestión ambiental, y se enfoca en el bienestar de sus habitantes y el verdadero desarrollo de la economía local.
El hotel, de 75 habitaciones, todas con terrazas privadas y una privilegiada vista a la inmensidad del Pacífico, fue diseñado como un homenaje al centro ceremonial de Orongo y cuenta con los llamados “techos verdes”, cubiertos de pasto, que además de imitar las antiguas casas del pueblo Rapa Nui, se diseñaron para hacer más efectiva la refrigeración y calefacción natural, lo que minimiza la necesidad de acondicionador de aire.
Y para priorizar a la comunidad, casi el 100 % de los empleados son habitantes de la ciudad de Hanga Roa y otras regiones de la isla, especialmente los guías, quienes comunican con excelencia la historia de sus antepasados.
Nayara Hangaroa realiza programas de certificación para residentes que quieran ser especialistas, proyectos de educación, seguridad alimentaria y cuidado de las familias de sus empleados, y ofrece alojamiento y transporte gratuito a todos. Según ellos, el verdadero turismo regenerativo ve la inversión en la comunidad local como una ganancia a largo plazo para el hotel o resort.