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La ilusión nupcial

En un diseño que la represente

Siento un verdadero honor cuando una novia me elige para vestirla en este acontecimiento tan significativo, es muy emocionante. Amatista, la marca con la que comparto mis creaciones al público, nació en 2013 con prendas prêt-à-porter, pero podría decir que la elegancia siempre la caracterizó, y esto hizo que fuera evolucionando a piezas a medida, sobre todo para fiestas, hasta que en 2022 me tomé un tiempo para viajar a Madrid y hacer un máster. Al regresar decidí renovar la firma y crear algo que me permitiera conectar más con las clientas y, también, especializarme en las novias en honor, valga la redundancia, a aquellas primeras que vestí cuando no era consciente de que este universo me apasionaba.

Después de 10 años, puedo decir que aprendí a disfrutar todos los procesos, pero la parte creativa, sin dudas, es mi favorita. Cada novia es única y siempre trato de poner mi impronta en el diseño, pero sin sobrepasar su voluntad. Creo que trabajar con volúmenes es algo que representa mi trabajo, también me gusta destacar las mangas, incorporar cintos y jugar con los géneros como shantung de seda natural, raso y tules bordados para crear nuevos patrones.

Es la primera cita un momento muy decisivo en todo este camino. Mientras charlo con ella, boceto a la par; y es que me voy inspirando a medida que escucho sus gustos, su historia de amor o cómo será la boda. Lo ideal es contar por lo menos con tres meses de antelación, ya que los vestidos llevan un proceso con muchos detalles, toman tiempo, a menos que se trate de un enlace civil o de estilo minimal. En ese caso, puede estar listo en un mes.

Considero que una, como diseñadora, debe interpretar los deseos y asesorarla de la mejor manera para lograr un vestido que realce su belleza natural, que esté plenamente cómoda y se sienta más ella que nunca. Para mí, diseñar se trata de sacar lo mejor de la persona y hacer algo que represente a la novia.

Hay quien llega hasta a mí con una idea clara de lo que quiere, que conoce el estilo femenino, romántico y elegante de Amatista y confía en mi criterio para confeccionar su vestido. Y hay quien, por el contrario, viene en blanco y con la intención de dejarse conquistar por las novedades nupciales del momento. De estas tendencias, he de reconocer que amo las mangas infladas y los cortes clásicos, así como también el minimalismo en su máxima expresión. Menos es más, definitivamente.

Una vez decidido el diseño, generalmente las asesoro en todo su look, hasta en la lencería, si me dejan, claro. Soy mucho de involucrarme porque me parece que el tocado y los accesorios son tan importantes como el vestido, y como siento cada creación mía, me gusta cuidar hasta el último detalle.

En mi opinión, ¿cómo es una novia perfecta? Una que sea ella misma, que escuche a su corazón y no haga caso a las opiniones de terceros. A veces, cuanto más consejos de otros oye, más confundida llega al atelier. Es entonces cuando trato de hacerle saber que es su día y ella tiene que ser feliz con lo que le gusta, siguiendo la asesoría del diseñador, ya que él sabe qué es lo que le va a favorecer.

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