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Lucía Ferrés

Fiel a su estilo

Conversamos con la mente creativa y fundadora de Ferrés acerca del constante giro de imaginación que jamás se despega de su esencia, pero siempre nos sorprende. Para ella, el presente trajo una nueva manera de pensar la moda, y nos cuenta que cada nueva pieza guarda un proceso pensado minuciosamente con inspiración, psicología e, incluso, afición a los números.

Fotografías: Loli Ferrés

El diseño de modas representó un descubrimiento personal para Lucía Ferrés, o Lulú, como la llamamos cariñosamente. Aunque hoy lleva más de una década en este arte textil y es uno de los apellidos más conocidos del ambiente, no mostró un interés evidente por los bocetos y la confección en la niñez.

La moda siempre se encontró presente en su vida, pero como un hobby porque, hasta entonces, se inclinaba más por los números. Tanto que transitó otras profesiones antes de quedarse con la que hoy ejerce: primero, estudió Ingeniería, luego migró al Diseño Industrial y, en esta última área, se dio cuenta de que lo suyo era proyectar su amor por las matemáticas en el cuerpo humano y a través de texturas y colores. Así fue como llegó finalmente a la carrera de Diseño de Modas en la Universidad Americana.

Tiempo después viajó a Milán, donde se especializó en alta costura, moldería y corte. “Me enamoré de la moldería. Tenía la opción de estudiar Marketing con un enfoque en moda, pero quería que mi paso fuera más artesanal porque me atraen mucho las prendas que cuentan una historia. Es decir, algo que tiene contenido visual, pero que también narra el trayecto de la intervención humana”, explica.

Para Lulú, su primera colección presentada en Paraguay Alta Moda 2012 se convirtió en una declaración de identidad. En sus propias palabras, fue una manera de decir “volví y esto es lo que Ferrés quiere hacer”. Desde ese momento hasta la actualidad, pensó su firma asociada a líneas simples, con una estética bien pulida y limpia, pero nunca aburrida, porque busca dar contenido a sus creaciones a través de la calidad de la confección y de los materiales.

Exploro otro tipo de femineidad, en la que podés estar muy cubierta y ser atractiva, pero porque tu actitud lo demuestra, y eso se logra cuando lo que te ponés acompaña lo que sos

Así concibió Ferrés, con un estilo maduro y sofisticado desde sus inicios, y si bien el concepto se encuentra en invariable evolución, nunca sale de su esencia. De ahí que una pieza de su atelier sea claramente reconocible bajo su sello pero, a la vez, no pierda la capacidad de sorprender. “Donde la mayoría ciñe nosotros agrandamos, y es como que vos tenés que estar segura de quién sos y de que no hace falta que muestres ciertas partes de tu cuerpo para decir que sos linda”, reflexiona la diseñadora.

Este concepto va muy de la mano con otro elemento que fue madurando con el correr de los años en la estética Ferrés. Se trata de lo que ella conceptúa como la “psicología de la moda” o, lo que es más simple, la manera en la que una prenda puede hacernos sentir con nosotros mismos.

“Con el tiempo, una se siente más sólida y segura de lo que hace; eso también se ve en la ropa. Al comienzo, tal vez, era un diseño más tímido, pero hoy no pienso dos veces para hacer algo con mucho volumen o, por el contrario, mega clean. Hoy estoy segura de que alguien va a querer hablar ese idioma”, ahonda Lulú.

En parte, la idea de conservar un estilo depurado viene de hacer ropas divertidas sin caer en lo obvio. “Exploro otro tipo de femineidad, en la que podés estar muy cubierta y ser atractiva, pero porque tu actitud lo demuestra, y eso se logra cuando lo que te ponés acompaña lo que sos”, cuenta.

UN HORIZONTE DINÁMICO

Aunque Ferrés acostumbra tener dos colecciones completas por año —una de primaveraverano y otra de otoño-invierno—, agosto trajo para Lulú una nueva forma de pensar el lenguaje del mercado de la moda. Desde ese momento, su firma renueva la vidriera de manera mensual con colecciones cápsula.

“Estamos probando esta nueva manera. Se trata de mantener esas dos colecciones por año, pero que sean más pequeñas, de 10 a 12 prendas. Luego, por mes, hacer una propuesta periódica de cuatro a seis piezas para que cuando alguien venga, ya tenga en el perchero la muestra para probarse”, explica.

Entonces, en lugar de armar colecciones extensas que duren toda una temporada, la idea es pensar en presentaciones de prendas sin fronteras temporales, pero con cantidad limitada. Todo esto se desarrollará en paralelo con su agenda de encargos a medida, que no deja de recibir nuevas peticiones. La idea es contar con una serie constante para quien no disponga del tiempo que conlleva un pedido a medida, pero desee una pieza Ferrés exclusiva.

Aunque los diseños mensuales tendrán una estética más o menos alineada, la marca apunta a romper los esquemas de las temporadas y la idea de hacer colecciones fijas, para generar dinamismo y una presencia en constante renovación. “Comenzamos a presentar esta idea con una estética más atemporal, no solamente para invierno o verano, y con las características del estilo Ferrés”, ahonda.

Esta es una de las ideas que hace tiempo sobrevolaban la mente de la diseñadora, uno de los vehículos creativos que deseaba implementar en su firma. Además de este sueño, Lulú aún se plantea un horizonte de metas diversas, desde aumentar su línea hasta explorar otros campos del diseño que le apasionan.

Sin embargo, está agradecida con el presente y explora con tranquilidad cada peldaño que sube. “Tengo sueños y metas, pero siempre me levanto y pienso en vivir un día a la vez. Ahora, estoy enfocada en ver cómo sale esto que nos genera entusiasmo, emoción y creatividad”, detalla.

A las puertas de Lucía Ferrés, la evolución llega en cada temporada e, incluso, cada mes, pero dentro de los mismos parámetros que dan el diferencial a su estilo. Por eso, cuando la diseñadora recuerda sus inicios, enfatiza que “la Lulú de entonces estaría orgullosa de la de hoy, y viceversa”.

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