Image Alt
 • Moda  • Colecciones  • Guillermo Fridman

Guillermo Fridman

Artista multifacético y excepcional

Antes de arrancar con esta entrevista, hagamos un flashback hacia 2013, cuando Guille recién volvía a Paraguay para trabajar como maquillador. En ese momento, cruzó su camino con High Class, y fui yo misma quien lo entrevistó. Aquella vez hablamos de su carrera, también de tendencias y de cómo reflejar con makeup a la persona que uno es por dentro.

Cinco años después, el discurso es el mismo. Guillermo Fridman aboga por un acercamiento más fiel a la mujer y alejado de las “tendencias de Instagram”, como él las llama. “La gente no se da cuenta de que ese look se hizo para la cámara, y que en la vida real esto no va a ser igual. Si eso es lo que buscan, está bien, pero no se puede poner una máscara a una clienta. No es ella”, dice con el ímpetu que lo caracteriza.

Conversamos en su estudio, rodeados de espejos, maletas de maquillaje, luces y reflectores; muchas cosas con las cuales distraerse, pero es imposible no fijar la mirada en Guille. Lo divertido es que él es consciente (aunque lo niegue) del magnetismo que posee; antes de ponerse tras la cámara, trabajó como modelo en Paraguay, allá en los 90. Es fácil enfrascarse en una conversación sobre las cosas que le apasionan, los oficios que adquirió de forma autodidacta durante y después de cursar la carrera de Arquitectura, hasta llegar a su profesión de hoy: maquillador, peinador y fotógrafo.

“Profesionalmente hablando, mi carrera empezó en 2001, pero la realidad es que en 1996, trabajando como escenógrafo para una película, descubrí el maquillaje”, recuerda de su experiencia bajo la dirección de Agustín Núñez en El toque del oboe. Ese primer contacto lo cautivó, pero no fue hasta que regresó a Resistencia (Chaco argentino) que empezó a desarrollarse en este ámbito, y el canal donde volcó su recién descubierto talento fue la pasarela. 

Sin embargo, por muchos años lo consideró un hobby, hasta que en 2001 regresó a nuestro país y, casi enseguida, comenzó a trabajar para Maybelline. “Inventé todo mi curriculum”, dice riendo, entre avergonzado por su atrevimiento y orgulloso por haberlo conseguido. Agrega: “Trabajé un año y medio como maquillador exclusivo de la marca. Al año le pedí disculpas a la gerente de aquel entonces por haber mentido y le expliqué que era autodidacta. Ella las aceptó y me explicó que me contrató por mi estilo, que era muy diferente a lo que se aprendía en las academias”.

Por dos años se volcó por completo a este mundo, y como estilista de las modelos de American llegó a las páginas del diario Abc Color y de otras revistas. Pero esto no fue suficiente para él y decidió regresar a Argentina para recibirse de arquitecto, carrera que ejerció por un tiempo, pero que terminó abandonando. Durante el tiempo que siguió, dedicaba sus fines de semana a trabajar como makeup artist en Asunción y como arquitecto en Resistencia.

El salto

Llegó 2005 y Guille se desafió a sí mismo. Muy a su estilo de hacer bien las cosas o no hacerlas, se reubicó en Buenos Aires para tomar en serio su carrera artística. Como siempre, empezó lookeando en producciones pequeñas y desfiles, golpeando puertas hasta darse a conocer. Así fue que en 2006 arrancó una relación profesional con Rimmel London, para luego dedicarse exclusivamente a Yves Saint Laurent por un año y medio.

Luego, por dos años, fue maquillador de la exclusiva firma Shiseido, marca con la que viajó y llegó hasta Tokyo, donde recibió capacitación por primera vez en su vida, cuenta riendo, y agrega: “Con ellos aprendí a amar la piel. Fue un antes y un después en mi carrera, ahora amo ver el rostro”. Reconoce también que él fue su propio obstáculo, muchas veces, cuando dejó que su orgullo le impidiera aprender de los demás. 

En 2013 empezó a venir más de seguido a Asunción para atender clientas del salón Marie Carol, peluquería con la que mantiene una relación estrecha hasta ahora, “casi familiar”, dice sonriendo.  

Una mujer hasta puede usar maquillaje drag también si lo desea, no importan el cuerpo, el tono de piel o el color de cabello, siempre que lo haga con actitud.

Hoy, mira hacia sus primeros trabajos editoriales con una mezcla de satisfacción y diversión. “El maquillaje que yo hacía en esa época es el que se está haciendo ahora, hacía el contouring, pero era demasiado intenso. Después de tantos años, puedo decir que tengo el equilibrio necesario, que era mi objetivo”, explica Fridman, quien colaboró con publicaciones argentinas del talle de D-Mode y Para Ti, pero encontró su nicho en Revista Luz, de la Editorial Perfil, para la cual maquilló en más ocasiones que las que puede recordar. 

En Paraguay, trabajó con muchas revistas, pero ya no solamente como maquillador y peinador, sino también como fotógrafo, con el fin de plasmar en un medio su visión total. La primera vez que tomó una cámara fue en 2010, y desde entonces no paró de expandirse, llegando incluso hasta la publicidad. Fue responsable de producciones de moda para High Class (por supuesto), además de Fab Living y Level, entre otras. 

Por mucho tiempo estuvo a cargo de las portadas de la edición nacional de Vanidades, donde muchas veces retrató a amigas suyas, celebridades y personalidades que se sienten como en casa cada vez que posan para él. En publicidad, sus clientes fueron varios, pero recientemente tomó la dirección creativa y general de la novel campaña nacional de L’Oréal, la cual puso a Verónica Chaves como primera embajadora paraguaya para la marca francesa. Para ella, obró de maquillador, peinador y fotógrafo. 

La voz de la experiencia

Desde un punto de vista más experimentado, y la flexibilidad que otorga ser uno de los makeup artists más solicitados de Paraguay, además de contar con una prolífica carrera como fotógrafo, Guille reflexiona que, muchas veces, es el mercado el que impide al artista crecer. Los clientes  siguen fijos en su estilo de décadas atrás, y cuando se dejan llevar, lo hacen más por lo que ven en sus teléfonos que por los consejos de los profesionales. 

No obstante, subraya que si lo que una mujer usa le gusta y le representa, no hay límites: “Una mujer hasta puede usar maquillaje drag también si lo desea, no importan el cuerpo, el tono de piel o el color de cabello, siempre que lo haga con actitud. Si no, se ve transformada, como usando una máscara”.

Su reciente experiencia en el New York Fashion Week reafirmó su opinión y validó su estilo, pues viendo trabajar a artistas de todo el mundo se dio cuenta de que está en buen camino. “A las modelos les apliqué siempre todo lo necesario, pero siempre en la justa medida y con una función. Es un placer muy grande generar esa magia, tanto que cuando volví mis clientas me pidieron cada vez más y más productos”, dice con un gesto de desaprobación. Por suerte, continúa Guille, hay una generación que comprende el verdadero significado del menos es más.

Pero a su criterio, la verdadera revolución vendrá cuando los profesionales se aggiornen a los tiempos que corren y tomen una postura, siempre en favor del cliente, pero dejando de utilizar aquellos recursos que quedaron en el pasado. En él siempre está cuestionar lo que sucede alrededor: “Cuando hablamos de maquillaje social hay que pensar en la experiencia 3D, en vivo, de cómo va a ser compartir con esa persona. ¿Vamos a ver a la persona o los centímetros de base y pestañas postizas que tienen puesto? Quiero que la paraguaya confíe más en su belleza, no necesita recargarse ni cambiar su tono de piel para verse bien”. 

Guille recalca que hay tendencias que se pueden adoptar, pero que muchas eligen ignorar por temor a hacer el ridículo. Sin embargo, ese no es el caso; los chignons bajos y las colas altas están entre los looks más usados en el mundo, tanto en el street style como en las pasarelas. Él, también en su rol de peinador, los recomienda siempre. 

Sea cual fuere el rol que le ha tocado ocupar, Guille siempre da lo más de sí, con la energía que lo caracteriza. El futuro depara grandes cosas para este laburador nato, y estaremos atentos a lo que el tiempo tenga para ofrecer.


UN LAZO REFORZADO CON MAYBELLINE

Después de más de 15 años de aquel primer acercamiento entre Guillermo Fridman y Maybelline, ambos renovaron sus votos con un contrato de exclusividad a inicios del 2018. Los lanzamientos más importantes de la marca neoyorquina se hicieron con él, y hace solo unos meses viajó a Estados Unidos para participar del New York Fashion Week; la oportunidad lo enriqueció sobremanera, porque más allá de ver los desfiles pudo participar del tornado de trabajo y emociones que es el backstage. Ahí maquilló para cinco pasarelas, incluidas Carolina Herrera y Naeem Khan.
POSTEAR UN COMENTARIO