Vivir el hogar
Ambientes en evolución
Más que decorar casas, la interiorista María Pidal se dedica a crear hogares. Sobre un lienzo en blanco, construye la identidad de cada ambiente con base en recuerdos, herencias, antigüedades y toques modernos. Para la decoradora, cada rincón no solo debe tener alma, sino también adaptarse a los cambios del estilo de vida de la familia.
Ningún espacio es igual al anterior, porque no hay dos habitantes idénticos. Por eso, el objetivo de la interiorista María Pidal es lograr hogares con vida: “Quiero conseguir espacios vivos donde dé gusto estar, como decimos los paraguayos”.
María nos abre las puertas de un proyecto que acompaña desde 2018: la casa de una familia que evolucionó como lo hizo su interiorismo. “Los hogares hay que vivirlos y, cuanto más vividos están, más agradables son, porque uno se va transformando y la deco también”, explica.
La mayor parte de los muebles son heredados, al igual que muchos de los elementos que ornamentan las mesas. Y es que, si hay algo que define el sello de María Pidal, es que ella se zambulle en el depósito familiar para elaborar sus propuestas.
En este proyecto, el primer paso fue conseguir una estructura neutra que permitiera cambiar de estilo con el correr de los años
Entonces, ¿existe un secreto para lograr una combinación impensada y original? “La imperfección en la decoración”, responde puntualmente. En este proyecto, el primer paso fue diseñar una estructura neutra que permitiera cambiar de estilo con el correr de los años. Es decir, partió de una tapicería en colores claros, con paredes y cortinas a juego. Sobre esta base maleable, ubicó una sala social protagonizada por cuadros de una bien curada colección que combina artistas paraguayos, latinoamericanos y recuerdos de los viajes de los dueños de casa.
La decoradora no tiene una paleta de colores predilecta, sino que se guía por lo que encuentra en los bazares que frecuenta. “Yo puedo tener una idea, pero después salgo a buscar y no hay; entonces, la calle manda”, finaliza.
