Un hogar para celebrar
Deco para viajar al Polo Norte
En esta casa, la decoradora Alejandra Duarte asumió el desafío de transportar a sus habitantes al hogar de Santa Claus, o Papá Noel, como decidas llamarlo. Con espacios diseñados para el disfrute de chicos y grandes, el rojo funciona como hilo conductor entre la sala, las mesas y la villa navideña, en diferentes intensidades. Desde la esencia frutal que se siente en el ambiente hasta el más mínimo detalle, las tonalidades buscan conversar con el diseño interior de cada lugar con una vuelta de tuerca que grite din din don.
Siguió la carrera de Nutrición, pero la decoración le robó el corazón y, desde hace cuatro años, se dedica netamente a ella. Las mesas son la especialidad de Alejandra Duarte y el ambiente en que se siente más cómoda, pero cada proyecto que encara está motivado por el deseo de crear espacios dinámicos.
Esta deco navideña se puso en marcha al comenzar noviembre, según la recomendación de Alejandra. “Amo los montajes de estas fiestas de fin de año porque invitan a disfrutar y reír en familia”, explica. Ella busca dar un toque divertido a cada propuesta: encontramos una casa de jengibre real por aquí, unas frutas naturales por allá y una villa navideña para entretener a los niños y niñas de la familia.
FANTASY SEASON
La puesta navideña se mantiene en evolución y su sugerencia es sumar un elemento cada año, pero mezclarlo con los de ocasiones anteriores. En este caso, para la sala principal utilizó un muñeco de Papá Noel que se encuentra en la familia desde hace dos décadas, y le dio un nuevo look al arbolito navideño, con estrellas y esferas rojas, así como colgantes de tejidos naturales como el yute para equilibrar tonalidades.
El montaje para la cena de los adultos combina una paleta de colores intensos como rojo, verde, dorado y los tonos de la madera y las piñas navideñas. La firma indiscutible de Alejandra son las frutas y las plantas reales. Su elección se basó en ciruelas, peras rojas, uvas y pimpollos de hipericum: “Los elementos naturales aportan color y frescura inesperados pero también inimitables”, puntualiza.
La segunda mesa está dedicada a los hijos, sobrinos y nietos menores. Sobre cada plato, una casa de jengibre real de Angélica Atelier es el detalle dulce del conjunto. “Siempre que hago puestas para cenas, opto por una mesa bien clásica y otra con tonos más neutros y en tonos pastel”, añade nuestra entrevistada.
En comparación con la anterior, esta mesa se diferencia tanto en la tonalidad de los colores como en la inclusión de personajes. “Me gusta combinar texturas y alturas, en la medida justa. Incluso, aquí, los osos son distintos y de diferentes tamaños, para darle dinamismo”. Eso sí, Ale asegura que hay que tener cuidado con los centros de mesa demasiado altos, para no obstruir la visión de los comensales.
UN PUEBLITO MÁGICO
“El secreto para transportar a la familia con la deco es pensar en la unión, en el encuentro. Uno debe atraer a los integrantes de la familia en torno a un color vivo como el rojo, a un árbol imponente, una villa navideña”, relata. Por esta razón, creó un pueblo nórdico en el espacio dedicado a los niños.
Para entrar en escena, se plotearon los vidrios con un diseño tradicional elegido personalmente por el nieto menor del hogar. Alejandra dividió el espacio por sectores: un parque de diversiones acompañado de una fábrica de juguetes; en el centro, un tren cuyas vías rodean un bosque de pinos; y, en el extremo izquierdo, hogares bañados en nieve.
VILLA NAVIDEÑA
Está inspirada en un pueblo nórdico, donde no pueden faltar la nieve, los pinos y las luces. Se incluyó un buzón de cartas para Santa Claus, que lo convierte en un espacio interactivo.
COLORES PASTEL
La mesa de los niños se muestra más tierna, con colores suaves y muñecos heredados por la familia. Además, tiene pelotas de ysypo que aportan un toque natural y casitas de jengibre real de Angélica Atelier.