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Mastectomía

La obra de Ingrid Lauw

A través de la exploración de tejidos pictóricos, la artista paraguaya residente en Chile crea objetos emocionales y registra en ellos el paso del tiempo. Mastectomía se llama la obra con la que participó en la séptima edición de Oxígeno Feria de Arte, inaugurada justamente en las vísperas del Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama. En esta pieza, Ingrid construye mucho más que la experiencia corporal femenina: nos confía sus vivencias y recuerdos en torno a la enfermedad que afecta a una gran cantidad de mujeres dentro y fuera del país.

Fotografías: Karin Winter, César Mongelós e Ingrid Lauw.

De pequeña quería ser arqueóloga, pero no pudo resistirse al encanto de la pintura, así que estudió Bellas Artes. De hecho, emigró de Paraguay en 1996 para cursar la carrera en la Pontificia Universidad Católica de Chile. En los primeros años del 2000, participó de exposiciones en ambos países, pero por cuestiones de la vida unos años más tarde terminó desempeñándose en otros rubros que, en cierta forma, le conferían más seguridad económica. Por ejemplo, el marketing.

Hace cuatro años, en un momento crítico de su vida, se reencontró con su lado artístico de una manera inesperada. En abril de 2020, durante la primera cuarentena sanitaria en Chile, Ingrid palpó un bulto duro en uno de sus senos. Y aunque recuerda ese momento como un susto, no pensó inmediatamente en un diagnóstico oncológico.

Ingrid Lauw, artista paraguaya radicada en Chile.

Fue su ginecólogo de cabecera quien la derivó con un especialista del área. Para ella fue raro porque pocos meses antes, en setiembre de 2019, se había hecho una mamografía que no arrojó nada sospechoso. Sin embargo, cuando mostró al médico sus nuevos estudios de imágenes, él la miró y le dijo: “Qué suerte que viniste”. En tan solo seis meses todo había cambiado: Ingrid desarrolló cáncer de mama grado 2; es decir, el tumor se estaba desplazando gradualmente hacia los ganglios.

Las sesiones de quimioterapia comenzaron 20 días más tarde. En sus propias palabras, vivir esta experiencia durante la pandemia fue extraño: “Todo era muy delicado, no podía recibir visitas porque mi sistema inmune estaba debilitado y no quería exponerme a mí ni a mi hijo de entonces dos años”, recuerda nuestra entrevistada.

Su cuerpo fue muy sensible a las quimios y le costaba recuperarse entre sesión y sesión. Ahora bien, así como la terapia tenía un impacto anímico en ella, también hizo un efecto positivo al remitir el cáncer. En agosto de ese año, en pleno tratamiento, una amiga suya le invitó a un taller de autorretrato. Ingrid pensó que no podía ser más oportuno: “Era un momento inmejorable para pintar mi propia imagen, porque estaba completamente pelada y eso no sucedería otra vez en un tiempo”, relata.

Ingrid Pintó este autorretrato en agosto del 2020, cuando se encontraba en pleno tratamiento contra el cáncer de mama.

Volver a tomar los pinceles fue como dejar correr una pasión que había puesto en pausa hacía ya unos años y que, en ese momento, ya no podía frenar. Como su proceso es muy intuitivo y a ella le encanta experimentar, su pintura fue saliendo poco a poco del lienzo. Hoy es difícil encapsular la exploración artística de Ingrid en una corriente y tampoco es tarea fácil ponerle nombre a su técnica.

Era un momento inmejorable para pintar mi propia imagen, porque estaba completamente pelada y eso no sucedería otra vez en un tiempo.

Lo más distintivo de su producción es que la explora como material escultórico. En un primer acercamiento, podemos decir que crea objetos a partir de costras de pintura acrílica que deja secar sobre moldes de cocina. Pero para acercarnos a Mastectomía, la pieza que fue exhibida en la reciente muestra de Oxígeno Feria de Arte, es necesario bordar con ella su historia.

Mastectomía, tiempo y emocionalidad

Desde que retomó los pinceles, en pleno tratamiento contra el cáncer de mama, Ingrid comenzó a trabajar una serie de cuadros denominada Fanales. Al analizar las costras de acrílico seco que quedaron de este proceso, se hizo una pregunta: “¿Qué pasa si pongo la pintura en moldes de repostería con forma de encaje?”. El resultado del experimento fue una especie de tejido conformado por esa cáscara, que utilizó como material para fabricar el primer sostén de su proyecto: Mastectomía.

Esta pieza, expuesta en Oxígeno Feria de Arte 2024, data en realidad de 2021, pero pasó años en su taller antes de salir a la luz de manera oficial. Y es que la tarea de mostrarla con forma de indumentaria femenina a la mirada pública era casi un sinónimo de desnudarse y exponer no solo sus emociones, también su experiencia de sanación física.

En ese punto, Ingrid relata su experiencia interna: “Mastectomía nació de preguntarme: ‘¿Cómo hacer algo bello de una vivencia que resultó tan fuerte para mí?’”. Afirma que, después del cáncer, tuvo que replantearse muchas cosas, reordenar qué era lo importante y qué no en su cabeza.

Ahí se dio cuenta de que el deseo de ser perfecta y hacer todas las cosas bien, sin errores, era algo muy fuerte en ella. “A pesar de que llevaba un estilo de vida saludable y no tenía antecedentes familiares, me dio cáncer. Llegué a una saturación de información en la que me sentía sin norte y sin saber qué hacer. Allí me di cuenta de algo que aún me cuesta: lo que yo decida está bien y, si hay algún error, ¿por qué no lo veo de otra forma? Mastectomía estuvo mucho tiempo colgado nomás por una percha hasta que el sol secó la pintura demasiado y se rompió”, añade nuestra entrevistada.

¿Qué podía hacer? No tiraría una pieza que le tomó tanto valor crear, pero quedó frágil, como una reliquia y ella justamente se considera una arqueóloga emocional. Así que tomó los accidentes naturales, aceptó al paso del tiempo como herramienta y puso manos a la obra.

Internalizar esta idea de que la perfección no es obligatoria aún le trae conflictos internos, pero Ingrid es la viva imagen de la dualidad de valentía y fragilidad que encierran las emociones y, más aún, el hecho de expresarlas. En su lectura del mundo, la artista entiende que algunas sociedades, como la paraguaya, se sienten más cómodas dentro de marcos tradicionalistas. “Aquí someto la pintura a un molde y la saco para ir armando piezas que son frágiles y que hablan de sensaciones, porque mi trabajo se mueve mucho en esas ganas de atrapar el tiempo figurativamente, como una especie de arqueología emocional. Al sacar estas tiras de acrílico, a veces unas salen más perfectas que otras, o más sucias. Allí hago el ejercicio de invitarme a decir: ‘Ok, esto es diferente y no por eso lo rechazo’. Es un trabajo de autoaceptación”.

Una misma con la corporalidad

Sus proyectos nacen de un criterio estético, pero tienen un subtexto emocional innegable. Y más, después de haber superado su cáncer. Lauw ya trabajó con resina; sin embargo, el sujeto de su arte nunca había sido ella misma ni el cuerpo femenino. Por eso, las siguientes preguntas la dejaron pensativa.

¿Cómo pasaste de hablar del paso del tiempo en la materialidad de los edificios a tratarlo en tu cuerpo, como sujeto?

– Algunos de mis primeros ejercicios se relacionaban con el cuerpo, con siluetas. Tenía un enfoque más pictórico, me interesaba ir atrapando lo que pasa de capa en capa. De allí pasé a lo digital y me concentré en cómo opera la memoria para recuperar recuerdos. Luego empecé a hablar de las cáscaras, de los edificios. E incluso cuando trabajé con fotografías digitales, necesitaba que tuvieran un peso y les ponía un cuadro.

Mi obra quería atrapar algo inmaterial y hacerlo corpóreo. Esto me hace pensar que el cáncer tuvo que ver, en el sentido de que llevó este proceso mucho más hacia mí, hacia mi propio cuerpo. En este tejido de acrílico puedo tocar la fragilidad.

¿Qué tuvo que ver el cáncer de mama con este descubrimiento?

– El cáncer hizo que mi trabajo mutara a algo más escultórico, de instalación, que sí tiene sensaciones táctiles que hablan del cuerpo. Los colores que uso en Mastectomía, por ejemplo, por un lado, son tonos de piel sana y, por el otro, con moretones, los que yo vi en mi proceso de cirugías y reconstrucciones, y en la misma tonalidad aparecen unos violetas, verdes y amarillos.

La artista junto a su obra Mastectomía en Oxígeno Feria de Arte 2024.

¿Qué significa para vos exponer esta pieza tan emocional en Oxígeno?

– Es muy loco, yo dejé Mastectomía colgada en el taller porque no quería que nadie la vea, era muy íntima. Pero, en el minuto en que le mostré mi taller a un amigo galerista para preguntarle qué creía que podría presentar, se fijó precisamente en esa obra. Me dijo: “Es esto. Dejá todo lo demás que estás haciendo porque es esto”. Y ha sido un proceso de desnudarme. El arte, al menos aquí en Chile, suele estar muy llevado al terreno conceptual y tiene un discurso. Entonces yo, como era esa niña que llegó a la universidad chilena, sentía que debía ser conceptual, pero lo hacía desde el cuello para arriba, nunca bajaba al corazón. De hecho, me asustaba exponerme mucho. Después del cáncer me di cuenta de que por ahí pasó la muerte y me saludó. Entonces, me pregunté para qué tanta espera. Y me dediqué a llenar mis creaciones de emocionalidad.

¿Qué mensaje querés transmitir a través de Mastectomía?

– Más que mandar un mensaje, quiero que la gente sienta. Las emociones que trabajo son universales. Con mi arte, yo digo: “Estoy acá intentando romper ese molde de tradicionalismos”. Finalmente, sin emociones, la vida es plana. Sobre todo, con relación al cáncer de mama, intento que las personas estén mucho más pendiente de su propia salud. Creo que todas las campañas que se hacen son muy lógicas y no te cruzan el corazón. En el momento en que la narrativa toca una fibra sensible, realmente se puede tomar acción. Por eso, indago en la parte emocional de nuestra vivencia como mujeres, ya no como musas, sino como artistas, como sujetos.

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