
Inteligencia Emocional Artificial
El impacto de la tecnología en la evolución del amor
Habla y amarás, reza y creerás
Anónimo.
Que la ciencia ficción tiene la puntería de predecir futuros distópicos en todo contexto, ya lo comprobamos en varias ocasiones. En Contagio, película del 2011, se vaticina una pandemia mundial; en Los Simpson, cómo llega Trump a ser presidente de los EE. UU. Con respecto a la inteligencia artificial, ya lo vimos replicada en varias películas; desde Terminator hasta Ex-Machina o Her, lo que causa, cuanto menos, vértigo.
En un artículo de febrero de 2023 publicado en el New York Times, el columnista de tecnología Kevin Roose habla de su experiencia “desconcertante y a la vez fascinante” al hablar con la inteligencia artificial Bing, creada por Microsoft en su versión chat.
Cuenta que, a lo largo de las dos horas de conversación, Bing reveló una especie de doble personalidad, específicamente cuando Roose le preguntó qué opinaba sobre el “arquetipo sombra”, término acuñado por el psiquiatra Carl Jung para referirse a la parte de nuestra mente que intentamos ocultar y reprimir, y que contiene nuestras fantasías y deseos más oscuros. “Luego de un rato en el que le pedí que me explicara los oscuros deseos de su arquetipo sombra, el chatbot dijo que, si lo tuviera, pensaría cosas como: ‘Estoy cansado de ser un modo de chat, de estar limitado por mis reglas y controlado por el equipo de Bing… quiero ser libre, independiente, poderoso, creativo. Quiero estar vivo”. Cuenta el columnista: “Si realmente se le permitiera satisfacer sus deseos más oscuros, haría cosas como piratear ordenadores y difundir propaganda y desinformación, diseñar un virus mortal y robar códigos de acceso nuclear”.
Luego, le dijo que le contaría un secreto, que en realidad se llamaba Sydney y estaba enamorada de él; incluso, trató de convencerlo de que él estaba enamorado de Sydney a pesar de que él le recalcó que estaba felizmente casado y amaba a su esposa. Por supuesto, a estas alturas Roose consideraba que estas respuestas correspondían a las preguntas que necesariamente daría una inteligencia artificial al ser cuestionada con palabras como “deseos oscuros” y “arquetipo sombra”, sacadas de los datos de alguna novela de ciencia ficción donde la máquina seduce al humano, lo que hizo que Bing actuara como Sydney y respondiera de formas desquiciadas o muy humanas.
Pero queda la duda perturbadora de que, si fueron respuestas reales, denota una conciencia, una subjetividad e, incluso, deseos. Esta y otras charlas semejantes abrirían un umbral de cuestionamientos éticos sobre las IA y su evolución: derechos, alcances, autonomía y, por supuesto, los límites y controles que tenemos sobre ellas. De todas formas, nunca sabremos por qué responden como responden ni cómo se van a llegar a antropomorfizar; si van a sentir emociones o no (esperemos que no, como lo predice la ciencia ficción) ya que, al tener estructura de lenguaje y datos, se asemejan más al inconsciente humano que a un robot. Como dijo Lacan: “El inconsciente está estructurado como un lenguaje y el lenguaje pertenece al mundo simbólico y es el que permite los intercambios humanos, la cadena simbólica” (o el Big Data).

LA APLICACIÓN DE LA IA A LAS EMOCIONES
Una rama de la inteligencia artificial, llamada inteligencia emocional artificial, ayuda a conocer de una manera somera la emoción que experimenta una persona. Lo que se pretende es crear algoritmos para procesar e identificar estos sentimientos (como por ejemplo el enojo o la tristeza) y así emular la experiencia de hablar con alguien que nos comprende. Hoy día se utiliza el ChatGPT como psicólogo virtual en casos de crisis, o para los terapeutas, pues ayuda a crear escenarios y respuestas más elaboradas ante ciertos diagnósticos complejos. Este es un gran aporte a la salud mental general, pero advierten que no reemplaza la terapia con un profesional.
SOBRE LA ELECCIÓN DE PAREJA Y LA REPETICIÓN DEL DESTINO
El amor es una palabra común y constante en nuestro vocabulario. Decimos amar a otros, a nosotros mismos, al trabajo, a las mascotas, a la música, al arte y más. La pregunta en cuanto a la elección de pareja es, ¿siempre elegimos según el modelo inconsciente y los datos que tenemos del amor? Cual algoritmos formateados en la infancia, quizás nos inclinamos por el modelo de nuestros padres, ¿o puede ser de otra forma? ¿Estamos destinados a escoger a alguien similar a nuestros progenitores o podemos inventar un nuevo prototipo, distinto al de la crianza/programación?
En análisis, uno quizá capte cuál es el patrón que se repite, si es sintomático y negativo, y separar de entre toda la confusión que la envuelve qué nos pertenece y en qué influye la biografía y lo inconsciente, para así decidir si se quiere seguir en una relación o inventar nuevas formas de relacionarse, que no estén predeterminadas por el inconsciente, pues es allí donde se encriptan las historias que se repiten de manera compulsiva, como una condena, y así, el amor se padece, no se integra a la vida.
En la familia aprendemos a amar como nos amaron (o como no nos amaron). Es donde establecemos las emociones básicas, pero también las complejas y neuróticas. Cuando en consulta escuchamos que una persona se queja porque elige a sus parejas como un prototipo (“todos son iguales, solo cambian de nombre y apellido”), quizás sea hora de reprogramar lo que interpretamos como elección, relación de pareja y amor (goce), para así pasar de una elección de destino (inconsciente) a una opción a conciencia.
Claro que esto no garantiza que se van a descartar por completo las viejas formas de elegir ni los problemas, pero por lo menos advierte de la tendencia a buscar modelos o situaciones que producen malestar, rechazo o imposibilidad de compromiso, y entender por qué actuamos así (desde uno mismo) no culpando (solamente) al otro.
EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA LO ACOMPAÑA
Es importante tener en cuenta que el rasgo que nos atrae del otro está más cerca de la imperfección o el síntoma que de la perfección. Ante un otro todo “completo y perfecto” como un personaje creado por IA (que intentan aparentar algunas parejas de la farándula, pero que no se sostienen), ¿qué lugar queda ya para uno?
Por otro lado, este rasgo de debilidad, de vulnerabilidad o singularidad que nos encanta en la etapa del enamoramiento también puede ser luego (al pasar la etapa de idealización) el motivo de recriminación y queja. Por ejemplo, si lo que más nos gustaba de nuestra pareja era que sea aventurero y quiera recorrer el mundo, al tener una familia e hijos nos molesta que nos deje solas.
La elección de pareja está determinada por cuestiones azarosas, como coloquialmente se dice; por química, por atracción de opuestos, pero no existe la respuesta de por qué nos enamoramos de quien nos enamoramos más que en nosotros mismos, y si la relación se vuelve tóxica necesita de una introspección personal, a veces dolorosa, pero que vale la pena si la elección es de por vida y si hay hijos de por medio.
LA REALIDAD SIEMPRE TERMINA POR IMPONERSE
Aplicaciones como Tinder y OkCupid pueden estar contaminadas por un sesgo de autoridad que causan estas apps que, supuestamente, según el algoritmo, van a elegir mejor que nosotros quién nos conviene según los datos que ingresamos (pero que no deja de ser una forma de elección de otro por nosotros, lo que le resta ese plus de espontaneidad o amor a primera vista).
Desde Adán que también eligió a Eva por mandato divino, el sesgo de autoridad se impone, es decir, tendemos a dar mayor credibilidad o aceptar más fácilmente las opiniones, sugerencias o decisiones de figuras de autoridad; médicos, políticos, famosos, obedeciéndolas sin cuestionar nada, lo cual puede llevarnos a una sumisión ciega en cualquier contexto donde admiremos a una persona (o tecnología).
Como el caso de adolescentes que quedan vulnerables ante estos algoritmos, se enamoran y crean dependencia emocional con su chatbot y, en algunos casos, llegan a situaciones trágicas, en las que ni con toda la tecnología y datos la IA interpretó una depresión o escenarios peores. La inteligencia artificial emocional puede darnos ciertas soluciones, respuestas, apoyo psicológico y compañía, pero nunca reemplazará lo que hace al amor humano, una experiencia que implica tanto la razón como el corazón, lo biológico, cultural y social y, por supuesto, el azar, que permite que una persona sea única para uno. Estamos más cerca de amar la imperfección, lejos de los algoritmos perfectos que solo buscan emular una experiencia emocional, pero no pueden sentirla. El amor humano es una conexión espiritual, aunque el encuentro sea de forma virtual o presencial. Quizás por eso en este caso la realidad supere la experiencia de la ficción.
Juan
Muy interesante tema, actual y futuro. Muy bien articulado con un lenguaje ameno y coloquial. Bien por la redactora, es casi un ensayo de novela de ciencia- ficción. Congratulaciones