Valiente maternidad
Traer vida a un nuevo mundo
Este mes homenajeamos a aquellas que nutren, miman, aconsejan, proveen y dan vida, aunque este año la festividad dedicada a ellas será un poco diferente, distinta, así como la situación de las mujeres que están en la espera. Estas madres traerán a sus hijos a un mundo en plena transición hacia una nueva normalidad, en medio de un cambio de paradigmas, y eligieron compartir con nosotros la odisea que implica la maternidad en aislamiento.
Pensar en lo que implica ser humano en un contexto de pandemia en pleno siglo XXI se siente particularmente surreal. Hay muchas cosas que nos hacen humanos, características que compartimos todos los que habitamos esta tierra; una de ellas es que somos seres sociales que siempre necesitan del otro. Nos agrupamos en familias y comunidades; según creencias políticas y religiosas, en distintos tipos de gobierno, y también creamos nuestra propia identidad.
Pero es cuando nacemos el momento en que más necesitamos del otro.
Al hablar de parto y de maternidad en tiempos de covid-19, muchos medios y portales se enfocan en lo más urgente, que es la información que las familias necesitan, desde un punto de vista médico, para que la madre esté al tanto de todas las precauciones y los protocolos, y que la llegada del bebé sea tranquila y controlada.
Este especial de High Class está enfocado en ese relato que no se ve en los números, estadísticas o informes. Es la historia de tres mujeres que están en la espera de sus hijos en un contexto de aislamiento. Acudimos a ellas para conocer de primera mano sus experiencias y compartir sus más sinceros sentires. Ellas son Alejandra Núñez, Sofía Levi y Noelia González.
Alejandra —o “Alenú”, como la conocen sus amigos— es máster en Diseño Gráfico y es la actual directora de arte de la revista Pausa, es amante del kickboxing y la madre de Rafael [al momento de la entrevista, Ale cuenta con 36 semanas de embarazo]. Alejandra es responsable de la estética y diseño de una de nuestras revistas hermanas, y antes de la pandemia pudimos ver el crecimiento tanto de su bebé como de ella misma en este nuevo capítulo de su vida. “Realmente, Rafa fue una sorpresa. Mucho antes de lo que hubiera planeado. Tuve miedo, lloré desde el fondo de mi alma, reí a carcajadas, todo a la vez. Supe que nada sería igual, pero me sentía lista para esta aventura”, explica Alejandra.
Sofía tiene 34 años, es abogada y licenciada en Administración. También estudió y se especializó en coaching. A principios del año pasado tuvo un aborto espontáneo y eso la marcó. Transcurrieron meses durante los que buscó respuestas y lidió con la tristeza y la incertidumbre. En agosto llegó la noticia que cambiaría su vida nuevamente: en la prueba de embarazo aparecieron las dos esperadas rayitas. “Este embarazo fue totalmente diferente a mi primer bebé. Cada vez que tenía ecografías temblaba de miedo y lo que único que esperaba ver era el latido de su corazón. Cuando empecé a sentirle, solté el miedo y pude disfrutar más”, cuenta Sofía.
Noelia tiene 29 años, es licenciada en Psicología Jurídica y Forense. Es mamá de Emma y está en la espera de su segunda hija. Su embarazo fue planeado, una tarde mientras iba con su marido a visitar a sus suegros, decidieron buscar un segundo bebé: “Y así, un mes y medio después, le preparé una sorpresa a mi esposo para contarle la noticia, estando en el trabajo me llamó entre risas a retarme porque no se lo dije en persona, yo solo lagrimeaba y me reía, porque siempre da un poco de nervios esperar a que suceda un embarazo y gracias a Dios se dio sin problemas”.
Fue un embarazo planeado y celebrado desde el inicio, así que el cambio radical al aislamiento fue una patada a mi alma.
Noelia González
Maternidad en aislamiento
La maternidad es un concepto universal con el que todos estamos familiarizados. Todos tenemos una madre y una abuela, pero se vuelve distinta la perspectiva cuando una se convierte en madre. “Creo que cada una debe elegir cómo quiere vivir la maternidad. Me parece un momento caótico, hermoso y definitivamente único para cada una”, agrega Alejandra. Para Noelia, la maternidad fue una revelación de su propia fuerza y debilidad, el desafío más grande y el amor más puro que pudo llegar a sentir.
Cuando el brote del covid-19 se hizo tangible en Paraguay, y las medidas de aislamiento y distanciamiento social fueron aplicadas, cada una de estas tres madres estaba en una etapa avanzada del embarazo. “Estar encerrada en mi departamento, sola, con la incertidumbre de lo que puede llegar a pasar aquí y a nivel mundial. Pensé, ¿cuánto tiempo durará y cuáles serán las consecuencias a corto y largo plazo? Realmente, me generó mucho miedo y ansiedad”, explica Alejandra. Por su parte, Sofía estaba en la semana 31 cuando en su trabajo le avisaron que debía quedarse en su casa y no exponerse a ir a la oficina. “Fue un embarazo planeado y celebrado desde el inicio, así que el cambio radical al aislamiento fue una patada a mi alma”, agrega Noelia.
Todo cambió. Las conexiones físicas y presenciales se volvieron virtuales, los controles médicos adquirieron una mayor complejidad, pedir delivery se convirtió la primera opción y desinfectar todo es una tarea diaria. “Es inevitable no adquirir esa pequeña paranoia de sentirte culpable si algún polvo de más entra a tu casa, porque estar embarazada te coloca en un grupo de riesgo”, cuenta Alejandra.
La vida de Sofía cambió el 13 de marzo. Debió trabajar desde su casa, encargarse de la limpieza, de la comida y de su hija, todo al mismo tiempo. La tecnología se volvió esencial e irreemplazable, los baby showers no se pudieron concretar y los regalos llegaron como nos llegan muchas cosas hoy, por entrega directa.
Noelia, por su parte, cuenta que cada salida de la casa es difícil porque quiere hacer todo rápido y estar de vuelta en su hogar. “Mi hija Emma está siendo una campeona para lidiar con el encierro, los niños sorprenden con su capacidad de entender y sobrellevar situaciones difíciles”, agrega.
Estar encerrada en mi departamento, sola, con la incertidumbre de lo que puede llegar a pasar aquí y a nivel mundial. Pensé, ¿cuánto tiempo durará y cuáles serán las consecuencias a corto y largo plazo? Realmente, me generó mucho miedo y ansiedad.
Alejandra Núñez
Lo bueno —si queremos verlo de ese lado— de vivir esta pandemia en este periodo de la historia, es que podemos conectarnos con nuestros seres queridos a través de la tecnología. Ellos, finalmente, son el mayor apoyo con el que podemos contar, y así también lo consideran nuestras entrevistadas.
Estar embarazada en un contexto de aislamiento total es una limitación doble, cuenta Alejandra. “Es quizá el momento más importante de mi vida y no voy a poder compartirlo con mi familia ni mis amigos, no podremos abrazarnos y no podrán acercarse a mi hijo hasta que todo esto pase”, acota. Sofía piensa que las restricciones hacen que valoremos de otra manera el contacto humano al que estábamos tan acostumbrados; piensa en su propia madre y en el rol que tiene en este proceso suyo. Le duele no poder compartir con ella todo lo que está viviendo ahora.
Habrá un antes y un después de la pandemia. Para Alejandra, esta situación pone en perspectiva las cosas que realmente importan en la vida. Sofía siente que afrontar este momento con su marido es un desafío; como schoenstattiana, se apoya en la máter y le pide compañía en el parto y sostén durante el posparto.
Noelia tuvo un embarazo con un comienzo tan feliz que esto, al principio, le pareció una mala broma, algo sin sentido e irreal. Pero ahora ve que el nacimiento de su hija será la luz, la esperanza y la vida en medio de tanta aflicción.
Las tres mamis deberán dar a luz a sus hijos en compañía de una sola persona, en una situación sin precedentes, pero aunque estén lejos de muchos seres queridos, saben que no están solas en esta travesía.