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Will Ramírez

El inicio de lo extraordinario

La conexión con la moda surgió tempranamente para Will Ramírez, quien recuerda vívidamente la fascinación que le generó el primer desfile que vio en televisión con solo 7 años. Desde entonces, su interés por la alta costura fue creciendo: coleccionó revistas, bocetó incontables veces y se formó en moldería, costura y diseño. Hoy, con su marca homónima, busca la individualidad y evade las tendencias efímeras para crear prendas que hagan sentir “fantásticos” a quienes las visten.

Iniciaban los 2000 cuando la colección Voss de Alexander McQueen lo cautivó en la pantalla chica. Desde ese entonces, este creativo emergente supo que la moda sería su destino. William Ramírez guardaba las revistas dominicales, bocetaba sin cesar en sus cuadernos escolares y, con solo 17 años, se lanzó al concurso Pilar Puro Talento —una competencia anual para diseñadores jóvenes en Paraguay—. Quedó entre los 10 finalistas y, aunque no ganó, la experiencia lo impulsó a explorar su creatividad y definir su estilo.

Estudió Patronaje y Costura en el Centro Tecnológico de Avanzada (CTA), y esto le dio las herramientas para materializar sus ideas “y poder llevar a la realidad todo lo que pasaba por mi cabeza”. Hoy sigue profundizando la teoría y la práctica en la carrera de Diseño de Modas, en la Universidad Americana. A la par, lleva las riendas de su marca homónima, con la cual propone una visión diferente: más jugada, sin caer en lo masivo ni en lo efímero.

“Como diseñador busco la individualidad de las personas; en cierto modo es como un reflejo de mi propia personalidad. No aspiro a seguir tendencias, sino una estética en la que se puedan identificar con lo que estoy creando, que vestir algo de la marca les haga sentir fantásticos, al jugar con siluetas, volúmenes y texturas”, expresa Will.

Como diseñador busca la individualidad de las personas; en cierto modo es como un reflejo de mi propia personalidad. no aspiro a seguir tendencias, sino una estética en la que se puedan identificar con lo que estoy creando.

EL PROCESO DE CREAR

Al buscar piezas de archivo de museos de moda y nutrirse de referencias históricas, Will suma a su proceso creativo las pasarelas de los 90, como los desfiles del mismo McQueen o John Galliano. También, “mis principales fuentes de inspiración son los cuentos de la época victoriana y las obras de Joel-Peter Witkin. La música me ayuda mucho a la hora de concretar las ideas y llegar a la conceptualización”, nos comparte.

Tiene un afán de contar historias a través de las prendas, y de este deseo nace la colección Isïri, que significa “transformación” en el idioma amazónico ayoreo. Cuenta con 31 looks que narran la metamorfosis de mujeres piratas que, tras naufragar en el Amazonas, renacen y se adaptan a la selva.

El diseñador explica que “este concepto está profundamente arraigado en la cosmovisión ayorea, donde la transformación es vista como un proceso continuo que afecta tanto a los seres humanos como a los elementos naturales y espirituales”.

Esta narrativa se despliega en tres actos. El primero de ellos es el de Piratas náufragas, donde predomina la sensación de ruina con vestidos rasgados, volantes sin rematar y corseterías de metal que podrían ser las partes de un barco en zozobra.

El mayor desafío en esta colección fue lograr una cohesión perfecta entre la narrativa, las texturas y las siluetas

Las mujeres luego pasan a convertirse en Conquistadoras de la selva y llevan sastrería asimétrica deconstruida, caderas voluminosas y piezas escultóricas en cuero. Finalmente, a través de los diseños transmutan a Aves, con siluetas envolventes que se fusionan con plumas reales. “El vestido más gratificante de diseñar fue el de plumas negras y cadera falsa. Nunca disfruté tanto ver el proceso de una pieza mía”, confiesa Will.

Profusa en detalles, en Isïri se utilizaron distintas técnicas para evocar esa sensación de naufragio en una época victoriana, diferentes tipos de encajes aplicados con piedras del mismo tono para dar la sensación de que la prenda está mojada, la predominancia de la corsetería avispa, vestidos bordados con restos de joyas y cristales, y plumas de alta costura aplicadas con su forma y color natural.

PRESENTE Y FUTURO

Todo proceso tiene sus retos, y el modisto lo vivió de esta manera: “El mayor desafío en esta colección fue lograr una cohesión perfecta entre la narrativa, las texturas y las siluetas. También la tarea de encontrar los materiales adecuados, ya que tuve que recurrir a proveedores de fuera del país”. Sin embargo, el resultado fue gratificante, especialmente al ver cómo sus diseños empoderan a las mujeres y hacen sentir fuertes y sorprendentes a quienes las observan.

Cabe destacar que Isïri es una historia en sí misma, y las siguientes colecciones que vendrán tendrán su propia narrativa, siempre con el concepto y la estética de la marca. La imaginación no tiene límites y, sobre este punto, Will cree que “el mayor desafío que enfrentamos los diseñadores son las tendencias excesivas. Ya casi nadie busca un estilo o una identidad para vestir, se adapta a lo que está en tendencia. Pero me lo tomo con mucha calma, ya que también hay quienes desean lo diferente”.

En el futuro, el diseñador se ve expandiendo su marca a nivel internacional o asumiendo el rol de director creativo en una firma consolidada. De hecho, ya ha recibido propuestas para vestir a artistas extranjeros, lo que demuestra el impacto de su visión única.

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